Wednesday, March 13, 2013

Biografía de Bergoglio, el Papa Francisco


El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, se convirtió en el pontífice número 266 de la Iglesia Católica, en sustitución del ya papa emérito Benedicto XVI, quien hizo efectiva su renuncia el pasado 28 de febrero.
Biografía de Bergoglio, el papa Francisco I
Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en la capital argentina, en el seno de un matrimonio de italianos formado por Mario Bergoglio, un empleado ferroviario, y Regina.

Creció en la capital argentina y fue ahí donde comenzó a estudiar y se diplomó como técnico químico, pero poco después eligió el sacerdocio, decisión que le hizo acceder al seminario del barrio bonaerense Villa Devoto.

En 1958 comenzó el noviciado en la Compañía de Jesús, por lo que se trasladó a Santiago de Chile, donde llevó a cabo estudios humanísticos, y en 1964 regresó a Buenos Aires para dedicarse a la docencia de Literatura y Psicología en el colegio de El Salvador.

Cursó estudios de Teología entre 1967 y 1970 en la Facultad de Teología del colegio de San José, en San Miguel de Tucumán (norte de Argentina).

Su sacerdocio comenzó el 13 de diciembre de 1969, año en el que se desplazó a España para cumplir su tercer "probandato" (período que sirve para preparar intelectualmente a los jóvenes sacerdotes) en la Universidad Alcalá de Henares de Madrid.

La docencia desempeñó un papel muy importante en la biografía del cardenal Bergoglio, ya que impartió lecciones en multitud de colegios, seminarios y facultades.

En 1972 regresó a Argentina, después de su época en España, para comenzar como maestro de novicios en Villa Barilari, en la localidad de San Miguel, al norte del país.

Además, entre 1980 y 1986, fue profesor en la Facultad de Teología de San Miguel y rector del colegio máximo de la Facultad de Filosofía y Teología, cargos que compartió con el de párroco de la iglesia Patriarca San José, también en la localidad de San Miguel.

En 1986 regresó a Europa, concretamente a Alemania para ultimar su tesis doctoral, pero fue trasladado a la ciudad de Córdoba para ejercer como director espiritual y confesor de la Compañía de Jesús.

Su nombramiento como obispo llegó el 20 de mayo de 1992, cuando el papa Juan Pablo II le designó obispo de la Diócesis de Auca y obispo auxiliar de la diócesis de Buenos Aires.

Cinco años más tarde, en 1997, fue nombrado arzobispo coauditor de Buenos Aires y en 1998, tras la muerte del arzobispo y cardenal Quarracino, se convirtió en el arzobispo de Buenos Aires.

Bergoglio ha tenido una gran presencia en la Conferencia Episcopal Argentina, institución que ha presidido durante seis años, de 2005 a 2011, y entre sus publicaciones más conocidas se encuentran "Meditaciones para religiosos" (1982), "Reflexiones sobre la vida apostólica" (1986) y "Reflexiones de esperanza" (1992).

El cardenal argentino, quien recibió la púrpura de manos de Juan Pablo II el 21 de febrero de 2001, es miembro de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, del Consejo Pontificio por la Familia y de la Comisión Pontificia por América Latina.

Sunday, March 10, 2013

PLEGARIA DE UN ENFERMO


P. Marcos Pizzariello [*]
Señor, te pido que me concedas
espíritu de fe, para sobrellevar
más cristianamente mi enfermedad,
para que pueda vivir con gusto
las grandes verdades
referentes a la gracia santificante
y a la inhabitación
de la Santísima Trinidad en mi alma.


Todo ese mundo maravilloso
de tu gracia santificante es
como si no existiera para mí,
porque mi fe es desvaída
y no penetra los entresijos de mi ser.

Que desde la mañana a la noche,
en todas las vicisitudes
de mi enfermedad, recuerde vivamente
tus sufrimientos en la cruz,
que siempre tenga presentes
tus palabras: quien no ame la cruz
no puede ser mi discípulo,
quien desee seguirme que tome su cruz
y venga en pos de mí...


TEXTOS DEL PADRE PÍO SOBRE EL SUFRIMIENTO


“En las horas de lucha acordémonos de Jesús, que está con nosotros y sufre con nosotros y por nosotros; recurramos a Él y seremos siempre confortados, así alcanzaremos y cantaremos siempre victoria delante de Dios”.
“Cuando a Él le plazca ponernos en la cruz, agradezcámoselo y considerémonos afortunados por el gran honor que nos hace”.
“Sé que sufrís mucho; pero ¿no es el sufrimiento el que nos hace subir al Calvario y de éste al Tabor? Arriba, pues. ¡Animo! Y Jesús estará contento de vos”.
“Considérate afortunadísima por haber sido hecha digna de participar en los dolores del Hombre Dios”.
“¡Oh! qué feliz deberías considerarte, si te esforzaras por morar (en el Calvario) siempre, y morar fiel y amorosamente”.
“Para llegar a conseguir nuestro fin, es preciso seguir a nuestro divino jefe, que no quiso conducir al alma escogida sino por el camino que Él siguió, es decir, por el camino de la abnegación y de la cruz”.
“Las tribulaciones, las cruces son siempre la herencia y la porción de las almas elegidas”.
“Las otras pruebas a las que Dios os somete y os someterá, todas son signos del amor divino y perlas para el alma”.
“Os ha destinado a gran santidad y por ello os ha sometido a cruces no comunes y todavía os someterá a más”.
“Ten la certeza de que, mientras duren las pruebas, el Señor te ama con predilección y habita en el centro de tu espíritu”.
“No temas: después de haber sido traspasada con Jesús y puesta en el sepulcro de Jesús, verás la luz indefectible, y del Calvario pasarás al Tabor eterno”.
“No desees bajar de esta cruz, ¡oh mi querida hija! Esta vida es breve; las recompensas que nos esperan en el ejercicio de la cruz son eternas”.
“¡Ah! no desees bajar de esta cruz, porque sería el descenso del alma a la llanura donde Satanás nos tiende las asechanzas”.

