Monday, November 24, 2014

Milagros Eucaristicos 1 Padre Carlos Cancelado.

Las Florecillas de San Francisco Capitulo XIV



En los comienzos de la Orden, estaba una vez San Francisco reunido con sus compañeros en un eremitorio hablando de Cristo; en esto, impulsado por el fervor de su espíritu, mandó a uno de ellos que, en nombre de Dios, abriese la boca y hablase de Dios como el Espíritu Santo le inspirase. Obediente al mandato recibido, el hermano habló de Dios maravillosamente; San Francisco le impuso silencio, y mandó lo mismo a otro; éste obedeció, a su vez, y habló de Dios con mucha penetración; San Francisco le impuso silencio de la misma manera y mandó al tercero que hablase de Dios; también éste comenzó a hablar tan profundamente de las cosas secretas de Dios, que San Francisco conoció que, al igual que los otros dos, hablaba bajo la acción del Espíritu Santo.

Y esto quedó demostrado, además, por una señal expresa, porque, mientras se hallaban en esa conversación, apareció Cristo bendito en medio de ellos con el aspecto y figura de un joven hermosísimo, y, bendiciéndoles a todos, los llenó de tanta dulcedumbre, que todos quedaron al punto fuera de sí y cayeron a tierra como muertos, ajenos totalmente a las cosas de este mundo. Cuando volvieron en sí, les dijo San Francisco:

-- Hermanos míos amadísimos, dad gracias a Dios, que ha querido, por la boca de los sencillos, revelar los tesoros de la divina sabiduría, ya que Dios es quien abre la boca a los mudos y hace hablar sabiamente a los sencillos.

En alabanza de Cristo. Amén.

Las Florecillas de San Francisco. Capítulo XIII




Cómo San Francisco y el hermano Maseo
colocaron sobre una piedra, junto a una fuente,
el pan que habían mendigado,
y San Francisco rompió en loores a la pobreza.

El admirable siervo y seguidor de Cristo messer San Francisco, para conformarse en todo perfectamente a Cristo, quien, como dice el Evangelio, envió a sus discípulos de dos en dos a todas las ciudades y lugares a donde Él debía ir, una vez que, a ejemplo de Cristo, hubo reunido doce compañeros, los mandó de dos en dos por el mundo a predicar. Y para darles ejemplo de verdadera obediencia, se puso el primero en camino, a ejemplo de Cristo, que comenzó a obrar antes que a enseñar. Habiendo asignado a los compañeros las otras partes del mundo, él tomó al hermano Maseo por campanero y se dirigió a tierras de Francia (3).

Al llegar un día muy hambrientos a una aldea, fueron, según la Regla, a pedir de limosna el pan por amor de Dios. San Francisco fue por un barrio y el hermano Maseo por otro. Pero como San Francisco era de aspecto despreciable y pequeño de estatura (4), por lo que daba la impresión, a quien no le conocía, de ser un pordiosero vil, no recogió sino algunos mendrugos y desperdicios de pan seco. Al hermano Maseo, en cambio, por ser tipo gallardo y de buena presencia, le dieron buenos y grandes trozos, y aun panes enteros.

Tuesday, November 11, 2014

YO EN LA CAMA, TU EN LA CRUZ.



¡Jesús, Jesús! Yo en la cama y Tu en la cruz.

Yo en la cama, acostado; Tu en la cruz, clavado.

Yo, la cabeza en blanda almohada; Tu, la tuya, de espinas coronada.

Yo, quejándome; Tu, animándome.

Yo, sin pensar que mis dolores unidos a los Tuyos, tienen un valor infinito.

Tu, anhelando sufrir más para pagar nuestros pecados.

Jesús, Jesús, yo en la cama y Tu en la cruz.

Jesús, creo en ti. Jesús, espero en ti. Jesús, voy a ti.

CREO EN TI



Cuando llega la dificultad y las pruebas, en los momentos de angustia, de duda o enfermedad, es bueno decir al Señor que seguimos creyendo en El.

