Saturday, March 31, 2012

Domingo de Ramos



El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.

En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.

Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los olivos para recalar en la capilla de Betfagé, que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. .

Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta y sin subterfugios aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.

San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".

Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.

Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.

Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo.

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.

Era el anuncio del amor de un Dios que baja con nosotros hasta el abismo de lo que no tiene sentido, del pecado y de la muerte, del absurdo grito de Jesús en su abandono y en su confianza extrema. Era un anuncio al mundo pagano tanto más realista cuanto con él se podía medir la fuerza de la Resurrección.

La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.

FORMA BREVE DE HACER EL VIA CRUCIS



Utilizada Por Los Padres Franciscanos En Las Misiones

Primera Estación:
Jesús Es Condenado A Muerte

¡O Jesús, tan manso y silencioso! Enseñadme la resignación en las pruebas de la vida.

Segunda Estación:
Jesús Lleva La Cruz A Cuestas

Jesús mío, esta Cruz debe ser mía, y no Vuestra. Mis pecados Os han crucificado.

Tercera Estación:
Nuestro Señor Cae Por Primera Vez

¡O Jesús! Por esta primera caída, nunca me permitáis caer en pecado mortal.

Cuarta Estación:
Jesús Encuentra A Su Santísima Madre

¡O Jesús! Que ningún vínculo humano, por más predilecto que sea, me detenga a seguiros en el camino de la Cruz.

Quinta Estación:
Simón Cirineo Ayuda a Jesús A Llevar La Cruz

Simón, con repugnancia Os asistió, mi buen Jesús. Concededme la paciencia de sufrir todo por Vos.

Sexta Estación:
Verónica Enjuga El Rostro De Jesús

¡O Jesús! Habéis imprimido la imagen de Vuestro Divino Rostro en el velo de Verónica. Estampadla también, indeliblemente en mi corazón.

Séptima Estación:
Jesús Cae Por Segunda Vez

Por Vuestra segunda caída, preservadme, amado Señor, de recaer en el pecado.

Octava Estación:
Jesús Consuela A Las Mujeres De Jerusalén

Mi mayor consuelo, O buen Jesús, sería oíros decir: "Muchos pecados se os han sido perdonados porque habéis amado mucho.""

Novena Estación:
Jesús Cae Por Tercera Vez

¡O Jesús! Cuando me siento rendido de cansancio en la larga jornada de la vida, sed mi fuerza y mi perseverancia.

Décima Estación:
Jesús Es Despojado De Sus Vestiduras

A mi alma se le ha robado la vestidura de inocencia. Cubridme, dulce Jesús, con el vestido de la penitencia y contrición.

Undécima Estación:
Jesús Es Clavado En La Cruz

Dios mío, habéis perdonado a Vuestros enemigos; enseñadme a perdonar las injurias, y a olvidarme de ellas.

Duodécima Estación:
Jesús Muere En La Cruz

Estáis muriendo, mi buen Jesús. No obstante, Vuestro Sagrado Corazón sigue latiendo amorosamente por Vuestros hijos pecadores.

Décima-tercia Estación:
Jesús Es Bajado De La Cruz

Recibidme en vuestros brazos, O madre Dolorosa, y obtened para mí una contrición perfecta de mis pecados.

Décima-cuarta Estación:
Jesús Es Colocado En El Sepulcro

¡O Jesús! Cuando yo Os reciba en la Santa Comunión, transformad mi corazón. Que se convierta en habitación digna y adecuada de Vuestro adorable Cuerpo. Amén.

"Jesús, María, Os amo; salvad almas."

Las 4 Llaves Del Cielo Son:
LA MISA
EL ROSARIO
EL ESCAPULARIO
EL VIA CRUCIS

"Jesús, María, Os amo; salvad almas."

EL HERMANO ESTANISLAO (1903 - 1927)

A la edad de 18 años, un joven español ingresó al noviciado de los "HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS", en Bugedo. En la vida religiosa, este joven tomó los votos de religión que son: el cumplimiento de los reglamentos; avanzar en la perfección cristiana; y alcanzar el amor puro. El mes de octubre de 1926, este hermano se ofreció a Jesús por medio de María Santísima. Poco después de haber hecho esta donción heróica de sí mismo, el joven religioso se enfermó y fue obligado a descansar. Murió santamente el mes de marzo, 1927. Según el maestro de novicios, este religioso era un alma escogida de Dios; y que recibía mensajes del Cielo. Los confesores del joven, así como los teólogos, reconocieron estos hechos sobrenaturales como actos insignes. El joven se llamaba Hermano Estanislao. El director espiritual del Hermano Estanislao le había ordenado a escribir todas las promesas transmitidas por NUESTRO SEÑOR. Esto sería para el bien espiritual de los que fueran devotos al VIA CRUCIS. Las promesas son las siguientes:

1.- Yo concederé todo cuanto se Me pidiere con fe, durante el Via Crucis.

2.- Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican a rezar el Via Crucis.

3.- Durante la vida, Yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi ayuda especial en la hora de la muerte.

4.- Aunque tuvieran más pecados que las hojas de la hierba que crece en los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán borrados por medio de esta devoción al Via Crucies. (nota: Esta devoción no elimina la obligación de confesar los pecados mortales. Se debe confesar antes de recibir la Santa Comunión.)

5.- Los que acostumbran rezar del Via Crucis frecuentemente, gozarán de una gloria extraordinaria en el Cielo.

6.- Después de la muerte, si estos devotos llegasen al Purgatorio, Yo los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.

7.- Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Via Crucies; y mi bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.

8.- A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espiritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en Mis Brazos.

9.- Si la rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde Me complaceré en derramar Mi Gracia.

10.- Fijaré la mirada de Mis Ojos sobre aquellas almas que rezan el Via Crucis con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.

11.- Así como Yo fui clavado en la Cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que Me honran, con el rezo frecuente del Via Crucis.

