Saturday, March 5, 2011

Milagros de Jesus. Parte 2



Calma la tempestad


Jesús calma la tempestad en el mar reprendiendo los vientos- una tempestad de tal intensidad que aterroriza a los expertos navegantes.


Mateo 8:24-27


Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?


Sana al hombre gadareno endemoniado


Mateo 8:28-34


Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? 30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. 31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos. 32 El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. 33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. 34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.


Sana a la mujer que le tocó el manto


Un toque tan simple del manto de Jesús fué suficiente para sanarla.


Lucas 8:43-48


Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.


Resucita a la hija de Jairo


Jesús demuestra que él tiene el poder para levantar a los muertos y traerlos de nuevo a la vida.


Mateo 9:18-19,23-26


Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19 Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.


23 Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, 24 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. 25 Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. 26 Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.


Alimentación de los cinco mil


En uno de los milagros más espectaculares, Jesús alimentó a una multitud de 5,000 personas con solamente cinco panes y dos peces.  Y hubo suficiente y hasta de sobra como para llenar 12 cestas.


Mateo 14:15-21


Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. 16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. 17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. 18 El les dijo: Traédmelos acá. 19 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. 20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. 21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.


Camina sobre el mar y calma la tempestad


¡Jesús fué visto caminando sobre la superficie del mar de Galilea! Uno de los discípulos, en un momento de fe comenzó a caminar para alcanzar a Jesús.  Momentos después comienza a dudar, se hunde, y es puesto a salvo por Jesús!


Mateo 14:22-33


En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.


Sana a la hija de la mujer Cananea


Marcos 7:25-30


Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.





Sana al sordomudo


Marcos 7:32-37


Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. 33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; 34 y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. 35 Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.


Alimenta a cuatro mil


En otro de los milagrosos ejemplos del poder de Dios, Jesús tiene compasión de una multitud de seguidores que no habían comido nada por tres días.  El los alimentó con siete hogazas de pan y unos cuantos pescados pequeños.  ¡Y hasta sobraron siete cestas con comida!


Mateo 15:32-38


Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino. 33 Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande? 34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y mandó a la multitud que se recostase en tierra. 36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. 37 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas. 38 Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.


Sana al hombre ciego en Betsaida


Marcos 8:22-26

Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. 23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. 24 El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. 25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. 26 Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea. 

Los Milagros de Jesus. Parte 1

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Los Milagros de Jesus.
Parte 1



Convierte el agua en vino


En su primer milagro registrado, que occurió en  el  área de Canaá de Galilea, Jesús convierte el agua en vino durante una fiesta de bodas después que al anfritión se le terminó inesperadamente:


Juan 2:6-11


Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.


Sana al siervo de un centurión


En otro milagro, Jesús sana al siervo de un centurión en Capernaúm, sin tener contacto con el hombre enfermo.


Mateo 8:5-13


Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.


Sana al paralítico en el estanque


En el estanque de Betesda en Jerusalén, Jesús sana a un hombre que hacía 38 años estaba enfermo sin poder caminar.


Juan 5:5-9


Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.


La pesca milagrosa


Después de una noche  de pesca infructuosa en el mar de Galilea, Pedro recibe una orden de Jesús: echar de nuevo la red al mar.  Habiéndolo hecho, recogieron gran cantidad de peces, que las redes se rompieron.


Lucas 5:4-9


"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. 5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. 6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. 9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,..."


Sana al hombre que tenía un espíritu inmundo en la Sinagoga en Capernaúm


¿Quién es este hombre con el poder de reprender demonios?


Marcos 1:23-28


Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, 24 diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. 25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! 26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. 27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? 28 Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.


Sana a la suegra de Pedro y a otros enfermos


Mateo 8:14-16


Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. 15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. 16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;


Sana al leproso


Mateo 8:2-4


Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.


Sana al paralítico


Marcos 2:2-12


E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. 4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? 8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.


Resucita al hijo de la viuda


Lucas 7:12-16


Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.


Sana al ciego, reprende un demonio mudo


Mateo 12:22

Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.

CAMINOS DE SANACION

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CAMINOS DE SANACION

En el Catecismo de la Iglesia Católica, como en la Renovación carismática, se reconoce que los primeros medios de sanación en la Iglesia son los sacramentos.


