Wednesday, March 16, 2011

El Padre Emiliano Tardif, M.S.C., nos contaba el siguiente testimonio:

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El Padre Emiliano Tardif, M.S.C., nos contaba el siguiente testimonio:

Cuando estuve de párroco en Sánchez vino a visitarme una señora que daba su testimonio: “Padre Emiliano yo vine hace muchos meses buscándolo porque sufría de ataques de asma desde pequeña y vine para que Ud. me impusiera las manos y orara por mi. No lo encontré y salí muy triste de la Casa Curial. 

Sin embargo, encontré la Iglesia abierta, entre y al fondo estaba la imagen de Nuestra señora del Rosario. Me acerque y le dije: Madre, como no esta el P. Emiliano para que me imponga las manos, imponme Tu las manos y ora por mi.

Saque el santo rosario de la cartera y empecé: primer misterio, segundo misterio, tercer misterio y terminando el cuarto misterio me dio un ataque de asma que casi me moría. Espere un momento, descanse y termine el quinto misterio. Regrese a mi casa, cerca de 3 horas de viaje. Hoy vengo a contarle que fue el último ataque de asma que me dio. Nunca más he sufrido de asma: Jesús me sano.

Cuando doy este testimonio les pregunto: que tenía la señora? Unos dicen fe y otros dicen asma. Eso es: asma. A que fue a Sánchez? Buscando al P. Emiliano para que le impusiera las manos, como dice Jesús en San Marcos 16,17-18 (Léanlo, por favor). Y al no encontrarlo que hizo? Le pidió a la madre de Jesús que le impusiera las manos. Y mientras ella rezaba el Santo Rosario (que es Palabra de Dios, ya que el Padre Nuestro y el Ave María están en los Evangelios-en la Biblia-), mientras rezaba el santo Rosario la Virgen María estaba trabajando y consiguiendo el milagro de su Hijo Jesús como hizo en las Bodas de Cana. Ella no hace milagros pero si los consigue, le roba los milagros a su Hijo, que no le niega nada a su madre: “Y fue el ultimo ataque de asma… Jesús la sano” Bendito sea el nombre y la presencia viva de Jesús, que es el mismo de ayer, de hoy y de siempre como nos dice la Palabra de Dios en la carta a los Hebreos 13,8.

Entonces en los retiros o enseñanzas o Eucaristías les doy ese testimonio y los invito a orar de esa forma: cada misterio le dicen a mama María: Madre impón las manos sobre tal intención y sin mas palabras se inicia el misterio. Y así los cinco misterios. Que un hijo o hija, o el marido o alguien esta portándose mal o fastidiando: “dile a la madre de Jesús: Madre impón las manos sobre fulano y sin mas palabras comienza el misterio. Vamos a ver la gloria de Dios. Si quieres en este momento hagámoslo: levanta una mano y dile: madre querida que esta sea tu mano bendita y ponla en mi cabeza y ora por mi mientras te saludo con esa oración que nació del corazón de Papa Dios y te la dijo Gabriel, ahora te la digo yo: oremos un Ave María con la mano de nuestra (que sea la de María) en nuestra cabeza… en silencio o en voz alta digamos el Ave María. Gracias Madre por conseguir cuantos milagros para los hermanos que con humildad hicieron este ejercicio.

Entonces si hay alguien enfermo: ya sea ancianito-a, en recuperación de una cirugía, algún familiar en estado de coma o en cuidados intensivos y la familia esta afuera o tiene una habitación pueden hacer dos cosas: primero cada hora, ya sea las 7:00 a.m.-8:00-9:00 y así sucesivamente se reúnen todos los que estén y dicen vamos a orar el misterio del Santo Rosario y mientras oramos la Virgen María esta imponiendo las manos y haciendo el trabajo con su hijo amado Jesús. Luego del misterio leen un pasaje de la Biblia, empezando por el Evangelio de San Mateo y siguen hasta terminar el Nuevo Testamento, luego siguen con el Antiguo Testamento. De esta manera van a leer mientras la persona esta enferma mucha Palabra de Dios y van a ver como la Palabra de Dios: “sana, sana y libera”. Entonces el misterio del Santo Rosario y luego el pasaje Bíblico. Y cuando la persona puede tomar agua dan el tercer paso: “La terapia del agua”. Tomar un vaso o un vasito con agua. Eso le limpia la parte digestiva, riñones y le hace caminar a los que pueden hacerlo con dificultad y los obliga a moverse. Los que están en oficinas sobre la computadora pueden hacer la terapia del agua: cada hora un vaso o vasito y así tienen que levantarse a orinar y eso los relaja y los oxigena.