1. Señor, Tu siempre me has dado la fuerza necesaria y aunque débil, creo en Ti.

2. Señor, Tu siempre me has dado la paz de cada día y aunque angustiado, creo en Ti.

3. Señor, Tu siempre me has guardado en la prueba y aunque estoy en ella, Creo en Ti.

4. Señor, Tu siempre has alumbrado Mis tinieblas y aunque no tengo luz, creo en Ti.

ACEPTACIÓN DE LA ENFERMEDAD I



Señor Jesús, la enfermedad ha llamado a la puerta de mi vida: una experiencia dura, una realidad difícil de aceptar. No obstante, te doy gracias por esta enfermedad: me ha hecho tocar con la mano la fragilidad y la precariedad de la humana existencia. Ahora miro todo con otros ojos: lo que soy y lo que tengo, no me pertenece, es un don tuyo. He descubierto qué quiere decir depender, tener necesidad de todo y de todos, no poder hacer nada solo.

He vivido la soledad y la angustia, también el afecto y la amistad de tantas personas.

¡Señor!, aunque me es difícil, repito: "¡Hágase tu voluntad!".

Te ofrezco mis sufrimientos y los uno a los de Cristo Crucificado.

Bendice las personas que me asisten y las que sufren por mí. Amén.

ACEPTACIÓN DE LA ENFERMEDAD II




Ayúdame, Señor, a obtener el fruto espiritual que Tú pretendes con esta enfermedad que me has enviado. Haz que comprenda que las enfermedades del cuerpo me ayudan a conseguir un conocimiento más perfecto del mismo, a desprenderme de todo lo creado y me invitan mediante la espontánea reflexión que trae consigo, sobre la brevedad de la vida, a trabajar con más empeño y seriedad en preparar mi alma para la vida futura donde no existe ni enfermedad ni pena, sino el eterno gozo de tu compañía.


Ayúdame, Señor, a obtener el fruto espiritual que Tú pretendes con esta enfermedad que me has enviado. Haz que comprenda que las enfermedades del cuerpo me ayudan a conseguir un conocimiento más perfecto del mismo, a desprenderme de todo lo creado y me invitan mediante la espontánea reflexión que trae consigo, sobre la brevedad de la vida, a trabajar con más empeño y seriedad en preparar mi alma para la vida futura donde no existe ni enfermedad ni pena, sino el eterno gozo de tu compañía.

ORACIÓN POR UN ENFERMO



Señor Jesús, aquel (aquella) a quien amas está enfermo (a). Tú lo puedes todo; te pido humildemente que le devuelvas la salud. Pero, sin son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de sobrellevar cristianamente su enfermedad.

En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos venía a ti, dame esa misma dulzura, ese tacto que es tan difícil de tener cuando se esta sano.

Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle, que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarles, si es su deseo.
Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por ello. Pero haz que el sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la abnegación y en la caridad. Amén.

Oración Para Antes de Dormir




Padre mío, ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron, aquí al pie de la cama
mi alma se eleva hasta Tí, para decirte:
Creo en Tí, espero en Tí, te amo con todas
mis fuerzas, Gloria a Tí Señor.

deposito en tus manos, la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos de este día
que quedó atrás.

Si los nervios me traicionaron, si los impulsos
egoístas me dominaron, si di entrada al rencor
o a la tristeza, ¡Perdón, Señor!. Ten piedad de mí.

Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas,
si me dejé llevar por la impaciencia.
Si fui espina para alguien ¡Perdón, Señor!.
No quiero esta noche entregarme al sueño, sin sentir
sobre mi alma la seguridad de tu misericordia,
tu dulce misericordia, enteramente gratuita, Señor.

Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra
fresca que me ha cobijado durante todo este día.
Te doy gracias porque, invisible, cariñoso, envolvente,
me has cuidado a lo largo de estas horas.

Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma.
Envía el ángel de la paz a esta casa. Relaja mis nervios
sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones,
inunda mi ser de silencio y serenidad.

Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego
confiado al sueño, como un niño que duerme
feliz entre tus brazos.

En tu nombre Señor, descansaré tranquilo.
Amén.

Thursday, November 6, 2014

Testimonio del Padre Jordi Rivero



Era yo un joven estudiante de ingeniería cuando mi madre me invitó a un grupo de oración. La primera visita fue una gran sorpresa. Los cantos de alabanza, el gozo, los brazos elevados hacia el cielo y el entusiasmo por la Palabra de Dios. Era evidente que aquellas personas creían en un Dios vivo que se manifestaba entre ellos. Se oraba por los enfermos, con frecuencia se cantaba y rezaba en unas lenguas extrañas según el don de lenguas. 

Algunas personas dieron sus testimonios de curación o de favores recibidos. Otra experiencia nueva para mi fue escuchar palabras dichas en nombre de Dios: “Hijos míos les amo”, “Hijos míos quiero un pueblo fiel y obediente”. Sabía que eran mensajes bíblicos, pero todos los escuchaban concientes que son mensajes dirigidos a nosotros ahora y le daban gracias a Dios.

Pregunté si eran católicos y sonriendo me dijeron “¡claro!”. Yo no estaba muy convencido hasta que me demostraron que ese mismo año (1975) habían celebrado una gran conferencia en Roma y el Papa les había concedido celebrar la Santa Misa en el altar mayor de San Pedro presidida por el Cardenal Suenens.  

Monday, November 3, 2014

Sexualidad Cristiana: El SIDA y su Prevención

En el envase de los preservativos, en la publicidad y en los lugares donde éstos se distribuyen, una advertencia que diga que el preservativo no es seguro


Por: Entrevista al Cardenal Alfonso Lópéz Trujillo | Fuente: Radio Vaticano





¿Podría usted establecer establecer su posición tal como lo explicó en la BBC respecto a la ineficacia del uso de preservativos para prevenir la difusión del SIDA?

Mis afirmaciones en una reciente entrevista con la BBC de Londres, en el programa Panorama, hablando del uso de la contracepción para prevenir la difusión del SIDA, trataban de establecer lo siguiente.
Imaginaba que este asunto era mejor conocido, y me sorprendí con algunas de las reacciones. Es aún más curioso porque el programa no ha sido aún retransmitido. El asunto del “sexo seguro” ha sido tratado en varios estudios científicos. Entre mis preocupaciones estaba la intención de no engañar a la gente, especialmente a la juventud, haciéndolos pensar que es “seguro”, cuando de hecho eso aún no ha sido probado. ¿Cuántos jóvenes han tomado el camino de la promiscuidad, presionados por la falsa hipótesis, y han caído víctimas de esta pandemia? ¡Es una responsabilidad muy seria!

Acompañar al Enfermo en su Dolor


Un hasta luego que nos hará sentir que no fue tiempo perdido el que pasamos junto a él


Por: Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net




Acompañar al enfermo en su dolor
Cada hombre enfermo toca nuestro corazón de un modo particular. La mayoría experimenta compasión, un profundo deseo de asistir o acompañar a quien sufre, a quien vive la experiencia de la incapacidad, del dolor, tal vez la desesperación y la amargura.

El dolor de otros nos afecta a todos. Querríamos aliviarlo, ayudarle a encontrar caminos para curarlo, u ofrecerle medios para una rápida recuperación. Querríamos que el enfermo no quedase abandonado a su suerte. Querríamos que pudiese encontrar maneras para seguir en la vida de un modo más o menos autosuficiente, libre, indoloro.

A veces no podemos hacer casi nada para que regrese la deseada salud, pero sí mucho para mostrar nuestro afecto y cercanía. Eso ya es mucho. A veces basta con estar allí, a su lado. Con una palabra oportuna, o con la sonrisa de siempre; con un chiste, o con el recuerdo de momentos más felices, más buenos.