Así, el sacramento de la Reconciliación no sólo perdona los pecados, sino que con frecuencia sana interior y exteriormente al penitente de las heridas de la enfermedad y del pecado. "La confesión habitual de los pecados veniales ayuda... a dejarse curar por Cristo" (N° 1458). De un modo especial es curativa la unción de enfermos (no 1510), como en seguida veremos, y también el Matrimonio sacramento sana (no 1608). Especialmente importante es la sanación por la Eucaristía: "que esta comunión... me sea defensa de alma y cuerpo y remedio saludable". En las misas de sanación del P. Emiliano Tardif son muchos los enfermos que se sanan después de comulgar.


Los sacramentales son con frecuencia curativos y sanadores. Según el nuevo Catecismo, los sacramentales, signos sagrados instituidos por la Iglesia, son de tipo diverso: bendiciones, la alabanza poderosa de Dios, la intercesión. (no. 1678).

Sanación por oración de intercesión.

"La Iglesia... intenta realizar (la sanación de los enfermos) tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con que los acompaña: '...rezad unos por otros para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo' (St 5,16)" (N° 1509). (Hace poco al interceder por un jorobado (Olot 1993), se escucharon unos leves crujidos y quedó recta su espalda). La oración de intercesión hecha con fe es eficaz.


La oración de intercesión no la hacemos solos: el Espíritu Santo intercede por nosotros y con nosotros (no 2634), e interceden también la Santísima Virgen y los Santos que han sido agradables a Dios (no 2827). San Francisco de Jerónimo, a finales del siglo XVII en Nápoles, intercedía por los enfermos a través de la mediación de San Ciro, médico del siglo IV; y al ungir a un ciego con el óleo del Santo, aquél quedó curado.

Sanación por la alabanza.

El nuevo Catecismo incluye la alabanza a Dios entre los sacramentales. Merlin Carothers, en su libro carismático "El poder de la alabanza", recuerda numerosas curaciones espirituales y físicas por medio de la plegaria de honor y alabanza a la majestad divina.


Sanación por medio de las bendiciones.
Para el nuevo Catecismo las bendiciones son un sacramental curativo. La señal de la cruz es una maravillosa bendición, que repetida por el pueblo sacerdotal de los cristianos tiene desde la fe efectos sanadores. (Conozco a una enfermera religiosa que cuando las medicinas del tratamiento médico de un enfermo no producen los efectos deseados, suele bendecir las píldoras y las inyecciones y con frecuencia se siguen llamativas mejorías).

Sanación por la aspersión de agua bendita (no 1668).

Se trata de un sacramental, que recuerda la regeneración por el agua del bautismo. El agua que quedó santificada por el contacto del cuerpo de Cristo en el Jordán, sigue teniendo virtualidades sanadoras. (Mons. Gilberto Zuloaga, colombiano, ora por sanación imponiendo un hisopo con agua bendita sobre las frentes de los enfermos. En alguna ocasión al faltar las medicinas en países pobres, se administró el agua bendita como bebida, y se siguieron curaciones como en el caso de una niña epiléptica, al faltarle el Luminal que debía tomar de por vida).

Sanación por imposición de manos (no 1668).

Para el nuevo Catecismo se trata de un sacramental. Ordinariamente, como cualquier método de sanación cristiana y carismática, la imposición de manos debe ir acompañada de oración a Dios. No se trata sólo de un remedio natural o parapsicológico. Jesús mismo "se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos (Mc 7,32-36; 8,22-25)" (no 1504). Jesús a una mujer encorvada durante años le impuso las manos y en el acto quedó derecha (Lc 13,13).
Este método de la imposición de manos es frecuentemente usado en la Renovación Carismática al orar por los enfermos.

Sanación por unción con aceite bendecido.


Los discípulos de Jesús "ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban" (Mt 6,13). Cristo no necesitaba ungir con aceite a los enfermos. Él mismo era el ungido de Dios con el Espíritu.


El aceite bendecido significa el Espíritu de Jesús que unge y cura a los enfermos. Los creyentes, como ungidos y profetas, participamos de los poderes sacerdotales, reales y proféticos de Cristo. Así pues, los laicos también pueden ungir enfermos. (Santa Catalina de Siena curaba enfermos con aceite bendecido, y le prohibieron hacerlo, porque creían que utilizaba el óleo del sacramento de enfermos, sin ser ella sacerdote ministerial...).


"El aceite..., es signo de curación, pues suaviza las contusiones y las heridas" (Is 1,6; Lc 10,34). (no 1293).