Dulzura de los Angeles

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Dulzura de los Angeles

 Dulzura de los ángeles,
alegría de los afligidos,
abogada de los cristianos,
Virgen madre del Señor,
protégeme y sálvame de
los sufrimientos eternos.
María, purísimo incensario de oro,
que ha contenido a la Trinidad excelsa;
en ti se ha complacido el Padre,
ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo,
que cubriéndote con su sombra, Virgen,
te ha hecho madre de Dios.
Nosotros nos alegramos en ti,
Theotókos; tú eres nuestra
defensa ante Dios. Extiende
tu mano invencible y aplasta
a nuestros enemigos.
Manda a tus siervos el socorro del cielo.
Amen

¿Puedo Comulgar si tengo malos pensamientos?

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¿Puedo Comulgar si tengo malos pensamientos?
 
Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
 
Pregunta:

Buenas tardes Padre, espero que pueda contestarme; sabe, deseo preguntarle si uno después de haber realizado el sacramento de la confesión trata de no volver a pecar se resiste pero los malos pensamientos se tienen aunque se luchan con ellos. Las personas a veces tenemos malos pensamientos, a veces son impuros, y esa es mi duda, y por eso a veces yo no comulgo pues tengo miedo de estar cometiendo sacrilegio por estos malos pensamientos.

Betty, de Perú (Edad: 21 años)

Respuesta:
Estimada:

Lo que usted me consulta corresponde al tema de los ' pecados internos '

Pecados internos son los que se realizan con solas las potencias internas del hombre, o sea el entendimiento, la voluntad, la imaginación y la memoria. Los principales son tres: la complacencia morosa en una cosa mala propuesta como presente por la imaginación, pero sin ánimo de realizarla; el deseo de una cosa mala futura, y el gozo o aprobación de una cosa mala pasada.

1) La complacencia morosa

Es el deleite en la representación imaginaria de un acto pecaminoso como si se estuviera realizando, pero sin ánimo de realizarlo. En lenguaje vulgar suele designarse con el nombre de malos pensamientos. Si se refieren a la lujuria, se les llama, más propiamente, pensamientos impuros o malos pensamientos.

Para que la complacencia morosa sea pecado es preciso que se la advierta como pecaminosa y se la consienta deliberadamente a pesar de ello. El que piensa distraídamente una cosa mala sin advertir que es pecaminosa y la rechaza en el acto al advertirlo, no cometió pecado, aunque hubiera permanecido algún tiempo en aquel pensamiento inadvertido. En la práctica es difícil no advertir prontamente la malicia del mal pensamiento o imaginación.

De aquí hay que sacar los siguientes principios morales:

(a) La complacencia interna y voluntaria en una representación pecaminosa es siempre pecado. Porque nadie se deleitaría en estas representaciones internas si no sintiera inclinación a la obra mala que representan, aunque no tenga intención de realizarla actualmente; por lo que el consentimiento deliberado a tal delectación supone la aprobación de la cosa pecaminosa o el afecto libremente inclinado hacia ella. Por eso se nos dice en la Sagrada Escritura que 'son abominables ante Dios los pensamientos del malo' (Prov. 15,26).

(b) La complacencia morosa recibe su especie y gravedad del objeto malo libre y voluntariamente representado. Esto quiere decir que el pecado de complacencia interna será grave o leve según lo sea el objeto, y pertenecerá a la misma especie moral a que pertenece el objeto.

En cambio está discutido entre los moralistas si la complacencia morosa recoge también las circunstancias que cambian la especie del pecado (por ejemplo, si es distinto pecado imaginarse torpemente a una persona soltera, casada o pariente). Especulativamente parece que no, puesto que el pensamiento suele recaer sobre el objeto en cuanto apto para producir deleite, prescindiendo de las circunstancias, que nada le añaden en este sentido; y así, por ejemplo, considera a la casada o pariente, no en cuanto tal, sino en cuanto hermosa, y en ello se complace. San Alfonso María de Ligorio, sin embargo, es partidario de que-en cuanto sea posible-se expliquen en la confesión estas circunstancias que cambian la especie del pecado, porque es muy fácil que el pecador las haya tenido en cuenta o deseado, al menos con deseo ineficaz; y el deseo recoge ciertamente el objeto tal como es en sí, o sea, con todas sus circunstancias individuales.

(c) No es pecado el estudio o conocimiento especulativo de cosas peligrosas cuando hay causa justificada para ello y se tiene recta intención. Y así, por ejemplo, el sacerdote puede y debe estudiar las materias escabrosas de teología moral que se refieren a la lujuria, matrimonio, etc., para administrar rectamente el sacramento de la Penitencia; el médico puede y debe estudiar anatomía, ginecología, etc., para el competente ejercicio de su profesión, etc. Pero han de estudiar o pensar estas cosas con recta intención y rechazando la complacencia morosa que pudieran despertar.

2) El mal deseo

Es la apetencia deliberada de una cosa mala. Por consiguiente, se refiere siempre al tiempo futuro.

Se divide en: (a) EFICAZ (cuando hay intención o propósito absoluto de ejecutar una cosa mala cuando se presente el momento oportuno); (b) INEFICAZ o condicionado (cuando no se tiene intención de ejecutarlo). Es más bien una veleidad (por ejemplo, quisiera hacer tal cosa si fuera lícita o posible).