12.- Los devotos del Via Crucis nunca se separarán de Mí porque Yo les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.

13.- En la hora de la muerte, Yo les consolaré con Mi presencia, e iremos juntos al Cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Via Crucis.

14.- Para estos devotos del Via Crucis, Mi Alma será un escudo de protección que siempre les prestará el auxilio cuando recurran a Mí.

"Jesús, María, Os amo; salvad almas."

San Alfonso Liguori escribio: "Si usted reza usted esta seguro de salvar su alma. Si usted no reza esta igual de seguro de perder su alma."

Fuente: Devocionario La Pietra

Wednesday, March 28, 2012

Fraternidad Tiberiades Evangelizando..

Jugando con los pequenos.


 Convivio con los hermanos Espanoles.


 El camino es largo, un pequeno descanso. Este Graffiti si vale.

 Orando por cada una de nuestras necesidades


Con mucho animo evangelizando.

Sunday, March 25, 2012

Oración de Protección



¡Oh Jesús, la verdadera libertad de los ángeles y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza con que fuisteis oprimido, cuando Vuestros enemigos como leones furiosos, os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo.

 En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os suplico. ¡Oh mi Salvador, y Redentor! que me libréis de todos mis enemigos visibles e invisibles y que bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna. Amén.

Testimonio del Padre Jordi Rivero. Colaborador de Ministerio Jesus Te Sana

A los Necesitados de Luz y Consolación

Me ha llamado la atención la cantidad de personas que busca en internet "frases de consolación". De las personas que llegan a este blog a través de búsquedas en Google, que es el 40% de las visitas diarias, la búsqueda de mayor impacto es "frases de consolación". Está claro, en la vida hay sufrimiento y agradecemos aquello que contribuya a disminuir la intensidad de una pena.

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Es saludable reconocernos vulnerables

Todos o casi todos conocemos el sufrimiento físico y moral, el peso profundo del propio pecado, la oscuridad del misterio de Dios, la incógnita del futuro, lo difícil que es encajar el sufrimiento en la familia, la soledad, la enfermedad, la traición, las humillaciones, la incomprensión de los seres queridos, etc. Así es la condición humana. Así es la vida... Por eso buscamos consolación. Esta vida es maravillosa pero tiene luces y sombras.

Qué saludable es sentirnos vulnerables y que no nos dé vergüenza reconocerlo. Y luego, tener la humildad y el valor de pedirle a Dios consolación y fortaleza.

El consolador tiene un nombre

Jesucristo, al volver al Padre, no quiso dejarnos solos; vio que necesitaríamos compañía y consuelo para nuestra peregrinación camino al cielo. ¿Qué fue lo último que hizo en su vida terrena? Expiró. Exhaló el Espíritu", refiere san Mateo. (Mt 27, 50) Nos dejó su Espíritu.

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"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de Verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce" (Jn 14,16) "Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré" (Jn 16,7).

Lo más común en la oración es dirigirse a Dios Padre y a Dios Hijo. Al Espíritu Santo se le llama "el Gran Desconocido". Pero Jesucristo le llamó: "Paráclito", que significa "Consolador". Esa consolación que tanto buscamos tiene un nombre: Espíritu Santo. La consolación, más que un estado anímico, es el fruto de una presencia, la presencia de una Persona: la tercera persona de la Trinidad.

Cuando el Espíritu Santo se derrama sobre nosotros y nosotros lo acogemos como el "dulce huésped del alma" y somos fieles a sus inspiraciones, Él va produciendo sus frutos. Su presencia se demuestra con frutos. El don de Consolación abarca toda la realidad que Pablo enumera cuando habla de los frutos del Espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, longanimidad, fidelidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad. (cf Gál 5, 22-23) Por eso, si buscamos consolación, debemos acudir a la fuente y origen de todo consuelo.

El inicio de la meditación diaria

La meditación diaria se inicia con la invocación al Espíritu Santo.
Si te sucede que al leer este himno del Espíritu Santo dices: "ya lo conozco" o "ya lo leí", y vas adelante con otra cosa, te sugiero hacer un alto y reflexionar. El hombre de oración o que quiere progresar en la oración, gusta y saborea estas cosas. Cada vez que entra en contacto con ellas se detiene y las disfruta. Si tu oración suele ser cerebral, tal vez pases adelante. Si tu oración es más contemplativa, podrás disfrutarlo más, saboreándolo interiormente. No se trata de saber o de conocer, sino de gustar interiormente las cosas del espíritu. ¡Que lo disfrutes!
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Colaboracion del padre Evaristo Sada L.C.
www.la-oracion.com

Sunday, March 18, 2012

VIDA Y OBRA DE SAN JOSÉ DE NAZARET


ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA Y CUSTODIO DEL REDENTOR

Dios le confió a San José una misión excepcional: ser esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Su Hijo, Jesús, constituyéndose así en el Custodio de la Sagrada Familia. San José es, por lo tanto, el santo que más cerca está de Jesús y de la Virgen.

Las fuentes de información confiable sobre la vida de San José son el evangelio según San Mateo y el evangelio según San Lucas. Existen una variedad de escritos posteriores con muchos detalles contradictorios que se le atribuyen a su vida (el "Evangelio de Santiago", "La Historia Copta de San José", la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José", etc.), pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y nunca han sido considerados verdaderos por la Iglesia.

San José era descendiente del rey David y probablemente nació en Belén, aunque vivía en Nazaret en el tiempo de la Anunciación. Su oficio era el de carpintero (Mateo 13,55, Marcos 6,3).

Las palabras de la Anunciación por parte del ángel Gabriel acerca de la venida del Hijo de Dios que se encuentran en el Evangelio según San Lucas 1,28-38, fueron dichas «a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.» (Lucas 1,27).