No debe confundirse nunca la curación carismática con aceite bendecido y la curación a través del sacramento de la unción de los enfermos (no 1510-1523). "La unción de los enfermos expresa curación y consuelo" (no 1532). (Este sacramento actúa con frecuencia carismáticamente y hemos visto desaparecer por él cánceres, dolores cervicales de vértebras, etc.)

Sanación por el perdón.

"El perdón de Dios inaugura la curación (Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12)" (n° 1502). El perdón es curativo en el ámbito espiritual, psicológico y físico. Al paralítico Cristo primero le perdona los pecados (Mc 2,5: "Hijo, se te perdonan tus pecados"), y luego lo sana (Mc 2, 11: "Ponte en pie, carga tu camilla y echa a andar").


(Un joven de 28 años quedó curado de asma, que padecía desde los 3 años, fecha en que les abandonó su padre dejándolos en la miseria, tras haber perdonado a su padre. Perdón y sanación física tienen una relación íntima).

Sanación por la Palabra de Dios.

La Sagrada Escritura, a veces es usada carismáticamente para sanar enfermos. La lejana palabra del Salmo 107 nos revelaba esta promesa: "Envió su palabra para curarlos, para salvarlos de su perdición" (Sal 107,20). San Francisco Javier enviaba a su joven monaguillo a leer un evangelio al enfermo y éste curaba; mandó leérselo a un muerto y éste resucitó. (Con la lectura del Salmo 27, exclusivamente, vi curarse a una religiosa de graves problemas emocionales). Cristo es la verdadera Palabra de Dios que nos sana.

Sanación en conexión con la persona de Cristo.

Todo lo relacionado con Cristo nos sana.
. Sanación por las llagas de Cristo. El profeta Isaías nos decía que Dios "descargó sobre Él el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos curado" (Is 53,5b). San Pedro nos recuerda que "por sus llagas hemos sido sanados" (IP 2,24). Podemos orar: Señor, escondemos en tus llagas este cáncer. (Curiosamente las llagas de la corona de espinas de Cristo, a veces, curan de jaquecas, migrañas, insomnios).

. Sanación por invocación del Nombre de Jesús.

Su invocación repetida produce efectos de paz en las almas y a veces de sanación en el cuerpo: "Por su nombre ha sido restablecido éste que vosotros veis y conocéis" (Hch 3,16).

. Sanación por increpación a la enfermedad en Nombre del Cristo:

"Él increpó a la fiebre, en la suegra de Pedro, y la fiebre se fue" (Lc 4,39).
Sanación por el Amor de Dios, aceptado en nuestras vidas.
Este amor se convierte en presencia sanadora del Espíritu Santo. Cuando toca nuestras llagas físicas puede curarlas. Cuando pasa por hechos y acontecimientos negativos, que nos dejaron recuerdos dolorosos, se convierte en sanación de recuerdos. La presencia misericordiosa de Cristo, en las heridas de nuestro subconsciente y de nuestra conciencia, nos cura también al nivel de emociones mientras que el psicoanálisis, a veces, sólo nos ordena en el ámbito de comprensión intelectual de nuestros males psicológicos. Cristo siempre trata de curar al hombre completo: "Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado a lo largo de los siglos" (no 1503).

Sanación por el carisma de curación.

"El Espíritu Santo, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, da a algunos un especial carisma de curación (I Cor. 12,9. 28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado". (no 1508).
La plenitud de vida y de salud del Resucitado puede comunicarse a los hombres enfermos, transformarlos y sanarlos. Este carisma de curación ha existido siempre en la Iglesia, aunque en nuestros días parece haberse democratizado en el pueblo cristiano y carismático. (Puede consultarse el libro del P. Tardif "Jesús está vivo", México, 1984).

Sanación con el carisma de conocimiento.

El Espíritu Santo puede descubrir la raíz espiritual, moral, psicológica o fisiológica de un mal, para que haciendo presente a Cristo en esta raíz del mal, el enfermo se cure. (El P. Emiliano Tardif avisa al final de una Eucaristía que Jesús está sanando la columna de un sacerdote que está detrás de él y que tiene dolores al confesar. Desde aquel día este sacerdote no vuelve a sentir dolores en el torturante confesionario. El P. De Grandis anuncia que el Señor está curando a un sacerdote con luxación en su muñeca derecha. Pregunta quién es el curado y nadie contesta. Pide luz a Dios y se dirige a un sacerdote y le dice: El curado eres tú. Efectivamente era así).

