Pbro. Dr. Enrique Cases
Para entender a Jesús no hay que confundir su misión salvadora con cualquier tarea política o meramente humana.
JESUCRISTO MANIFIESTA SU FUNCIÓN MESIANICA
La figura del Mesías aparece en la Revelación del Antiguo Testamento como consecuencia de la necesidad de salvación que tiene Israel y la humanidad en general. El ángel le dice a San José: -y le pondrás por nombre Jesús: porque El salvará a su pueblo de sus pecados- (Mt. 1, 20-21) La palabra Jesús significa en hebreo salvador, o Dios salva. El Mesías, por tanto, es el que salva de los pecados.
Las ideas que tenían los judíos contemporáneos de Jesús acerca del Mesías y del Reino mesiánico eran variadas. En un extremo estaban los que lo concebían como un gran caudillo político-militar, que vencería a todas las naciones del mundo. En el otro, los pocos israelitas justos y piadosos como Simón, Zacarías, el Bautista... para los cuales el Mesías sería la luz de las gentes, el -cordero de Dios, que quita los pecados del mundo»; y, en consecuencia, el reino mesiánico traería sobre todo, el perdón de los pecados.
Mesías es una palabra hebrea que significa «ungido» La unción consistía en derramar aceite sobre la cabeza de uno, que quedaba, por esta acción religiosa, marcado para una misión divina de sacerdote o de rey. La misión consistía en salvar al pueblo de las dificultades. En griego, Mesías se traduce por jristós, de donde viene la palabra castellana cristo. Posteriormente se llamará también ungidos a los profetas, porque también son salvadores del pueblo.
EL MESÍAS DE ISRAEL
Hijo de David. Emmanuel
A partir de un determinado momento, la salvación se considera depositada en la familia de David y, en concreto, en un descendiente, que será el definitivo Mesías. Al Mesías se le llama Hijo de David. El cumplirá las promesas de salvación que Dios hizo a su pueblo.
Entre las muchas profecías mesiánicas, tiene especial importancia la del Emmanuel, palabra que significa: Dios-con-nosotros. Dice el profeta Isaías: «Por eso, el Señor mismo os dará una señal: he aquí que una virgen está encinta y os dará un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel» (7, 14)
En el Mesías reposará el espíritu divino y se caracteriza porque: 1) dominará a los enemigos; 2) obrará en favor de los humildes y, 3) le buscarán también los gentiles, es decir, no será salvador sólo del pueblo de Israel, sino de todos los hombres.
El profeta Miqueas precisa que será rey y nacerá en Belén. Zacarías lo muestra como rey justo, que trae la paz y la victoria, aunque será un salvador humilde que vendrá montado sobre un asno.
El siervo de Yavé
Al lado de las notas antes expuestas sobre el futuro Mesías, llaman la atención los textos que lo presentan como un siervo humillado y maltratado. Su aparente derrota parece oponerse a la idea del Mesías-rey vencedor, pero no es así, pues estas profecías completan y purifican las anteriores, dando otro aspecto de su actividad.
El siervo de Yavé, según Isaías, será humilde, sencillo, fiel a la verdad, firme, con una misión de enseñar, y salvar, que no será un fracaso, sino un sacrificio expiatorio por los pecados: «recayó el castigo sobre él y por sus llagas nos dio la salud» (53, S) Según Isaías, el siervo de Yavé se entrega libremente, y por amor, a la muerte. Por eso su sacrificio tiene una gran eficacia redentora, es decir, como medio para pagar la deuda que los hombres tienen con Dios, por los pecados.
Zacarías, por su parte, anuncia que será «traspasado» Varios salmos anuncian también estos sufrimientos, como el 22, citado por el mismo Jesús en la Cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
El Hijo del hombre
El profeta Daniel describe al Mesías desde otra perspectiva. Lo presenta como viniendo de lo alto, sobre las nubes del cielo. «A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas te sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás» (7, 13-14) Le presenta luego como vencedor de cuatro bestias, que simbolizan poderes diversos, enemigos de Dios. Le da el título de Hijo del Hombre. Este título de Hijo del hombre será. el que más frecuentemente usará Jesucristo.