En la cultura judía de entonces, toda mujer debía pertenecer a un hombre: a su padre, a su esposo o, si fuera viuda, a un hijo, por lo que este compromiso daba ya los derechos de la vida conyugal; es decir, María ya es esposa de José, aún cuando ella no había salido todavía de la casa paterna (Mateo 1,20,24).

José fue hombre agradable a Dios: justo, bueno (Mateo 1,19). Cuando María quedó embarazada por obra del Espíritu Santo es evidente que José aún no sabía cuál sería su papel en este misterio; pero pronto quedaría aclarado cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1,20,21).

De esta manera, aunque José no era padre natural de Jesús, el Hijo de Dios, a él se le encomendó darle el nombre, lo que era propio del padre o tutor y, por lo tanto, San José se convierte en el hombre elegido por Dios para una confianza muy especial: ser el Custodio del Redentor, de María Santísima y del misterio cuyo cumplimiento habían esperado desde hacía muchas generaciones la estirpe de David y toda la “casa de Israel”.

Juan Pablo II nos dijo: “José entra en este puesto con la sencillez y humildad, en las que se manifiesta la profundidad espiritual del hombre; y él lo llena completamente con su vida. «Al despertar José de su sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado» (Mateo 1,24). En estas pocas palabras está todo. Toda la decisión de la vida de José y la plena característica de su santidad. «Hizo». José es hombre de acción. Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra suya. En cambio, ha descrito sus acciones: acciones sencillas, cotidianas, que tienen a la vez el significado límpido para la realización de la promesa divina en la historia del hombre; obras llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura”.

Durante la Navidad en Belén (Lucas 2,1-18), contemplamos a San José en medio de circunstancias adversas, muy cerca de Santa María, lleno de delicadezas con Ella. Jesús va a nacer. Él ha preparado lo mejor que ha podido aquella gruta del pesebre. Pidámosle nosotros que nos ayude a preparar nuestra alma para recibir a Jesús.

Luego vemos a la Sagrada Familia en el momento de la presentación en el templo (Lucas 2,22-35). De nuevo San José dice “sí” a Dios, sin objeciones ni demoras, cuando “el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.» José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre y partió hacia Egipto” (Mateo 2,13,14).

Imaginemos esa huida de noche, a través de cientos de kilómetros de desierto, hacia un país extraño, sin conocer su lengua, sus costumbres, sin contactos, sin trabajo del cual vivir... para después de un tiempo regresar, siempre en obediencia a la voluntad del Señor (Mateo 2,19-23).

Seguramente Jesús llamaba “padre” a José (Lucas 2,48), pero en el templo de Jerusalén, después que él y María encontraron a Jesús a quien habían perdido de vista, José escucha las misteriosas palabras: «¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?» (Lucas 2,49)... y José, lo mismo que María, saben bien de Quién habla. No obstante, Jesús estaba sumiso tanto a José como a María (Lucas 2,51) tal como un buen hijo está sumiso a sus padres.

Pasan los años de la vida oculta de la Sagrada Familia de Nazaret. El Hijo de Dios, enviado por el Padre, está oculto para el mundo, oculto para todos los hombres, incluso para los más cercanos. Sólo María y José conocen su misterio. Viven este misterio cada día. El Hijo del Eterno Padre pasa, ante los hombres, por hijo de ellos; por «el hijo del carpintero» (Mateo 13,55). Al comenzar el tiempo de su misión pública, Jesús recordará, en la sinagoga de Nazaret, las palabras de Isaías que en aquel momento se cumplían en Él, y los vecinos y los paisanos dirán: «¿No es el hijo de José?» (Lucas 4,16-22). El Hijo de Dios, el Verbo Encarnado, durante treinta años de vida terrena permaneció oculto: se ocultó a la sombra de José. Al mismo tiempo, María y José permanecieron escondidos en Cristo, en su misterio y en su misión.

Como se puede deducir del Evangelio, San José dejó esta vida antes de que Jesús se revelara al mundo como Cristo, pues no aparece en los relatos del Evangelio de Su predicación, pasión, muerte y resurrección. Al morir Jesús, María queda sin familia cercana (viuda, sin hijos) que la pueda acoger y, para los judíos de entonces, es como una maldición para una mujer el quedarse sola. Jesús, estando en la cruz, confía María a su discípulo Juan, “Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Juan 19,27). Sería absurdo, inconcebible, que una madre tuviera que ir a vivir con otro familiar teniendo esposo o hijos propios.

A propósito de San José, nuestro recordado Juan Pablo II, nos regala esta reflexión: “La Iglesia, que, como sociedad del Pueblo de Dios, se llama a sí misma también la Familia de Dios, ve igualmente el puesto singular de San José en relación con esta gran Familia, y lo reconoce como su Patrono. Esta meditación despierta en nosotros la necesidad de la oración por intercesión de aquél en quien el Padre celestial ha expresado, sobre la tierra, toda la dignidad espiritual de la paternidad. La meditación sobre su vida y las obras, tan profundamente ocultas en el misterio de Cristo y, a la vez, tan sencillas y límpidas, ayude a todos a encontrar el justo valor y la belleza de la vocación, de la que cada una de las familias humanas saca su fuerza espiritual y su santidad”.

Invocaciones a San Jose



Día 1º- Padre de Jesús. Escogido por el Eterno Padre, con amor previsor, para ser un padre para Jesús, tú, oh san José, has sido uno de los principales interlocutores en el plan de la salvación, según las promesas de Dios a su pueblo.

Ayúdame, san José, a leer hoy, el proyecto de Dios sobre mi vida, conforme a su plan de salvación.

Día 2º- Hombre de los proyectos divinos. Durante tu vida, tú, san José, no te has preocupado por hacer cosas grandes, sino por cumplir bien la voluntad de Dios, inclusive en las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor.

Enséñame, san José, la prontitud en buscar y realizar la voluntad de Dios.