Sanación por la fe.

Cristo suele actuar según la medida de fe de los que se acercan a El. "Si crees, verás la gloria de Dios" (Jn 11,40), dice Cristo antes de la resurrección de Lázaro a Marta. "Tu fe te ha sanado" (Mt 9,22), dice Cristo a la mujer con años de hemorragias y posible cáncer de útero.
"Sanando enfermedades y perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria del que le suplica con fe: 'Vete en paz, ¡tu fe te ha salvado!"' (no 2616).

Friday, March 4, 2011

No entiendo la misa... ¿para qué ir?

Autor: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net
No entiendo la misa... ¿para qué ir?
En cada consagración se renueva el sacrificio de la cruz y se realiza nuestra salvación
 
No entiendo la misa... ¿para qué ir?
No entiendo la misa... ¿para qué ir?
La Santa Misa es la celebración dentro de la cual se lleva a cabo el sacramento de la Eucaristía. Su origen se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, en donde los apóstoles y los primeros discípulos se reunían el primer día de la semana, recordando la Resurrección de Cristo, para estudiar las Escrituras y compartir el pan de la Eucaristía.

La Santa Misa es una reunión del Pueblo de Dios y es el medio de santificación más perfecto, pues en él conocemos a Dios y nos unimos a Jesucristo y a toda la Iglesia en su labor santificadora.

Durante la misa nosotros participamos estrechamente en la vida y misterio de Jesucristo, por Él, con Él y en Él, ofreciendo nuestras obras, ofreciéndonos nosotros mismos, pidiendo perdón por nuestros pecados y, con esto, alcanzamos gracias para toda la Iglesia, reparamos las ofensas de otros y rendimos una alabanza de valor infinito porque lo hacemos por medio de Jesucristo.

El hombre con frecuencia tiene poco tiempo para dedicarse a las cosas de Dios. Tiene poco tiempo para conocerlo y entenderlo. La Iglesia, consciente de este problema y sabiendo que si sus miembros no conocen a Dios no podrá cumplir con la misión que le ha sido encomendada, ha querido asegurar que se le dedique un tiempo a la semana a este conocimiento de las cosas de Dios y ha dado un mandamiento: Oír misa entera los domingos y días de precepto.

Con este mandamiento, la Iglesia asegura que sus miembros conozcan los lineamientos del Fundador y de esta manera "no perderán el estilo", no olvidarán su fin último y se esforzarán por cumplir su labor personal dentro de la Iglesia.

Para disfrutar y aprovechar la Misa, es importante conocer el significado de cada una de sus partes.


Partes de la misa y su significado

La misa se divide en dos partes principales: la liturgia de la Palabra
y la liturgia eucarística.


La liturgia de la Palabra

Es con la que inicia la Misa y consta de tres partes principales: las lecturas, la homilía y la oración de los fieles. En la primera parte de la misa, la liturgia de la palabra, conocemos los pensamientos y líneas de acción de Dios, escuchando su Palabra tomada de la Sagrada Escritura. Es el mismo Dios quien nos habla de una manera personal y con un mensaje específico para cada uno a través de las lecturas, el Evangelio y la homilía. Es Cristo mismo el que nos marca el camino a seguir por medio de su palabra y ejemplo.

La primera lecturaSe toma generalmente del Antiguo Testamento o de los Hechos de los Apóstoles y nos sirve para entender muchas de las cosas que hizo Jesús. Es importante escucharla con atención, pues Dios mismo nos está hablando. De acuerdo a la simbología propia de la misa, esta actitud interna de escucha atenta, se demuestra con la postura externa: el pueblo permanece sentado y mirando hacia el frente. Después de la primera lectura se lee o canta un salmo tomado del Libro de los Salmos del Rey David con el que alabamos a Dios.

La segunda lecturaSe toma del Nuevo Testamento, de las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para conocer cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jesús nos enseñó. También nos ayuda a entender muchas tradiciones de la Iglesia. La actitud interna y la postura externa son las mismas que en la primera lectura. Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que recuerda la Resurrección.

El EvangelioSe toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo con el ciclo litúrgico y narra una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la hace el sacerdote o el diácono. El pueblo se pone de pie, demostrando una actitud interna de escucha atenta y respeto hacia Jesucristo, la Palabra viva de Dios.