Los principios morales por los que hay que juzgar los malos deseos son:

(a) El mal deseo eficaz es siempre pecado de la misma especie y gravedad que el acto externo revestido de todas las circunstancias individuales. La razón es porque toda la bondad o malicia de los actos humanos se toma de la voluntad interior, ya que el acto externo no añade ninguna moralidad especial al interno, sino únicamente un complemento accidental. Por eso dice el Señor en el Evangelio: 'Todo el que mira a tina mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón' (Mt. 5,28). El mal deseo recoge toda la malicia del acto externo con todas sus circunstancias. Y así, si el mal deseo recayó sobre una determinada persona casada o pariente, no bastaría acusarse en la confesión de una manera genérica (diciendo, por ejemplo, 'tuve deseos de pecar con persona de distinto sexo'), sino que habría de explicar la condición o estado de esa persona, pues el pecado es específicamente distinto según los casos. Otra cosa sería si el deseo no hubiera recaído sobre una persona determinada, sino de una manera general sobre cualquier persona de sexo distinto.

(b) El mal deseo ineficaz, admitido bajo condición, es siempre peligroso; pero será pecado o no según que la condición impuesta deje intacta su malicia o la suprima del todo; esto es:

(b.1) Es siempre peligroso e inútil. ¿A qué viene, por ejemplo, decir: 'Me gustaría comer carne si no fuera día de vigilia'? Es un deseo inútil y absurdo que supone cierto descontento de la ley que prohibe realizarlo, lo cual envuelve cierto desorden moral.

(b.2) Será pecado (grave o leve según lo sea el objeto) cuando la condición impuesta no le quita su malicia; por ejemplo, 'Cometería tal pecado si Dios no me castigara, o si no hubiera infierno, o si me fuera posible', etc.

(b.3) De suyo no sería pecado silo condición le quitara su malicia; por ejemplo, 'Comería carne si no fuera día de vigilia'. Pero estos deseos son inútiles y ociosos, como ya hemos dicho, y hay que procurar evitarlos.

(c) Guardando el orden de la caridad, es licito desearse a si mismo o al prójimo un mal temporal que trae consigo un bien espiritual o un bien temporal mayor. Y así sería licito, con la debida sumisión a la voluntad de Dios, desearse la muerte, o deseársela al prójimo, para librarse de los peligros de pecar, ir al cielo, etc. O también desear una enfermedad que nos impidiera pecar, o la pérdida de los bienes de fortuna que se emplean en vicios y pecados, etc.

Pero habría que rectificar muy bien la intención para desear únicamente el efecto bueno que traería consigo aquel mal temporal. El mal moral (pecado) no es licito jamás desearlo a nadie. Desear un mal mayor (por ejemplo, la muerte del prójimo) para obtener un bien menor (por ejemplo, la herencia, verse libre de malos tratos, etc.) no es licito jamás, porque invierte el recto orden de la caridad.

3) El gozo pecaminoso

Es la deliberada complacencia en una mala acción realizada por si mismo o por otros. Por contraste se equipara a él la pena o tristeza por una buena acción realizada o por no haber aprovechado la ocasión de pecar que se presentó.

Los principios morales para juzgar el gozo pecaminoso son:

(a) El gozo por un pecado cometido renueva el mismo pecado con todas sus circunstancias individuales. La razón es porque supone la aprobación de una mala acción tal como fue ejecutada, o sea, con todas sus circunstancias. Si el pecador se jactara ante otras personas del pecado cometido, habría que añadir la circunstancia de escándalo, por lo que el pecado de jactancia sería más grave que el cometido anteriormente.

(b) Alegrarse del modo ingenioso con que se cometió un pecado, pero rechazando el pecado mismo, no sería pecado, pero si peligroso e inútil. Y así, por ejemplo, no sería pecado alegrarse del modo ingenioso con que se realizó un robo, un atraco, etc., sin complacerse en el hecho delictuoso, sino sólo en el modo con que se cometió. Sin embargo, es evidente que este gozo es peligroso e inútil, sobre todo si se trata de chistes inconvenientes o narraciones escabrosas, aun rechazando su aspecto pecaminoso.

(c) No es lícito alegrarse de un acto malo por el buen efecto que nos haya acarreado; pero sí lo seria alegrarse del buen efecto rechazando la causa mala. Y así, por ejemplo, no es licito alegrarse del asesinato de una persona por la herencia que nos ha sobrevenido; pero es licito alegrarse de la herencia rechazando el asesinato.

(d) Es pecado sentir tristeza deliberada por no haber aprovechado una ocasión de pecado que se presentó. Es evidente. Esa tristeza supone afecto y complacencia hacia el pecado que dejó de cometerse, y esto es de suyo pecaminoso e inmoral.