Día 3º- Esposo de la Madre de Dios. Después de la perturbación inicial, oh san José, tu ‘sí’ a la voluntad de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como tu esposa. Fue por tu ‘sí’ que Jesús formó parte, a pleno derecho, de la estirpe de David ante la ley y ante la sociedad.

Te confiamos, oh san José, a todos los padres, para que, siguiendo tu ejemplo, acepten en los hijos el don inestimable de la vida humana.

Día 4º- Hombre del silencio. Junto a Jesús y a María, san José, fuiste hombre del silencio. Tu casa fue un templo. ¡Un templo donde lo primero fue el amor!

Enséñame, oh san José, a dominar mi locuacidad y a cultivar el espíritu de recogimiento.

Día 5º- Hombre de fe. Aún más que Abraham, a ti, san José, te tocó creer en lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del Hijo de Dios.

Fortalece, oh san José, a quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios.

Día 6º- Hombre de la esperanza. Oh San José, tú has vivido en una actitud de serena esperanza ante la persona de Jesús, de quien, durante tu vida, jamás pudiste vislumbrar algo que revelara su divinidad.

Aumenta, san José, mi capacidad de esperanza, alimentando el aceite para mis lámparas de espera.

Día 7º- Hombre del amor a Dios. Oh san José, tú diste pruebas de entrega plena y total a tus seres queridos, Jesús y María, y con ello dabas gloria a Dios.

Enséñame, oh san José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas, y al prójimo como a mí mismo.

Día 8º- Hombre de la acogida. Oh san José, tu trabajo te llevaba a relacionarte a menudo con la gente, y en ello diste pruebas de atenta cortesía y de calurosa acogida.

Oh san José, ¡que yo sepa descubrir aquellos gestos que me hacen imagen viva de la disponibilidad con que Dios nos recibe tal como somos!

Día 9º- Hombre del discernimiento. No te fue tan fácil, oh san José, discernir entre las circunstancias de la vida lo que Dios quería de ti para tu misión y tu familia.

Ayúdame, oh san José, a intuir entre los acontecimientos del día el paso de Dios por mi vida.

Día 10º- Hombre de la docilidad. ¡Qué hermosa fue tu docilidad, oh querido santo, en actitud de constante atención a la Sagrada Escritura y a la voluntad de Dios!

Aleja de mí, oh san José, la presunción, el apego tonto a mis opiniones, la obstinación de seguir sólo mis ideas.

Día 11º- Hombre de la entrega. Tú, oh san José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas con disgusto o mala gana.

Ayúdame, oh san José, a no ser flojo en mis responsabilidades, sino a dedicarme a mis quehaceres con la máxima entrega.

Día 12º- Hombre de la sencillez. Ser persona sencilla como tú, oh san José, no es sólo una dimensión del carácter, sino una virtud adquirida con el esfuerzo diario de hacerse disponible a los demás.

Ayúdame, oh san José, a no ser persona complicada, retorcida, e inaccesible, sino amable, sencilla y transparente.

Día 13º- Hombre de la confianza. Tu seguridad, oh san José, se cimentaba en la atención y adhesión constante a la voluntad de Dios, tal como iba manifestándose día tras día.

Haz, oh san José, que yo tenga la seguridad de quien confía en Dios, sabiendo que en cualquier situación, aunque adversa, estoy en sus manos.

Día 14º- Hombre de la paz. Tú, oh san José, como padre has educado a Jesús adolescente hacia aquellos valores que luego Él predicó, proclamando felices a “los que trabajan por la paz”.

Oh san José, ayúdame a promover la paz en mi propia familia y en el ambiente donde vivo y trabajo.

Día 15º- Ejemplo de humildad. ¡Cómo te sentías pequeño a tus ojos, oh san José! ¡Cómo amabas tu pequeñez! Siempre en la sombra, mantuviste tu vida bien escondida para responder al proyecto de Dios.

Ayúdame, oh san José, a huir de la vanagloria. Haz que encuentre gusto en la humildad y en relativizar mis intereses personales.

Día 16º- Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh san José, tu fortaleza, como jefe de familia, fue fundamental en los momentos cruciales que los Evangelios nos dejan entrever. Pero seguramente se consolidó luego en el trabajo de cada día.

Ayúdame, oh san José, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y sufrimientos.

Día 17º- Ejemplo de obediencia. Fue admirable tu obediencia en lo poco que los Evangelios nos revelan. Obedecer, casi a ciegas, a lo que las circunstancias iban indicándote como querer de Dios.

Aleja de mí, oh san José, todas las excusas que mi egoísmo y flojera me presionan para no cumplir la voluntad de Dios.

Día 18º- Ejemplo de justicia. El evangelio te definió hombre justo, querido san José. Lo cual para nosotros ahora significa ser persona que actúa para con Dios y los hombres con rectitud y honestidad.

Alcánzame, oh san José, la ayuda para mantener actitudes sanas en mis relaciones con Dios y los hombres.

Día 19º- Ejemplo de prudencia. Tu prudencia, querido santo, se manifestó en la correcta valoración de las circunstancias para tomar en tu vida aquellas decisiones que mejor favorecían a tu propia familia.

Haz, oh san José, que yo no tome decisiones importantes sin antes valorar bien a quienes realmente puedan afectar.

Día 20º- Ejemplo de pobreza. La vida pobre y escondida en Nazaret, a lado de tus seres queridos, te llevó, querido santo, a ser un trabajador responsable y activo, sin escatimar sacrificio alguno.

Obtenme, oh san José, la gracia del espíritu de pobreza, siendo responsable en mis quehaceres.

Día 21º- Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu esposa, querido san José, recibió, de la bondad de Dios, tanto como tú. Y después de María, nadie cultivó tanto un corazón agradecido por los dones recibidos.

Haz, oh san José, que yo sea consciente de los dones que Dios me otorga cada día.