La homilía En este momento de la Misa, el sacerdote explica el significado de las tres lecturas y su aplicación en nuestras vidas. Nos exhorta a acoger esta palabra como lo que es: Palabra de Dios y a ponerla en práctica. El pueblo escucha la homilía sentado, demostrando una actitud interna de atención a las palabras del sacerdote.

La oración de los fielesEn este momento nos ponemos de pie, con la actitud interna de súplica al Padre y nos unimos a todas las personas que están en Misa para pedir juntos y en voz alta a Dios por cosas que nos interesan a todos: el Papa, los enfermos, las familias, los pobres, la paz del mundo, los gobernantes, etc. Debemos aprovechar ese momento para pedirle a Dios interiormente también por aquello que nosotros en particular necesitamos.

Dios verdaderamente escucha las peticiones que le hace su pueblo en la Oración Universal, por lo que debemos participar en ella de una manera activa, uniéndonos a la oración confiada por las necesidades de todos los hombres.

El CredoDespués de la oración de los fieles, permanecemos de pie y recitamos juntos en voz alta la proclamación de nuestros misterios de fe, el resumen de la fe católica. En ella pronunciamos la palabra "Creo", con la cual demostramos que hemos escogido libremente, desprendernos de cualquier duda o inquietud humana, para confiar sólo en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado.


La liturgia Eucarística

En la segunda parte de la misa, los miembros de la Iglesia revivimos la Pasión y Resurrección de Cristo, aunque sin derramamiento de sangre.

El ofertorioEn esta parte de la Misa, se llevan las ofrendas, el pan y el vino al altar y el sacerdote se las presenta a Dios ofreciéndose las para que se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Debemos aprovechar este momento para ofrecer a Dios nuestra vida, nuestros propósitos e intenciones, nuestro amor, nuestras cualidades, para que Él las santifique y sirvan para el bien de la Iglesia. Es el momento de ofrecerle interiormente un nuevo esfuerzo por alcanzar aquello que me he propuesto espiritual y humanamente.


La consagración Es el momento más solemne de la Misa; en él ocurre el misterio de la transformación real del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros para que podamos estar muy cerca de Él. Es un misterio de amor maravilloso que debemos contemplar con el mayor respeto y devoción. Debemos aprovechar ese momento para adorar a Dios en la Eucaristía. Hay pocos momentos en la vida en los que tenemos a un personaje tan importante frente a nosotros, pues el pan y el vino realmente se han transformado en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

En la consagración, Dios nos vuelve a manifestar su gran amor, ya que nuevamente acepta el sacrificio de su Hijo por el perdón de nuestros pecados, para que podamos alcanzar la felicidad. En cada consagración que hay a lo largo y ancho del mundo, se renueva el sacrificio de la cruz y se realiza nuestra salvación. En la Eucaristía, Cristo da el mismo Cuerpo y Sangre que entregó en la cruz por amor a nosotros. El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio.

Es una misma víctima, Jesucristo, que se ofreció a sí mismo sobre la cruz y que ahora se ofrece por el ministerio de los sacerdotes. Durante la consagración expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, arrodillándonos en señal de adoración al Señor.


La comuniónAnte la grandeza de este sacramento, antes de comulgar, los fieles repetimos con humildad y con fe ardiente las palabras del centurión: "Señor, yo no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme" (Mt 8,8)
La comunión significa «común unión», pues al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros, nos unimos a toda la Iglesia, a todos los cristianos en esa misma alegría y amor. Nunca hay que perder la oportunidad de comulgar, pues en la comunión recibimos el alimento que nos dará la vida eterna. Nuestra actitud corporal al momento de recibir la comunión debe manifestar el respeto, la solemnidad y el gozo de ese momento en que Cristo se hace nuestro huésped.

Silencio sagrado, bendición y despedida.
Después de la comunión, el sacerdote limpia los objetos sagrados y se guarda un momento largo de silencio en el que los fieles deben adorar y agradecer el don de la Eucaristía que acaban de recibir.

Al terminar el silencio, el sacerdote bendice al pueblo y lo despide con las palabras:
"Podéis ir en paz, la misa ha terminado. Id y anunciad al mundo las maravillas del Señor"
En este momento el pueblo se pone de pie en actitud de apertura a las gracias recibidas y de prontitud a cumplir con la misión.