(e) Sentir tristeza deliberada por haber realizado una buena acción obligatoria es pecado mortal; si no era obligatoria, es pecado venial, a no ser que haya justa causa para ella. Y así, por ejemplo, el que se entristece por haber restituido una importante cantidad robada, vuelve a cometer el pecado interno de injusticia. Si se entristece de algo bueno no obligatorio (por ejemplo, de haber hecho un voto), es pecado venial, a no ser que haya justa causa para ello (por ejemplo, por haberlo hecho con demasiada ligereza y resultar muy difícil su cumplimiento).

(f) Puede no ser pecado, aunque siempre es peligroso, gozarse de una acción que actualmente no es lícita, pero que lo fue o lo será al tiempo de realizarla.

          Y así, por ejemplo, la viuda no pecaría recordando con gozo los actos conyugales realizados lícitamente durante el matrimonio, con tal de no consentir en los malos movimientos que ese recuerdo pueda actualmente excitarle, Pero ya se comprende que este gozo es muy peligroso e imprudente y hay que procurar evitarlo.

          Dígase lo mismo de los novios con relación a los actos futuros del matrimonio. Es peligrosísimo recrearse anticipadamente en ellos, pues, aunque teóricamente se trata de una acción que será lícita cuando se realice en el matrimonio, es casi imposible que no repercuta en algún mal movimiento o deseo actual, que sería ilícito y pecaminoso.

[Todo lo anteriormente trascripto está tomado del libro del P. Antonio Royo Marín, 'Teología Moral para Seglares', Tomo 1, nn. 257-262].

En Cristo y María.

¿Cuáles Son los Distintos Tipos de Vitaminas?

Las vitaminas son uno de los nutrientes esenciales que requiere nuestro cuerpo. Existen distintos tipos de vitaminas. Podemos clasificarlas en dos categorías: las vitaminas hidrosolubles y las vitaminas liposolubles. Las vitaminas hidrosolubles  (como por ejemplo, la vitamina B y la vitamina C) son eliminadas por el cuerpo, por lo cual las debemos consumir diariamente. Por otra parte, las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) son aquellas que se almacenan en los tejidos grasos del cuerpo.

Existen distintos tipos de vitaminas y cada uno desempeña un papel único al momento de mantenernos saludables. Algunos de los distintos tipos de vitaminas son:

Vitamina A: Nos ayuda a mejorar nuestra vista y a tener una piel sana. Algunos alimentos ricos en vitamina A son los huevos, la leche, los damascos, las zanahorias y las espinacas.

Vitaminas B: La vitamina B reúne múltiples vitaminas como la B1, B2, B6, B12, niacina, ácido fólico, biotina y ácido pantoténico. La vitamina B ayuda a generar energía y participa activamente en la producción de glóbulos rojos (los cuales transportan oxígeno a las diferentes partes del cuerpo). Algunas fuentes ricas en vitamina B son el trigo y la avena, los pescados y mariscos, las verduras de hojas verdes, los productos lácteos como leche y yogurt, frijoles, etc.

Vitamina C: Esta vitamina nos ayuda en el fortalecimiento de las encías y de los músculos. También ayuda a la cicatrización de heridas. La vitamina C se encuentra en algunos cítricos como las naranjas. Además, está en el tomate, el brócoli, el repollo y las frutillas.

Vitamina D: Fortalece nuestros huesos y dientes. También ayuda en la absorción del calcio. Alimentos ricos en vitamina D son el pescado, la yema de huevo, la leche y otros productos lácteos.

Vitamina E: Se encarga de cuidar nuestros pulmones y de ayudar en la formación de glóbulos rojos. Buenas fuentes de vitamina E son los granos enteros, los vegetales de hojas verdes, la yema de huevo y los frutos secos.

Vitamina K: Esta vitamina ayuda a mantener los niveles normales de coagulación de nuestra y a prevenir la osteoporosis y las fracturas de los huesos. Buenas fuentes de vitamina K son las verduras de hojas verdes, los productos lácteos, como leche y yogurt y la carne de cerdo.

Saturday, March 12, 2011

Sanacion de la Propia Imagen.

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Sanacion de la Propia Imagen.

Cuantas veces, mujeres preciosas pueden sentirse feas y hombres jóvenes y guapos pueden sentirse dolorosamente inferiores, mientras que una persona menos atractiva puede tener una gran confianza y una buena imagen de sí misma.

Reconocernos tal como somos, y sobre todo, amarnos tal como el Señor nos ha hecho, es de la mayor importancia para nuestra vida. La paz del espíritu, pasa muchas veces por esa sanación de nuestra propia imagen.

Queremos entrar en esta parcela de la sanación, de la mano del P. Robert de Grandis y Betti Tapscott, en su libro "SANACIÓN DE LA PROPIA IMAGEN". Intentaremos hacer un resumen de dicho libro, ya que puede ayudar a muchas personas.