Día 22º- Ejemplo para los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú, oh san José, sentiste la fatiga y el cansancio del trabajo de cada día.

Ayúdame, oh san José, a valorar la dignidad de mi trabajo, sea cual sea, y a cumplirlo con entusiasmo y responsabilidad.

Día 23º- Ejemplo de la misión. Aunque con una vida escondida, tú, oh querido santo, has cumplido una misión específica, única e irrepetible en la historia.

Haz, oh san José, que yo pueda con la palabra y con el testimonio de vida, colaborar en la misión de la Iglesia para la construcción del reino de Dios.

Día 24º- Custodio de la virginidad. Como esposo de la Madre de Dios cuidaste con amor casto su virginidad respondiendo así al proyecto de Dios.

Haz, oh san José, que yo viva con responsabilidad mi vocación específica, educando y fomentando mi capacidad de amar.

Día 25º- Consuelo de los que sufren. Oh san José, tu vida no estuvo exenta de la sombra del dolor, que has asumido con mucha serenidad y paz del corazón.

Ayúdame, oh san José, a darme cuenta de que una vida de amor no puede estar exenta de la sombra del sufrimiento para que encuentre el camino hacia la verdadera felicidad.

Día 26º- Esperanza de los afligidos. En tu vida, oh san José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin embargo, supiste ubicarte siempre con la seguridad que te daba la esperanza de estar en las manos de Dios.

Te ruego, oh san José, de consolar hoy a todos los que están afligidos por cualquier causa. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.

Día 27º- Patrono de los moribundos. Tú, oh san José, tuviste la suerte de morir asistido por Jesús y tu esposa María. ¡Nadie podría desear algo mejor en el momento más decisivo de su vida!

Asísteme, oh querido santo, en el momento de mi muerte.

Día 28º- Amparo de las familias. Oh san José, la Escritura afirma que a lado tuyo y de María, Jesús “crecía en edad, sabiduría y gracia”.

Te ruego, oh san José, por los niños y los jóvenes para que encuentren en su familia y en la comunidad el ambiente ideal para crecer sanos y felices.

Día 29º- Modelo de vida doméstica. Oh san José, en la Familia de Nazaret asumiste plenamente tu responsabilidad, con espíritu de colaboración y de humildad.

Haz, oh san José, que los padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano con una buena vida cristiana.

Día 30º- Terror de los demonios. Oh san José, fortificado por la Palabra de la Escritura, has podido vencer las tentaciones siempre.

Libera, oh san José, mi corazón y mi mente de toda tentación, para que sea un buen cristiano y un honrado ciudadano.

Día 31º- Patrono de la Iglesia Universal. Oh san José, por la misión que te fue confiada, asistes a la Iglesia de Cristo, haciendo que camine siempre en la verdad y en el amor, para ser luz del mundo.

Guía, querido santo, a la Iglesia de Cristo en el camino de la santidad, para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora del Evangelio.

Wednesday, March 7, 2012

La Inmaculada Concepción

http://expomaria.files.wordpress.com/2011/05/inmaculada-concepcic3b3n.jpg

 Declaración del dogma de la Inmaculada Concepción. Lee aquí el mensaje del Papa,

Es un dogma proclamado en 1854 por el Papa Pío IX:

"... la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano"

No crea que eso se lo inventó la Iglesia en 1854. Si estudia la historia, verá que en ese año lo único que ocurrió fue su formulación a cargo de un Papa pero que desde muchísimos siglos antes se estaba discutiendo el tema (la fiesta de la Inmaculada Concepción, por ejemplo, fue extendida por toda la Iglesia por el papa Sixto IV en 1483).

En la Biblia, si examina el verso 28 del capítulo de Lucas, verá que el ángel saluda a María diciéndole “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. No dice "en adelante estarás llena de gracia" ni nada por el estilo, ella YA ES llena de gracia (lee sobre "La gracia" en este site). En griego el término usado es kecharitomene, que supone un estado previo, actual y posterior. No es "favorecida", ni "de buenas" o cosa parecida. ES LLENA DE GRACIA. ¿Y acaso podía ser de otra forma siendo que, como Arca de la Nueva Alianza, iba a tener en su interior al Salvador? Porque cuando el ángel le dice a María que "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra..." (Lc 1, 35) está refiriéndose a que es la "morada de Yavé" como se confirma al examinar el Antiguo Testamento:

" Entonces la Nube vino a cubrir la Tienda de las Citas y la Gloria de Yavé llenó la Morada." (Ex 40, 34-35; ver también Nm 9, 15-23)

O sea que Dios escogió a María para habitar en ella. Y dice la palabra:

"Construyó su santuario como las alturas, como la tierra, firme para siempre." (Sal 78, 69)

Para complementar el tema de María como morada de Dios, lee antes de seguir adelante el aparte "5. María es la Nueva Arca de la Alianza, la cual debía subir al cielo" en  "La Asunción De Maria" en este blog.

¿Conoce usted alguna persona buena? Encontrarse con esa clase de personas es maravilloso. Ahora imagine que se encuentra con Jesús mismo, ¿no hay palabras, verdad? ¿Le cabe en la cabeza lo que fue TENER a Jesús en el vientre? La maternidad normal santifica, cuánto más y en qué extensión lo haría la de María.

"Esta 'resplandeciente santidad del todo singular' de la que ella fue 'enriquecida desde el primer instante de su concepción' le viene toda entera de Cristo: ella es 'redimida' de la manera más sublime en atención a los méritos de su hijo'. El Padre la ha 'bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo' (Ef 1, 3) más que a ninguna otra persona creada. El la ha 'elegido en él, antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor' (Ef 1, 4)" (Catecismo, N. 492)

María recibió la Gracia en tal forma, que el ángel San Gabriel, "el que tiene entrada al consejo de Dios" (Lc 1, 19), se limita a reconocer esa inefable cualidad de la que María siempre ha gozado: estar llena de ella.