UN CONSEJO DE DON BOSCO A SANTO DOMINGO SAVIO, ENFERMO [*]


La víspera en que Domingo Savio debía salir para su casa, ya muy enfermo, don Bosco no podía apartarlo de su lado. Siempre tenía algo que preguntarle. Entre otras cosas le dijo:
–¿Cuál es el mejor medio de que puede echar mano un enfermo para alcanzar méritos delante de Dios?
–Ofrecerle con frecuencia sus sufrimientos.
–¿Y ninguna otra cosa más?
–Ofrendarle su vida.
–¿Puedo estar seguro de que mis pecados han sido perdonados?
–Te aseguro, en nombre de Dios, que tus pecados te han sido perdonados.
–¿Puedo estar seguro de que me salvaré?
–Sí; contando con la divina misericordia, la cual no te ha de faltar, puedes estar seguro de salvarte.

Nota:
[*] Memorias biográficas, t. V, p. 629.

CARTA DE UN ENFERMO

 

De una carta de Luigi Rocci (11 de febrero de 1974)

[El autor tiene introducido el proceso
de canonización]

El sábado pensaba en una frase de Vittorio De Sica: “El sufrimiento enriquece siempre, como la alegría”. Por la experiencia que tengo yo del sufrimiento, experiencia larga –dado que con este mal despiadado he nacido y pronto me redujo a la total inmovilidad con progresión muy dolorosa– puedo decir que el sufrimiento es una revelación, te lleva a ver más allá de las cosas, te descubre valores esenciales, eternos, de la vida. Sobre todo te hace sentir que eres nada y que lo que te da realidad es el gran amor de Dios por ti y por toda creatura.
He sufrido y sufro mucho. Pero siempre he sentido y siento una presencia que me dice: “¡coraje! Yo estoy contigo”. Y mi ánimo, ante aquella presencia, ante aquella silenciosa voz, queda invadido por un gozo misterioso, total. En aquella voz uno se pierde y reza: ¡Señor, quédate conmigo, no te vayas nunca! Y sientes que aquella presencia te dice: “No temas, no te dejo nunca. Tú estás en mí y mí encontrarás descanso y gozo”. Entonces te viene como un estupor, y prorrumpe en ti una alegría que te envuelve, y sientes decir las palabras del Apocalipsis: Yo estoy a la puerta y llamo. Si uno escucha mi voz y me abre yo entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. ¡Cómo es de maravillosa la amistad de Dios! ¡Su amor es transformador!

Mensaje a Los Enfermos

(P. Marcos Pizzariello)

Quisiera ahora llegar, por medio de estas líneas, a todos los que están sufriendo de alguna manera, para decirles que la única solución a su problema, es la fe vivida intensamente, con todas sus vibrantes y vivificantes consecuencias.
No es fácil saber sufrir cuando se tiene una fe lánguida; es imposible cuando se cree que los límites de la vida terminan definitivamente en la tumba. Sólo cuando se tiene una perspectiva de eternidad, sólo cuando se enfocan todas las vicisitudes de la existencia con una visión sobrenatural, el misterio del dolor humano tiene sentido.

EL DOLOR SALVÍFICO


BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS

Cuando el ángel se apareció a la Virgen para anunciarle que iba a ser Madre de Jesús, también le dijo que su prima Isabel estaba esperando un hijo: Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios (Lc 1,36-37). Isabel era ya anciana, por eso la Virgen, apenas oyó lo que el ángel le dijo, se puso en camino para ayudarla: María se levantó y se fue con prontitud...; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa (Lc 1,39-40.56).
Hermoso es el ejemplo que nos da la Virgen: el ángel no le manda que vaya a casa de Isabel; éste era un viaje largo y pesado para aquellos tiempos, pues había que hacerlo en asno, aprovechando alguna de las caravanas que pasaban por aquellos lugares. Exigía mucho sacrificio. Pero María no duda ni necesita que le digan nada; su corazón es generoso y propenso a las obras de misericordia.

En esto María es modelo de todos los cristianos. Jesucristo nos ha enseñado que seremos juzgados por nuestras obras de misericordia: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme”. Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Y Él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo”. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna (Mt 25,31-46).