Hemos dicho que es de suma importancia amarnos tal como somos, por aquel precepto que nos dio el Señor: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Si no nos amamos a nosotros mismos ¿cómo vamos a pretender amar a nuestros hermanos, a los demás?

Muchas veces tenemos el presentimiento de que amarse a sí mismo es estar llenos de orgullo y vanidad (y puede darse el caso); nos referimos a amarnos a nosotros mismos desde una manera sana y cristiana; y esto ya no es tan fácil porque nos resulta difícil incluso gustarnos a nosotros mismos.

"Dios quiere que nos gustemos del modo que Él nos hizo. Quiere que nos amemos a nosotros mismos. Hacer eso indica aceptación de uno mismo, y una buena imagen de uno. Esta es una de las áreas más importantes de nuestra vida. La idea que tenemos y lo que pensamos de nosotros mismos, determina la forma en que respondemos a la gente de nuestro alrededor. Por ejemplo, si yo creo que no sirvo, que soy inferior, inútil, feo, que no tengo ningún valor, ni merezco ser amado, encontraré difícil amar a otros. Encontraré imposible amarme a mí mismo, y lo más probable es que encontraré difícil amar al Señor y aceptar su Amor."

Los psiquiatras nos dicen que la "foto" que tenemos de nosotros mismos está formada por lo que los demás dicen de nosotros. Si las cosas que nos dicen son buenas, tenderemos a ser positivos; de lo contrario, tenderemos a ser negativos. La vida de toda persona ha pasado por circunstancias y ambientes de todo tipo y a través de ellos, uno ha ido forjando la propia imagen. La manera en que un niño ha sido educado en su propia casa, en la escuela, quedará impreso en su mente para toda la vida. Palabras que tantas veces se dicen, incluso, inconscientemente, como estúpido, tonto, perezoso o bien, feo, gordo, delgaducho, patoso, hieren profundamente. Igualmente cuando se les compara negativamente con los hermanos y sienten que no fueron deseados. Todo ello suena, como una grabadora, a través de los años y estas palabras resquebrajan esa cosa tan delicada llamada la propia imagen. Esto mismo sucede, una vez casados, si el marido o la mujer es dominante. Y en el trabajo, si un jefe exigente te humilla ante los demás o te pone en ridículo.

Esta es la imagen que se nos ha creado a través de los años, imagen, generalmente peyorativa. Esta es la imagen que debe ser sanada para que ella no entorpezca nuestra relación con los demás y con nuestro Dios. Además, la buena imagen propia y la autoestima es una de las mayores necesidades de la persona. Una persona puede sobrevivir sin poder y sin placeres, pero no puede subsistir si pierde el orgullo de ser una persona. Nuestra autoestima - grande o pequeña - abarca todos los campos de nuestra vida. Cristo nunca rebajó a un ser humano, por pecador que fuese. Él edifica, redime y santifica a la persona y a la personalidad. 

Al descubrir que Dios nos acepta y nos ama ¡con defectos y todo!... las máscaras que hemos usado durante años se van quitando lentamente en su presencia. El mandamiento de Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado. Podríamos decir: "Ámate a ti mismo como Yo te he amado". La caridad empieza en casa. El amor empieza con uno mismo.

PROBLEMAS DE UNA BUENA IMAGEN.

Hay tres problemas principales que nos alejan de tener una buena imagen de nosotros mismos: el rechazo, la culpabilidad y el perfeccionismo.
 
1 ) EL RECHAZO.
    Ya hemos visto antes, cómo el niño que no ha sido deseado o que ha sido molestado o vejado, arrastra durante su vida la imagen que le dieron. Es común en los jóvenes, al sentir que sus padres querían más a sus hermanos o hermanas que a ellos, encontrarse inseguros. En el corazón del niño y del joven se van imprimiendo, como en cera blanda, esas situaciones de rechazo, recibidas de mil formas y esto queda moldeado para toda la vida. Pero la Buena Nueva es que JESÚS PUEDE SANAR ESAS HERIDAS.
2 ) LA CULPABILIDAD.
Sentirse culpable es otra razón para tener una pobre imagen de uno mismo. Esto ocurre especialmente si no podemos perdonarnos a nosotros mismos y sentimos que Dios no nos perdonará por los pecados cometidos. Pero Dios nos dice en Hebreos, 10,17: "Y de tus pecados e iniquidades no me acordaré ya". Cuanto más admitamos nuestras propias faltas y admitamos que somos débiles, entonces podremos aceptarnos mejor a nosotros mismos.
La razón por la que una persona puede no gustarse a sí misma es debido, muchas veces, a tanta negatividad, procedente de un gran sentimiento de culpa. Y cuando ello se une a una falta de perdón, el sentimiento de indignidad va creciendo mas y más.