Quien conozca la Biblia se preguntará, y con razón, si así era de especial y única María, ¿porqué entonces se dice también que Esteban estaba "lleno de Gracia" (lee Hch 6, 8)? La respuesta es simple: en español y en otras lenguas la expresión es la misma, pero en el original griego no. Tanto los Hechos de los Apóstoles como el evangio de San Lucas tienen el mismo autor. En el evangelio, el ángel usa expresión distinta para María a la que usa Lucas para referirse a san Esteban, el primer mártir (" Esteban, hombre lleno de gracia y de poder..."). Según el original griego, María es "kecharitomene" pero Esteban es "pleres charitos", lo que supone una diferencia infinita que no queda plasmada en la traducción.

Un hermano separado saltará ante lo dicho hasta aquí y citará Romanos 5, 12:

"Pues bien un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte. Después la muerte se propagó a todos los hombres, ya que todos pecaban." (lee también Juan 1, 10)

O sea: la Biblia afirma que todos pecan.

Como argumento, es bastante deficiente, porque su lectura literal supone que TODOS los hombres tendrían pecado, y eso incluiría a Cristo, verdaro Dios y verdadero hombre y quien no pecó (1 Pe 2, 21-22). Pero la cita también es relevante, porque nos demuestra por qué hay que saber interpretar la Biblia. Y es que justamente sabemos que María fue preservada del pecado original porque ella es la Nueva Arca de la Alianza, según debiste haber leído en "MARIA-> Asunción" en este website. Y agreguemos lo siguiente: Jesús es la Palabra (Jn 1, 14). la palabra en la Antigua Alianza (los diez mandamientos) fueron guardados en el Arca de la Alianza (Ex 24, 3-4). Estaba anunciado:

"Ya llega el día, dice Yahvé, en que yo pactaré con el pueblo de Israel (y con el de Judá) una nueva alianza." (Jr 31, 31)

En el Antiguo Testamento, la antigua alianza estaba representada por las Tablas de la Ley que Moisés recibió de Dios en el monte, y que luego fueron guardadas en el Arca de la Alianza, la cual era tan santa que ni siquiera podía ser tocada ni aún con buenas intenciones:

"Al llegar a la era de Quidom, Uzzá extendió su mano para sostener el Arca, porque los bueyes amenazaban volcarla. Yahvé se enojó contra Uzzá y lo hirió por haber tocado el Arca, cayendo muerto allí delante de Dios." (1 Cr 13, 9-10)

En el templo de Jerusalén, nadie entraba nunca hasta donde se encontraba el Arca (el "Santo de los Santos"), excepto el Sumo Sacerdote durante un breve momento en un día del año, por especial dispensa de Dios, sabiendo que en todo caso era indigno de estar allí, como explica Pablo en Hb 9, 1-8

Sin embargo, con toda la Santidad de la Antigua Alianza, la Nueva Alianza es superior:

"Pero ahora Jesús celebra una liturgia tanto superior cuanto es mediador de una alianza mucho mejor y que promete mejores beneficios." (Hb 8, 6)

Entonces, si el Arca de la Alianza es Santa, como no lo sería María, la Nueva Arca de una Alianza superior, sellada por Jesús con su sangre como recordamos en todas las misas (Lc 22, 20)

Por eso el texto de Rom 5, 12 y otros similares aplican a toda la humanidad, menos a Cristo y a María.

La intercesión de María

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¿Por qué los católicos decimos que María puede interceder ante Jesús? Entre otras cosas, porque la misma Biblia nos lo dice en el relato de la conversión de agua en vino en la boda de Caná, en el evangelio de San Juan (Jn 2, 1-12). Por favor lee el texto antes de seguir adelante.

1. El Milagro dentro del evangelio de San Juan

Ese evangelio está cuidadosamente elaborado. Se relatan exactamente siete milagros (conversión de agua en vino en la boda de Caná, la sanación del hijo del oficial, la curación del paralítico de Betesda, multiplicación de los panes, caminata sobre el mar, curación del ciego de nacimiento, resurrección de Lázaro). San Juan llama a estos milagros "señales" (semeion en griego), y son una selección de entre muchísimas otras "señales" que hizo Jesús (Jn 20, 30); por eso el evangelio de San Juan es el libro de los milagros ("señales", semeion) de Jesús, mediante las cuales muestra su Gloria y su naturaleza como Mesías. El término "semeion" se utiliza 17 veces en ese evangelio de San Juan ( 2, 11; 2, 18; 2, 23; 3, 2; 4, 48; 4, 54; 6, 2; 6, 14; 6, 26; 6, 30; 7, 31; 9, 16; 10, 41; 11, 47; 12, 18; 12, 37; 20, 30), del total de 77 veces que aparece en el Nuevo Testamento, 41 de ellas en los evangelios, 13 en Hechos de los Apóstoles, 7 en las cartas de San Pablo, 1 en la Carta a los Hebreos y 7 en el libro del Apocalipsis. La primera vez que aparece en el Nuevo Testamento "semeion" es en el siguiente versículo:

"Entonces algunos maestros de la Ley y fariseos le dijeron: “Maestro, queremos verte hacer un milagro.” " (Mt 12, 38; literalmente, piden "una señal")

La última vez es esta:

"Pero la bestia fue capturada y con ella el falso profeta que había realizado maravillas al servicio de la bestia, engañando con ellas a los que habían aceptado la marca de la bestia y a los que adoraban su estatua. Los dos fueron arrojados vivos al lago del fuego que arde con azufre." (Ap 19, 20; literalmente, lo que había realizado el profeta ante la bestia eran "señales"; ver también Mateo 24, 24, donde también se utiliza "semeion")

Según el evangelio de San Juan, justamente son las "señales" de Jesús las que llevan a los fariseos y los jefes de los sumos sacerdotes a decidir la muerte de Nuestro Señor (Jn 11, 47).