Por tanto, en el Antiguo Testamento, la idea central sobre el Mesías es que será una manifestación definitiva de Yavé para salvar a todos los hombres. Para ello instaurará el reino de Dios, haciendo una nueva alianza entre Yavé y su pueblo. En él cabrán todas las gentes, que participarán de la salvación concedida a Israel. El Mesías reinará por los siglos.
JESUCRISTO ES EL MESÍAS
«Hemos hallado al Mesías, que quiere decir el Cristo» (Jn. 1, 41) Así lo dice Andrés a su hermano Simón. Es una de las afirmaciones iniciales del Evangelio. El mismo Jesús lo dice a la samaritana cuando ella comenta: «Yo sé que está para venir y que cuando venga, nos hará saber todas las cosas. Dícele Jesús: Soy yo, el que contigo había» (Jn. 4, 25)
Jesús es el descendiente de David
Nuestro Señor descendía de la familia de David, como consta en las genealogías que contienen los evangelios. Así le llaman los ciegos que curó en Jericó, la mujer siriofenicia que pide la curación de su hija y las muchedumbres que le aclaman como tal cuando entra triunfalmente en Jerusalén: «Hosanna al hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor» (Mt. 21. g) Los evangelistas recogen las profecías que se cumplen en Jesús: nacimiento en Belén, se sentará en el trono de David...
Jesús es el Hijo del hombre
Con este título mesiánico se denomina a sí mismo Jesús 81 veces en los evangelios. Con esta expresión indica su procedencia divina: «Nadie ha subido al cielo, sino aquél que ha bajado del cielo, el Hijo del Hombre» (Jn. 3, 13) Cuando Caifás pregunta a Jesús: «¿Eres tú el Mesías?... Jesús le respondió: Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo» (Mc. 14, 61) Cuando anuncia su segunda venida, al final de los tiempos, dice: «Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria» (Mt. 25, 31) Como se trata del juicio final, aparecen las características divinas de Juez y Señor que posee Jesucristo como verdadero Mesías.
Jesús, Mesías que sufre
Los Apóstoles y la Iglesia primitiva han identificado a Jesús como el Siervo de Yavé de las profecías. Un texto claro es el de la institución de la Eucaristía: «Esta es mi sangre de la Alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados» (Mt. 26, 28) San Juan presenta a Jesús como el Cordero que quita los pecados del mundo (cfr. 1, 19) Pero lo más elocuente es el cumplimiento, en la Pasión y Muerte de Cruz, de lo que habían anunciado, incluso con detalles, Isaías y los salmos.
JESUCRISTO ASUME SU FUNCIÓN MESIANICA
En tiempos de Jesús había una tensa y generalizada espera del Mesías. Aunque se resaltan las cualidades espirituales que tendrá el Mesías, se pone el acento en lo que representará de liberador de la opresión de los enemigos. No cabía en sus mentes la idea de un Mesías que sufriera y fuera humillado. Los mismos Apóstoles y discípulos de Jesús participaban de esta idea.
Jesús supera el mesianismo político
Jesús convoca al nuevo pueblo de Dios, su Iglesia, llamando primeramente a doce israelitas, que iban a ser las columnas del nuevo edificio espiritual o las cabezas de la nueva estirpe, en recuerdo, y a la vez en contraste con los doce patriarcas antiguos.
Los Apóstoles que eligió Jesús pertenecían a diversos grupos de los que existían entonces. El seguir a Jesús les fue llevando a superar sus antiguos horizontes meramente humanos. Jesús, con paciencia, les fue mostrando las nuevas perspectivas más profundas y, sobre todo, religiosas. El Espíritu Santo, que recibieron en Pentecostés, les dará la visión definitiva de su misión.
Carácter divino del Mesías
Jesucristo es hombre, pero también es Dios. Su naturaleza humana está unida a la segunda Persona de la Trinidad. Por eso, está por encima de todos los grupos religiosos judíos.
Para entender a Jesús, para creer en él, era necesario a todo israelita de su tiempo remontarse por encima de cualquier posición nacionalista, de carácter político. Podemos decir que esto sigue teniendo valor y que en cualquier época de la historia, para entender a Jesús hay que no confundir su misión con cualquier tarea política o meramente humana.
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