Es imposible dejar de recordar aquí la maravillosa experiencia que tuvo mi tío Tomás Martínez. Después de pasar 20 días en coma, al recuperar la conciencia, compartió: "Sentí que caía en un túnel largo y obscuro. Al llegar al final me encontré en una gran ciudad con mucha gente que celebraba una fiesta."
Me acerqué a un hombre que estaba sentado en una silla y le pregunté si
podía sentarme a su lado, pero me di cuenta de que no habían más sillas;
Él , mirándome fijamente dijo: "Tomás, en este momento tu lugar no está
aquí; tienes que regresar para pedir perdón y ponerte en paz con todas
las personas a las que hayas ofendido".
El tío Tomás se sintió muy triste porque quería quedarse en la fiesta. Pero de esa manera Jesús le mostró lo que debía hacer para no perder su lugar en el banquete celestial de la vida eterna.
El perdón es una fuente de energía positiva, sanadora, creadora. Es el medio que Dios nos ha dejado para volver a una vida plena, a disfrutar de la vida. Entonces, perdonar es el regalo más grande que podemos dar y que debemos darnos. Es una nueva oportunidad de vivir y que los demás vivan. Es luchar por un mejor futuro esperando que sanen las heridas del pasado. Es creer todavía en la luz, aunque nos haya tocado sufrir noches oscuras.
No sé, hermano, si alguna vez en tu vida has tenido el dolor de verte lastimado, traicionado, defraudado por personas en las que tanto confiabas.
¿Cómo puede sentirse una esposa o un esposo que ha sido sustituido en el amor? ¿Cómo están lastimados los corazones de los hijos que se sienten defraudados o rechazados por sus padres?
Y más allá del hogar, ¿cómo perdonar y no tomar venganza de los hombres de una sociedad en la que se roba, se viola, se mata y se espera inútilmente que llegue la justicia?
¿Cómo perdonarán la viuda y el huérfano, los padres y hermanos de esos seres querídos a los que brutalmente los desaparecieron o, quizás, frente a ellos les quitaron la vida?
En una sola pregunta: ¿Cómo restaurar un corazón destrozado con estas realidades dolorosas?
Es difícil y doloroso; mas es urgente emprender el camino a la más dura pero redentora escuela del perdón. Perdonar es la única esperanza, si queremos salvar lo que aún nos queda para construir un mundo más humano, justo y lleno de amor.
El perdón es la puerta que nos abrirá nuevas dimensiones de paz, de salud y de alegría. Perdonar es una meta muy grande pero no imposible, si logramos aprender cómo alcanzarla.
Prepárate a escalar uno por uno los peldaños de la difícil pero salvadora escalera que te sacará del pozo profundo y oscuro del odio, del rencor y la venganza; te conducirá a la llanura del perdón y de allí a las alturas tan deseadas de la paz y del amor.
El tío Tomás se sintió muy triste porque quería quedarse en la fiesta. Pero de esa manera Jesús le mostró lo que debía hacer para no perder su lugar en el banquete celestial de la vida eterna.
El perdón es una fuente de energía positiva, sanadora, creadora. Es el medio que Dios nos ha dejado para volver a una vida plena, a disfrutar de la vida. Entonces, perdonar es el regalo más grande que podemos dar y que debemos darnos. Es una nueva oportunidad de vivir y que los demás vivan. Es luchar por un mejor futuro esperando que sanen las heridas del pasado. Es creer todavía en la luz, aunque nos haya tocado sufrir noches oscuras.
No sé, hermano, si alguna vez en tu vida has tenido el dolor de verte lastimado, traicionado, defraudado por personas en las que tanto confiabas.
¿Cómo puede sentirse una esposa o un esposo que ha sido sustituido en el amor? ¿Cómo están lastimados los corazones de los hijos que se sienten defraudados o rechazados por sus padres?
Y más allá del hogar, ¿cómo perdonar y no tomar venganza de los hombres de una sociedad en la que se roba, se viola, se mata y se espera inútilmente que llegue la justicia?
¿Cómo perdonarán la viuda y el huérfano, los padres y hermanos de esos seres querídos a los que brutalmente los desaparecieron o, quizás, frente a ellos les quitaron la vida?
En una sola pregunta: ¿Cómo restaurar un corazón destrozado con estas realidades dolorosas?
Es difícil y doloroso; mas es urgente emprender el camino a la más dura pero redentora escuela del perdón. Perdonar es la única esperanza, si queremos salvar lo que aún nos queda para construir un mundo más humano, justo y lleno de amor.
El perdón es la puerta que nos abrirá nuevas dimensiones de paz, de salud y de alegría. Perdonar es una meta muy grande pero no imposible, si logramos aprender cómo alcanzarla.
Prepárate a escalar uno por uno los peldaños de la difícil pero salvadora escalera que te sacará del pozo profundo y oscuro del odio, del rencor y la venganza; te conducirá a la llanura del perdón y de allí a las alturas tan deseadas de la paz y del amor.
Salvador Gomez.
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