Es importante que entreguemos toda nuestra culpabilidad al Señor, porque Él es el único que puede cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos verdaderamente. Ningún psicólogo o psiquiatra puede cambiar con profundidad la imagen que tenemos de nosotros mismos. Solo el Señor puede retroceder en el tiempo: "Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre" (Hebr.13,8) Él puede perdonar todos los pecados que hemos cometido y darnos la gracia para perdonarnos y sanar la herida y el daño causados.
3)PERFECCIONISMO.
Se nos ha hecho creer que una cosa si no es perfecta, no tiene valor. Así la mujer, si no es "Mis Mundo", si no es una buena ama de casa, si no cocina a la perfección, etc., se puede sentir inferior. Y al hombre le pasa algo parecido; cuantas veces cree que su imagen depende del coche que tenga, del lugar en donde viva, de su éxito, de su cuenta bancaria. El Señor nos insiste en que seamos perfectos y muchos esperan, dentro de la Iglesia, ser perfectos, ser buenos, para poder actuar. ¿Cómo puedo recibir del Señor su amor si yo no soy bueno, si no cumplo, por todo lo que he hecho?

Y no digamos, cuando nos comparamos con los demás. No es extraño que la gente de espíritu perfeccionista no pueda sentirse bien consigo misma, porque nunca llegan a dar la talla.
Alguien dijo: "Todo el mundo derrama leche alguna vez"; todo el mundo comete errores, falla, y eso duele. Te encuentras apurado. El sentirse que no todo lo has hecho bien, te puede llevar a una mala imagen de ti mismo. Pero, ¡qué maravilloso será cuando consigamos llegar a reírnos de nuestras propias faltas! Todos necesitamos de una buena dosis del sentido de humor.
FORMAS BÍBLICAS PARA DESARROLLAR UNA BUENA IMAGEN.

Toda herida produce dolor y necesitamos ser sanados para sentirnos felices y en paz. La falsa imagen que tenemos de nosotros mismos es fruto de muchas heridas que a través de la vida hemos recibido; necesitamos, pues, sanar esas heridas para recuperar la imagen que Dios nos plasmó y así superar los miedos, la negatividad en nuestro obrar.
Nos podrá ayudar en gran manera unas formas bíblicas que te presentamos.
  1. Recuerda a diario: SOMOS HIJOS DE DIOS. Y DIOS NOS AMA. "ERES PRECIOSO A MIS OJOS, ERES ESTIMADO, Y YO TE AMO" DICE EL SEÑOR. (Isaías, 43, 4) "CON AMOR ETERNO TE HE AMADO, POR ESO HE RESERVADO GRACIA PARA TI" (Jer. 31, 3)
  2. No importa cual sea la situación, ni lo abrumador que sea el trabajo. Repite diariamente: "TODO LO PUEDO EN AQUEL QUE ME CONFORTA" (Fil. 4, 13)
  3. Cuando el miedo y la timidez te invadan, piensa que las palabras de Dios dicen: "PORQUE NO NOS DIO EL SEÑOR A NOSOTROS UN ESPÍRITU DE TIMIDEZ, SINO DE FORTALEZA, DE CARIDAD Y DE TEMPLANZA". (2 Tim. 1, 7.) "EL AMOR PERFECTO EXPULSA EL TEMOR" (1 Juan 4, 18); "...EL SEÑOR ES MI AYUDA, NO TEMERÉ. ¿QUÉ PUEDE HACERME EL HOMBRE" (Hebr.13, 6)
  4. Proclama diariamente amabilidad, amor, bondad, compasión y amistad, porque según repartes - al plantar semillas de bondad - recogerás esa cosecha. "FRUTOS DE JUSTICIA SE SIEMBRAN EN LA PAZ PARA LOS QUE PROCURAN LA PAZ". (St. 3, 18).
  5. Sin orgullo o egoísmo, piensa en las cosas que haces bien y entonces da gracias a Dios por ayudarte a hacer esas cosas para su gloria. "QUE CADA CUAL PONGA AL SERVICIO DE LOS DEMÁS LA GRACIA QUE HA RECIBIDO, COMO BUENOS ADMINISTRADORES DE LAS DIVERSAS GRACIAS DE DIOS." (I Pedro, 4, 10)
  6. Cuando te sientas abrumado por sentimientos de inferioridad, rechazo, culpabilidad, miedo, timidez, fracaso, desesperación, indignidad, falta de perdón, date cuenta de que esos sentimientos vienen del enemigo que te quiere bien atada y amordazada. Si has pedido perdón a Dios y en nombre de Jesús has perdonado a otros, ten presente siempre: "TUS PECADOS TE SON PERDONADOS; VETE EN PAZ" (Lucas, 7, 48-.49).
  7. Mantén una actitud de alabanza en tu boca y en tu mente. Cuando tú estás alabando a Dios, tiendes a mantener la vista alejada de ti mismo (y también de cualquier sentimiento de fracaso, insuficiencia o pena) y puesta sobre Jesús. "ESTAD SIEMPRE ALEGRES. ORAD CONSTANTEMENTE. EN TODO DAD GRACIAS, PUES ESTO ES LO QUE DIOS, EN CRISTO JESÚS, QUIERE DE VOSOTROS." (I Tesal.5, 16-18).
  8. Haz que tu apariencia externa se lo mejor posible, estando bien pulcra y aseada: tanto tu pelo, tu cuerpo como tu ropa. "...PORQUE NADIE ABORRECIÓ JAMÁS SU PROPIA CARNE; ANTES BIEN, LA ALIMENTA Y LA CUIDA CON CARIÑO, LO MISMO QUE CRISTO A LA IGLESIA, PUES SOMOS MIEMBROS DE SU CUERPO" (Efesios 5, 29-30)
  9. Manténte activo haciendo bien tu trabajo, el que sea.
  10. No dejes que los celos, un espíritu de competición, o el compararte a otros, arruinen, monopolicen o controlen tu vida. "PUES LOS CELOS Y EL EGOISMO NO SON EL TIPO DE SABIDURÍA DE DIOS" (Sant.3, 15) "NO BUSQUEMOS LA GLORIA VANA PROVOCÁNDONOS LOS UNOS A LOS OTROS Y ENVIDIÁNDONOS MUTUAMENTE" (Gal. 5,26). "NADA HAGAIS POR RIVALIDAD NI POR VANAGLORIA" (Fil.2, 3)
SOLO DIOS PUEDE SANAR LA PROPIA IMAGEN.