2. Un punto previo: cuando Jesús le dice "mujer" a la mamá, ¿está distanciándose de ella?

En cuanto a la calificación de "mujer" por Jesús, de entrada debe descartarse cualquier posibilidad de que eso signifique distancia. ¿Acaso iba Jesús a desobedecer el mandamiento de honrar a padre y madre? Notemos además que el evangelio, luego de que Jesús llama "mujer" a su madre, inmediatamente la llama no "Esa mujer" sino "Su madre dijo a los que servían:…". El trato de "mujer" a María aparece solamente dos veces en el evangelio de San Juan, aquí en Jn 2, 4 y durante la crucifixión en Jn 19, 26. No puede decirse que en ninguno de los casos Jesús estaba estableciendo distancia entre El y su madre, bendita entre todas las mujeres (Lc 1, 28 y Lc 1, 39), a quien todas las generaciones deben llamar bienaventurada (Lucas 1, 48).

En Jn 19, 26 (el episodio completo es desde Jn 19, 25 hasta Jn 19, 27), igualmente el evangelio de San Juan llama "su madre" a María, aunque Jesús le dice también "mujer". Repitamos la pregunta: ¿Va Jesús a negar su maternidad? No olvidemos, insisto, que el mismo Jesús reiteró los mandamientos (Mt 19, 16-19, el de honrar a padre y madre está en este último versículo). Para empezar, en todo caso, el trato de "mujer" no significa ni remotamente indiferencia en ningún contexto (el mismo término que está en el griego, se usa en Mt 15, 28; Lc 13, 12; 22, 57; Jn 2, 4; 4, 21; 19, 26; 20, 13 entre otros, según el Theological dictionary of the New Testament. 1964-c1976. Vols. 5-9 edited by Gerhard Friedrich. Vol. 10 compiled by Ronald Pitkin, G. Kittel, G. W. Bromiley & G. Friedrich, Ed., electronic ed., 1:777. Grand Rapids, MI: Eerdmans).

Debe tenerse presente igualmente que María es proclamada por el Espíritu Santo, a través de Santa Isabel, madre del Señor (Lc 1, 43), así que necesariamente el hecho de ser llamada "mujer" por su hijo tiene que explicarse de alguna manera distinta a señalar que supone indiferencia en Nuestro Señor. Lo mismo que en el español actual, la palabra con la cual Jesús llama a María en griego ("gyné", no olvidemos que el Nuevo Testamento está escrito en griego) significa tanto "mujer" como "esposa", así que necesariamente tenemos una relación de madre e hijo distinta a todas las demás, puesto que María es especial entre todas las mujeres (Lc 1, 28; Lc 1,39; Lc 1, 43) y porque el hijo es Nuestro Señor.

3. La intercesión de María ante Jesús

Visto lo anterior, el evangelio de San Juan inaugura la vida pública de Jesús con un milagro (señal) producido a instancias de María: la boda de Caná (Jn 2, 1-12). María le pide intervenir, y aunque él parece negarse, la madre señala a los sirvientes que hagan lo que El ordene, sabiendo que va a obrar, como en efecto ocurre inmediatamente, sin protestas por parte de Nuestro Señor. Y no fue una pequeña cantidad de vino, sino que Jesús convirtió en vino más de cuatrocientos litros de agua, una cantidad descomunal. Y no solamente eso, sino que fue el mejor vino (Jn 2, 10). Si usted tiene la Biblia Reina Valera 1995, edición de estudio, invito a leer la nota a pie de página para Juan 2, 10, donde dice cuál es el significado del milagro:

"Este excelente y abundante vino dado por Jesús en un banquete de bodas, reservado para el final, que sustituye al agua de las purificaciones judías, aparece como símbolo de los bienes mesiánicos que Jesús ofrece a los hombres." (Reina Valera Revisada (1995). 1998 (Gn 1.1). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas)

Como se ve, el evangelio de Juan es claro en el hecho de que por intercesión de María, Jesús regala abundantes bienes celestiales a los seres humanos. El episodio de las bodas de Caná es la última vez que aparecen palabras de María en la Biblia, y gracias a ellas Jesús manifestó su Gloria (Jn 2, 11). No puede entonces quedar duda de la facultad intercesora de María.

Asunción de Maria.

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Sinopsis: La Biblia enseña que María, como Arca de la Nueva Alianza y mayor ejemplo de lo que es un creyente, ha sido llevada al cielo, tal como la ve Juan en el Apocalipsis.

Es un dogma que se formula así: “La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo." (Constitución Munificentisimus Deus)

La Asunción no está en la Biblia en forma expresa, pero sí se concluye de la Biblia en forma necesaria. Recordemos que la Biblia debe leerse como un todo (2 Tm 3, 16-17), o de lo contrario terminaremos haciendo decir a la Biblia lo que no dice.

Primero entendamos que “asunción" no es lo mismo que “ascensión". La “ascensión" es el hecho de ascender a los cielos por sí mismo como Jesús (Lc 1, 3-11). “Asuncion" es ser llevado a los cielos por Dios mismo o por los ángeles.

1. ¿Es bíblica la Asunción de las personas?

Las personas pueden ser asuntas a los cielos como María. Fue antes el caso de Enoc (Gn 5, 24) o de Elías (2 Re 2, 11-12). En el Nuevo Testamento, hay un relato en tal sentido en una de las visiones de Juan en el Apocalipsis (11, 11-12).

Alguien dirá que con Jesús se abren las puertas del cielo, porque todos debieron esperar su llegada, pero olvida que los designios de Dios no están al alcance de los hombres (Sb 17, 1; Rm 11, 33). Ya lo dice la Biblia:

"Yavé hizo subir a Elías al cielo en un torbellino..." (2 Re 2, 1)

2. ¿Porqué fueron llevadas las personas al cielo?