Estas palabras de despedida son el origen de la palabra "misa", pues el sacerdote envía a los fieles ("missio") a cumplir con su misión de anunciar al mundo la Buena Nueva de Jesucristo.

Padre Robert De Grandis S.S.J.


Padre Robert De GrandisA los 19 años de edad ingreso al Seminario y a los 21 años entró al año de noviciado, estudió teología y fue ordenado sacerdote en la comunidad de los Jesuitas el 6 de junio de 1959 en Washington, E.U.
Luego de ser ordenado, fue enviado a Miami donde se involucró en el movimiento de derechos civiles de su comunidad.
Un año después fue trasladado a Nueva Orleans, donde vivió durante seis años compartiendo con la parroquia de personas de color más grande de Norteamérica .
En los inicios de su ministerio sacerdotal el padre Robert De Grandis, luchó incansablemente contra la discriminación racial.
En 1969 inició su trabajo con la Renovación Carismática y en 1979 empezó su trabajo en el ministerio de la sanación , a viajado por más de 22 países llevando el mensaje de Jesucristo y actualmente continúa su labor evangelizadora en los Estados Unidos.

Todas sus experiencias, conocimientos y testimonios los podemos encontrar en los siguientes libros de su autoría:
- CURACION A TRAVES DE LA MISA
- PERDONAR ES DIVINO
- ORACION DE PERDON PARA LOS JOVENES
- PERDONAR ES SANAR
- CRECER EN LA ORACION
- ORACION CON JESUS
- AMAR Y PERDONAR
- EL PODER DE LA ORACION

10 claves para un sistema digestivo siempre joven.

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10 claves para un sistema digestivo siempre joven.

Con los años nuestro sistema digestivo puede empezar a sufrir molestias en las que antes no reparábamos. Para cuidarlo y prolongar su juventud, te proponemos 10 consejos que te harán sentir más joven.

1. Consume aceite de oliva
2. Toma fibra
3. Consume cada día cinco porciones de frutas y verduras
4. No abandones la leche
5. Bebe suficiente agua 
6. Modera la ingesta de alimentos grasos
7. Prepara los alimentos de manera sencilla
8. Evita las comidas abundantes
9. Controla los gases
10.  Muévete


1. Consume aceite de oliva

Aceite de oliva. Un aliado de tu salud digestiva.

El ácido oleico que se encuentra fundamentalmente en el aceite de oliva, mejora la función pancreática y aumenta la absorción de minerales.

Incluido en la dieta de forma habitual, reduce la acidez del estómago, retrasa su vaciamiento y parece tener efectos antiinflamatorios.

Dos cucharadas de aceite de oliva contienen el 60% de la vitamina E diaria recomendada, con los beneficios antienvejecimiento que ésta aporta.

Además tomar dos cucharadas de aceite de oliva crudo en ayunas actúa como laxante.

 2. Toma fibra

La fibra vegetal, sobre todo la insoluble, retiene agua en el la porción final intestino grueso. Esto hace que las heces tengan una consistencia más blanda lo cual facilita la defecación. La cantidad recomendada es de unos 30 g al día. El exceso de fibra favorece el estreñimiento y la flatulencia.

3. Consume cada día cinco porciones de frutas y verduras

Aportan agua, fibra y vitaminas y minerales. Además la pectina (manzana), mucílagos (higos, borrajas) y almidón (arroz, patata, pan) de estos alimentos protegen la mucosa intestinal.

Las frutas y vegetales son la mayor fuente de antioxidantes y son uno de los pilares de la dieta mediterránea.

4. No abandones la leche

Leche. La alternativa no es dejar de tomar leche, sino optar por una leche baja en lactosa.

Algunas personas no toleran bien la leche porque con la edad disminuye la producción de la enzima llamada lactasa, que ayuda en la digestión de la lactosa (o azúcar de la leche).

Si se deja de consumir leche, con el tiempo se deja de producir la enzima lactasa. Esto además repercutirá negativamente en nuestra salud ósea porque nos estaremos privando de una de las mayores fuentes de calcio de nuestra alimentación.

Lo ideal en estos casos no es dejar de tomar leche, sino tomar una leche adaptada baja en lactosa, con lo que tu sistema digestivo se sentirá como cuando eras joven.

5. Bebe suficiente agua

Es necesario tomar de 1,5 a dos litros de agua al día. El agua es vital para nuestro organismo, pero además facilita le digestión y previene el estreñimiento.