Dios nos creó a su imagen y la vida y nuestros pecados, esa imagen perfecta la hemos desfigurado. Dios desea reparar esa imagen suya. Por ello necesitamos pedírselo, para que haga ese gran trabajo de sanación. Él nos ha lavado con su sangre y nos ha redimido. Nos ha salvado a través de su muerte en la cruz. Él murió por nosotros. Cuando el Padre nos mira, ve a Jesús, porque eso es lo que le costamos, ¡JESÚS!
Somos estupendos, somos bellos, somos la obra de sus manos, de su REDENCIÓN.

Entonces puedo decir con voz alta: YO SOY ALGUIEN. Esto borra mis sentimientos de inferioridad de una vez por todas, y tengo una base espiritual sólida para el nacimiento de una propia imagen positiva.
No puedo resistir a la tentación de transcribir la siguiente poesía del Dr. Schuller, tan maravillosa, al mismo tiempo que profunda.

Puedo ser joven, puedo ser viejo,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo ser educado, puedo ser ineducado.
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo ser negro, puedo ser blanco,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo ser rico, puedo ser pobre,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo ser gordo, puedo ser flaco,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo ser casado, puedo ser divorciado,
(Puedo ser soltero, puedo ser viudo)
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo tener éxito, puedo ser un fracasado,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios.
*
Puedo ser un pecador, puedo ser un santo,
Pero soy alguien,
Pues soy hijo de Dios,
Porque Jesús es mi Salvador,
Yo soy hijo de Dios.
"Porque soy alguien, puedo hacer más de lo que jamás hubiera pensado".

Cualquiera que sea la situación en la que te encuentres, si te sientes apaleado, magullado, sacudido y herido emocionalmente; si te preguntas: "¡Quien soy yo?" O si dices: "No soy nadie", quiero que sepas que:
Jesús sólo está esperando convertirse en TU salvador personal. Todo lo que tienes que hacer es pedir perdón por tus pecados e invitarle a que entre en tu corazón.

Jesús sólo está esperando a sanarte, física y emocionalmente. Él quiere vendar tus heridas emocionales.
El Señor sólo está esperando a decirte que TÚ ERES SU HIJO y que TÚ ERES ALGUIEN.

Si deseas, en este mismo Blog  encontrarás una oración de sanación de la propia imagen. Está escrita para un grupo, pero puedes aplicártela personalmente.

Y no olvides lo que el Señor te dice:
"ERES A MIS OJOS PRECIOSO Y DE GRAN ESTIMA Y TE AMO".

ORACIÓN DE SANACIÓN INTERGENERACIONAL

 http://teachings-of-jesus-christ.org/pic/Jesus_Christ.jpg

ORACIÓN DE SANACIÓN INTERGENERACIONAL

ME PONGO EN PRESENCIA DE JESUCRiSTO Y ME SOMETO A SU SEÑORÍO. "ME REVISTO DE LAS ARMAS DE DIOS PARA PODER RESISTIR LAS ACECHANZAS DEL DIABLO" (Efe. 6,10,11).