Por la fe y por haber agradado a Dios toda la vida ("Enoc anduvo con Dios...." dice Gn 5, 22). Dice San Pablo para que entendamos el caso de Enoc:

“Por su fe también Henoc fue trasladado al cielo en vez de morir, y los hombres no volvieron a verlo, porque Dios se lo había llevado. Antes de que fuera arrebatado al cielo, se nos dice que había agradado a Dios; pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan." (Hb 11, 5-6)

¿Fue ese el caso de María? Lo fue y en mayor grado.

3. Nadie como Maria en materia de fe y agrado a Dios

“Llena de Gracia" le dice el ángel Gabriel (Lc 1, 28), quien también le dice que Dios está con ella (la maravillosa frase de Lc 1, 28 es “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."); Enoc anduvo con Dios, pero Dios estaba con María. El mismo Dios, por su mensajero, la declara llena de gracia en una forma permanente pues ha encontrado el favor de Dios (Lc 1, 30) y María acata en forma totalmente incondicional la voluntad del Altísimo (Lc 1, 38). Es tal el estado de María, que –antes de la pasión de Jesucristo- puede declarar que Dios la ha salvado y todas las generaciones la llamarán bienaventurada (Lc 1, 48). Siendo así, es un caso como el de Enoc en grado máximo, pues mereció ser la Madre de Nuestro Señor (“...has encontrado el favor de Dios" dice el ángel).

Tenemos claro entonces que María agrada a Dios y es modelo de Fe, en tan esplendoroso sentido que ya es salva desde antes de la pasión de Nuestro Señor.

4. En María se da el cumplimiento de las promesas del Señor

Decía Jesús a los saduceos:

“Pues cuando resuciten de la muerte, ya no se casarán hombres y mujeres, sino que serán en el cielo como los ángeles." (Mc 12, 25)

Dice San Pablo:

“ Pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de él y nosotros vamos hacia él." (1 Co 8, 6)

Y en otra parte:

“ Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor." (Fil 3, 20)

Esa es una promesa. Cuando María visita a su prima Santa Isabel, esta –llena del Espíritu Santo- declara “¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!" (Lc 1, 45).

A los apóstoles, Jesús les recuerda que les prepara una morada en la casa del Padre:

“No se turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino." (Jn 14, 1-4)

Tenemos entonces frente a nosotros la promesa de la Resurrección. Ya Dios había salvado a María, no quedaba sino que al final de su vida resucitara inmediatamente. "La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (Catecismo, n. 966).

María nos precedió en el cielo y nos precederá siempre, como madre del rey que se sienta al lado del trono (Sal 45(44), 7-10).

Así las cosas, el dogma de la Asunción de María es plenamente bíblico.

5. María es la Nueva Arca de la Alianza, la cual debía subir al cielo

El Señor debía entrar en el reposo, y con El el arca:

"¡Levántate, Señor, y ven a tu reposo, tú y el Arca de tu fuerza!" (Sal 132, 8)

Que María es la Nueva Arca se sigue de Apocalipsis 11, 19 y el texto subsiguiente. Dice San Juan que se abrió el Santuario de Dios en los cielos y vio el Arca de la Alianza. ¿Y qué es lo que ve exactamente San Juan? La mujer vestida de sol, María.

"Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. " (Ap 12, 1)

Juan ve a María en el cielo. ¿Cómo nos dice la Biblia que ella es la nueva arca de la alianza? Fíjate en lo que dice David cuando supo que el Arca iba camino de su casa:

"Ese día sintió David un verdadero temor por Yavé y se dijo: “¿Y el Arca de Yavé va a entrar en mi casa?”" (2 Sam 6, 9)

Cuando María va a visitar a Isabel, esta -llena del Espíritu Santo- pregunta en voz alta:

"Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor?" (Lc 1. 43)

Lo mismo que David salta de alegría frente al Arca (2 Sam 6, 14), Juan el Bautista lo hizo en el vientre de su madre cuando llegó María (Lc 1, 44). El Arca, luego del episodio de David, permeneció tres meses en el lugar (2 Sam 6, 11), el mismo tiempo que María permaneció en casa de Isabel (Lc 1, 56).

6.¿Cómo sabemos que efectivamente María fue asunta a los cielos?

Por la tradición de la Iglesia desde los principios del cristianismo. Las tradiciones de la Iglesia se verifican contra la Sagrada Escritura, y en este caso de la Asunción ya sabemos que es consecuencia necesaria de la Biblia.

El Avemaría En La Biblia.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/b0/Bouguereau_The_Virgin_With_Angels.jpg/200px-Bouguereau_The_Virgin_With_Angels.jpg

Sinopsis: El Avemaría es una oración bíblica con la cual reconocemos "Feliz" a María.

En el Avemaría resuena la Biblia. Veamos cómo.

Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo. Lc 1, 28-29 Lc 1, 47

Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús  Lc 1, 30  Lc 1, 40

Santa María  Lc 1, 28; Lc 1, 35.  (Leer el estudio "Asunción de María" en este blog)

Madre de Dios:  Es el saludo de Isabel, llena del Espíritu Santo, a María. (Leer el artículo "María, Reina y Madre de Dios").

Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte  Ap 5, 8.

Con el rezo de corazón del Avemaría cumplimos lo que proclama la Palabra: "...y desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz" (Lc 1, 48). ¿Reconoces "feliz" a María, quien es "feliz" como el pueblo de Israel? Al final, los que la negaron tendrán que reconocerla.

"Feliz eres, ¡oh, Israel! ¿Quién semejante a ti, pueblo salvado por Yahvé? El es el escudo que te ampara, la espada que te da la victoria. Tus enemigos quisieran apaciguarte, pero tú, al fin, les pisas el cuello.” " (Dt 33, 29)