EN LA BIBLIA se nos habla de un pobre leproso que vino al Señor Jesucristo buscando sanacion (Mt.8).
¿Has visto a un leproso ser sanado milagrosamente hoy día? Yo lo he visto muchas veces. El poder de Dios para sanar enfermedades incurables es tan grande hoy como siempre lo ha sido. La Biblia, que es la Palabra de Dios, lo confirma. Y, además, yo he probado las promesas de la Biblia muchísimas veces.
Jesús dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero Mis Palabras nunca pasarán".
La Biblia nos habla acerca de Jesucristo el Hijo de Dios, quien vino a este mundo y vivió como un hombre. ¿Por qué lo hizo? Para enseñarnos cómo es Dios.
Mucha gente dice que Dios no sanará al enfermo. Pero Jesús, quien es el Hijo de Dios, sanó a cuantos le tocaron. ¿Por qué? Para probarnos que la voluntad de Dios es sanar al enfermo.
Él dijo: “Yo no he venido a hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, del Padre” (Jn.5:30).
Y declara: “El que me ha visto, ha visto al Padre” ¡Y eso es verdad!
Todo lo que Jesús hizo fue para mostrarnos la voluntad de Dios. Es por eso que Él perdonó a los pecadores, bendijo a los niños, sanó a los enfermos, dio vista a los ciegos, limpió a los leprosos y, como la Biblia declara: “Le siguieron muchas gentes, y sanaba a todos” (Mt.12:15).
Y, mi amigo, Él todavía está haciendo esas mismas cosas hoy, dondequiera que la gente tenga fe en Su Palabra.
Se nos dice que este pobre leproso, despreciado por la gente, vino a Jesús, se humilló ante Él, pidiéndole que tuviera misericordia de él.
Cuando Jesús le vió, sintió una profunda compasión por él, y extendiendo Su mano tocó al inmundo leproso y pronunció la palabra de sanidad. Inmediatamente su carne fue hecha limpia y quedó sano. ¡Esto fue un milagro!
¿Sabías tú que Jesucristo está tan dispuesto a sanarte hoy como lo estuvo para sanar a aquel hombre entonces?
Pero debes venir a Cristo como este hombre lo hizo. Es digno de notarse cómo este leproso vino.
Primero, se arrodilló ante Jesús. Eso enseña humildad.
Nosotros debemos ser humildes ante el Señor si es que esperamos que Él nos salve de nuestros pecados y nos sane de nuestras enfermedades.
Él dijo: “Cualquiera que se humillare como un niño... éste es el mayor en el reino de los cielos” (Mt. 18:4).
La Biblia dice: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.
¿Te humillarás ante Dios ahora mismo? Él oirá tus oraciones. Él perdonará tus pecados y sanará tus enfermedades si tú solamente creyeres.
Luego la Biblia nos dice que el leproso adoraba a Jesús. Debe notarse que él adoró al Señor aún antes de recibir sanacion.
Mucha gente dice: “Oh, yo creeré en Jesús y le serviré, si Él me sanare o si hiciere algún gran milagro por mí.”
Mi amigo, Él espera que tengas fe en Él primero. Cree en ÉI —dale tu corazón y vida— déjale venir a tu corazón —adórale— entonces Él cumplirá Sus promesas contigo.
Él dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y (entonces) todas las cosas os serán añadidas” (Mt.6:33).
¿Puedes creer y adorarle a El ahora?
Tercero, el leproso buscó al Señor. Esto significa que él oró a Cristo con todo su corazón; no una oración de medio corazón, sino con sinceridad y amor profundo.
Dios dice: “Me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer.29:13). ¡Y yo sé que es la verdad!
Un leproso vino a donde yo estaba predicando. Allí estuvo entre la multitud tres noches, y no quería creer en Jesús. Pero al fin un cambio se operó en él. Él creyó, clamando con lágrimas, y recibió a Jesús en su corazón. Sus pecados fueron todos lavados y fue instantáneamente sanado en su carne.
El Señor hará lo mismo por ti ahora.
El Señor hará lo mismo por ti ahora.
¿Le darás a Él tu corazón y orarás a Él sinceramente? Si lo haces Él te salvará y te sanará también.
Por último: Este leproso que vino a Cristo tenía una súplica: “Señor, si quieres, puedes limpiarme.”
Mucha gente hace lo mismo y se pregunta: “¿Es la voluntad de Dios sanarme?”
Mucha gente hace lo mismo y se pregunta: “¿Es la voluntad de Dios sanarme?”
Bueno, ¿cuál fue la respuesta de Jesús? Escucha: Él dijo, “Quiero, sé limpio. Y luego su lepra fue limpiada” (Mt. 8:3).
¿Está Él ahora listo para sanarte? ¡Sí! Está tan dispuesto como lo estuvo para sanar a aquel leproso.
¿Cómo puedes tú saberlo? Por Sus promesas. Él dijo: “Si algo pidiereis en Mi Nombre, yo lo haré” (Jn. 14:14).
Existe otra razón: Porque sanó a todos los que vinieron a Él en los tiempos bíblicos, y la Escritura dice que, “Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.”
Otra razón, además, es que Él ha sanado a miles de enfermos y no hace acepción de personas. Él te ama a ti tanto como ama a cualquier otra persona en este mundo. Ahora mismo: Cree en Jesucristo, ven a Él, humíllate ante Él, adórale, invócale con todo tu corazón, haz como hizo el leproso. Él perdonará tus pecados y sanará tu cuerpo enfermo ahora mismo. ¡Ten fe en Dios! ¡Para Él todo es posible!
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