 6. Modera la ingesta de alimentos grasos

Se consideran alimentos grasos aquellos que contienen una elevada proporción de grasa, como la mantequilla, margarina, tocino, manteca, y carnes grasas, embutidos, vísceras, natas, huevos y quesos curados.

Cocina con aceites vegetales (oliva y girasol) y evita las mantecas, mantequillas y margarinas.

Reduciendo la ingesta de grasas se aligeran las digestiones y se evita un exceso calórico.

7. Prepara los alimentos de manera sencilla

Preparar los alimentos de manera sencilla es una manera de proteger nuestro sistema digestivo. Lo mejor es preparar los alimentos hervidos, a la plancha, al horno, al vapor.

Evita los condimentos fuertes, especias, picantes y alimentos demasiado quemados. Limita el consumo de platos preparados de manera industrial ya que suelen tener exceso de grasas y sal.

8. Evita las comidas abundantes

Lo ideal es distribuir la ingesta de alimentos del día en cinco tomas: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. Esto evita la sobrecarga del sistema digestivo, la producción elevada de insulina y aporta energía de modo continuado a lo largo del día.

9. Controla los gases

Para ello hay que vigilar como se come y lo que se come.

Mastica despacio los alimentos y traga con cuidado para evitar una ingesta excesiva de aire.

Masticar chicle y beber con pajita favorece la deglución de aire.

La dentadura postiza mal adaptada también puede ser motivo de una masticación y deglución inadecuadas.

Evita las bebidas gaseosas o carbonatadas que neutralizan la secreción gástrica pero producen un efecto rebote, de modo que después la secreción ácida es mayor. Además aumentan la distensión abdominal.

Reduce el consumo de dulces ya que también favorecen la producción de gas.

Modera la ingesta de los alimentos con mucha fécula como la col, la coliflor, las habichuelas, el brécol, etc.

Siguiendo estos hábitos se reducirán significativamente los gases intestinales y las molestias que estos ocasionan.

10.  Muévete

El ejercicio moderado colabora en el mantenimiento de nuestra salud en general y también en nuestra salud digestiva. El simple hecho de caminar favorece la movilidad intestinal y el movimiento del producto de la digestión favoreciendo su eliminación.

Dra. Dª. Ana María Roca Ruiz
Médica y Odontóloga. Máster en Nutrición

¿Existe la Brujería? ¿Qué debemos hacer ante la presunta brujería?

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 ¿Existe la Brujería? ¿Qué debemos hacer ante la presunta brujería?
Padre Miguel Angel Fuentes I.V.E.

Brujería son aquellas operaciones sobrenaturales y misteriosas que realizan hombres o mujeres que se cree tienen pacto con el diablo. En realidad es difícil distinguir claramente entre brujería, hechicería y magia... Estas prácticas utilizan medios ocultos que no son de Dios para producir efectos mas allá de los poderes naturales del hombre. La brujería se adapta a los tiempos modernos y se prolifera aun en los libros populares para niños, como lo es la serie de Harry Potter. Es muy común en nuestras ciudades ver centros de brujería y es tan “natural” que se anuncian por radio y televisión como vender cualquier otro producto.

La brujería es perversa porque recurre a espíritus malignos. Implica un pacto o por lo menos una búsqueda de la intervención de esos espíritus. El ser brujo (a) se obtiene por vínculos satánicos en los que se entra por una "dedicación", muchas veces dentro de la familia. La brujería implica la creencia en una realidad invisible a la que el practicante queda atado. Las Sagradas Escrituras enseñan que se trata de una entidad diabólica.

¿Por qué se recurre a la brujería?

Para hacer daño a quien se odia; para atraerse la pasión amorosa de alguien; para invocar a los muertos; para suscitar calamidades o impotencia de los enemigos rivales u opresores reales o imaginarios; para resolver un problema el cual se ha convertido en obsesión y ya no importa por qué medio se resuelve.

Tanto en la brujería como en la magia se encuentran estos elementos:
1-La realización de rituales o de gestos simbólicos, 2- El uso de sustancias y objetos materiales que tienen significado simbólico,
3- Pronunciamiento de un hechizo , 4- Una condición prescrita del que efectúa el rito.

La brujería consta de rituales para hacer sus hechizos (ejercer un maleficio o atadura sobre alguien), algunos de los cuales requieren hierbas particulares. También hay palabras de conjuro o hechizo que pueden ser escritas para obtener un mayor poder. Quién realiza el rito debe desear su propósito con todas sus fuerzas para obtener mayores efectos y algunas veces debe ayunar por 24 horas antes de realizar el rito para purificar el cuerpo.

¿Es real el poder de la brujería?
Puede ser real, pero en muchos casos puede ser también sugestión de la mente, es decir pura mentira. En ambos casos está actuando el demonio, príncipe de la mentira. Los males que sufre la humanidad son fruto de su apertura al demonio por el pecado. Una forma extrema de esa relación es la brujería. Se llega a pactar con satanás y buscar su intervención. La Biblia nos enseña que la brujería es real y digna de condenación. Jesucristo vino para vencer y atar al demonio. Con frecuencia se enfrentó directamente con él para reprimir su actividad sobre sus víctimas. El tiempo entre la primera y segunda venida del Señor son de gran batalla espiritual que envuelve a todos.
Por muchos siglos y en muchas naciones la ignorancia, la crueldad y falta de justos procesos judiciales llevaron a terribles persecuciones, falsas acusaciones y la matanza de muchos acusados de brujería. Hechos injustificados y deplorables. En la actualidad hemos caído en el extremo opuesto: se niega la realidad de la actividad satánica y por ende la brujería.
Como cristianos debemos seguir el camino de Jesucristo quién rechaza el pecado pero ama al pecador. La enseñanza de Jesús en el caso de la mujer sorprendida en adulterio se aplica también a la brujería como a cualquier pecado. El camino de Jesús no es la condenación al estilo de los que se proponían apedrearla. Tampoco es el la actitud de los que hoy pretenden que no existe el pecado. El camino de Jesús es el amor que defiende de la crueldad y llama a una vida nueva, libre de pecado. El mal no se vence matando sino ayudando con amor y verdad a salir del pecado. El Señor nos enseña a amar a nuestros enemigos. El amor de Dios es más fuerte que la maldición de todos los brujos del mundo. Una gotita de su Preciosa Sangre tiene poder para disipar el más enfurecido ataque diabólico.
Cuando una persona visita un centro de brujería le da terreno legal al diablo para que tome parte en su vida, pero para eso ha venido Jesucristo, para deshacer las obras del diablo. Si al leer este artículo tu recuerdas que has visitado, practicado o simplemente curiosiado el mundo de la brujería y el ocultismo, entonces es tiempo que cambies de rumbo y le pidas perdón a Jesucristo por haberlo hecho, debes buscarlo a El y pedirle con todo tu corazón que te limpie de las influencias del diablo, y dice la Biblia que El lo hará. Hay un verso en la Escritura que dice: Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

Conclusión


Los males que sufre la humanidad son fruto de su apertura al demonio por el pecado. Una forma extrema de esa relación es la brujería. Se llega a pactar con él y buscar su intervención. La enseñanza de la Biblia, los Padres de la Iglesia y la tradición concuerdan en que la brujería es real y digna de condenación. Jesucristo vino para vencer y atar al demonio. Con frecuencia se enfrentó directamente con él para reprimir su actividad sobre sus víctimas. El tiempo entre la primera y segunda venida del Señor son de gran batalla espiritual que envuelve a todos.

Por muchos siglos y en muchas naciones la ignorancia, la crueldad y falta de justos procesos judiciales llevaron a terribles persecuciones, falsas acusaciones y la matanza de muchos acusados de brujería. Hechos injustificados y deplorables.

En la actualidad hemos caído en el extremo opuesto: se niega la realidad de la actividad satánica y por ende la brujería.

Como cristianos debemos seguir el camino de Jesucristo quién rechaza el pecado pero ama al pecador. La enseñanza de Jesús en el caso de la mujer sorprendida en adulterio se aplica también a la brujería como a cualquier pecado. El camino de Jesús no es la condenación al estilo de los que se proponían apedrearla. Tampoco es el la actitud de los que hoy pretenden que no existe el pecado. Eso sería abandonarla sumida en su desgracia. El camino de Jesús es el amor que defiende de la crueldad y llama a una vida nueva, libre de pecado. El mal no se vence matando sino ayudando con amor y verdad a salir del pecado. El Señor nos enseña a amar a nuestros enemigos. El amor de Dios es más fuerte que la maldición de todos los brujos del mundo. Una gota de su Preciosa Sangre tiene poder para disipar el más enfurecido ataque diabólico.