ME MANTENGO FIRME, EN PIE "CEÑIDA MI CINTURA CON LA VERDAD Y REVESTIDO DE LA JUSTICIA COMO CORAZA..." (EF.6,14), "ABRAZANDO SIEMPRE EL ESCUDO DE LA FE, PARA PODER APAGAR CON ÉL TODOS LOS ENCENDIDOS DARDOS DEL MALIGNO" (EF,6,16). TOMO TAMBIÉN "EL YELMO DE LA SALVACIÓN Y LA ESPADA DEL ESPÍRITU, QUE ES LA PALABRA DE DIOS" (EF, 6,17)

EN NOMBRE DE JESUCRISTO CRUCIFICADO, MUERTO Y RESUCITADO, YO ATO TODOS LOS ESPÍRITUS DEL AIRE; LA ATMÓSFERA, EL AGUA, EL FUEGO, ELVIENTO, LA TIERRA, LOS ABISMOS Y EL INFIERNO. TAMBIEN ATO LA INFLUENCIA DE CUALQUIER ALMA ERRANTE O PERDIDA QUE PUEDA ESTAR PRESENTE, Y DE CUALQUIER EMISARIO DEL PODER SATÁNICO O DE CUALQUIER REUNIÓN DE BRUJAS, BRUJOS O ADORADORES DE SATÁN, QUE PUEDAN ESTAR PRESENTES DE ALGUNA FORMA SOBRENATURAL.

YO RECLAMO LA SANGRE DE JESÚS EN EL AIRE, EN LA ATMÓSFERA, EL AGUA, EL FUEGO, EL VIENTO, LA TIERRA Y SUS FRUTOS QUE NOS RODEAN; EN LOS ABISMOS Y EN EL INFIERNO.

EN NOMBRE DE JESUCRISTO PROHIBO A CADA ADVERSARIO QUE HE MENCIONADO QUE SE COMUNIQUEN ENTRE SÍ O QUE SE AYUDEN ENTRE SÍ DE CUALQUIER MANERA, Y QUE NO HAGAN NINGUNA COSA, A MENOS QUE SE LO ORDENE EN EL NOMBRE DE JESÚS..

EN EL NOMBRE DE JESÚS, SELLO CON SU SANGRE ESTE LUGAR Y A TODOS LOS PRESENTES Y A TODA LA FAMILIA Y AMISTADES DE AQUELLOS AQUÍ PRESENTES Y A SUS HOGARES Y POSESIONES Y FUENTES DE SUSTENTO. (REPETIR TRES VECES).

EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO PROHIBO A CUALQUIER ESPÍRITU PERDIDO, A BRUJOS, A GRUPOS SATÁNICOS O EMISARIOS O A CUALQUIERA DE SUS ASOCIADOS, INFERIORES, O SUPERIORES QUE ME HAGAN DAÑO O SE VENGUEN EN MÍ, EN MI FAMILIA O EN MIS AMISTADES, O CAUSEN DETERIORO O PERJUDIQUEN CUALQUIER COSA QUE POSEAMOS.

EN NOMBRE DE JESUCRISTO Y POR LOS MÉRITOS DE SU PRECIOSA SANGRE ROMPO, DISUELVO CADA MALDICIÓN, EMBRUJO, SELLO, HECHIZO, BRUJERÍA, VÍNCULO, TRAMPA, LAZO, ARDID, MENTIRA, ESCOLLO, OBSTÁCULO, DECEPCIÓN, DESVIACIÓN O DISTRACCIÓN, INFLUENCIA O CADENA ESPIRITUAL; TAMBIÉN CADA ENFERMEDAD DE NUESTRO CUERPO, ALMA, MENTE, QUE PUEDA ALCANZARNOS, BIEN EN ESTE LUGAR O A CUALQUIERA DE LAS PERSONAS, LUGARES Y COSAS ANTES MENCIONADAS, POR CUALQUIER ESPIRITU QUE SE HAGA PRESENTE EN NOSOTROS POR NUESTROS PROPIOS PECADOS O EQUIVOCACIONES. (REPETIR TRES VECES).

AHORA COLOCO LA CRUZ DE JESUCRISTO ENTRE MI PERSONA Y TODAS LAS GENERACIONES DE MI ÁRBOL GENEALÓGICO Y RECLAMO EN NOMBRE DE JESUCRISTO QUE NO HAYA COMUNICACIÓN DIRECTA ENTRE´NINGUNA DE ESTAS GENERACIONES. TODA COMUNICACIÓN DIRECTA ENTRE ESTAS GENERACIONES SE FILTRARÁ A TRAVÉS DE LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS.

MARÍA INMACULADA REVÍSTEME DE LA LUZ, PODER Y ENERGÍA DE TU FE. PADRE, POR FAVOR, ORDENA A LOS ÁNGELES Y A LOS SANTOS QUE ME ASISTAN. GRACIAS JESÚS, POR SER MI SABIDURÍA, MI JUSTICIA, MI SANTIFICACIÓN, MI REDENCIÓN. YO ME RINDO AL MINISTERIO DE TU SANTO ESPÍRITU, Y RECIBO CON RESPETO TU VERDADERA SANACIÓN INTERGENERACIONAL.

GLORIA AL PADRE, GLORIA AL HIJO, GLORIA AL ESPÍRITU SANTO COMO ERA EN UN PRINCIPIO AHORA Y SIEMPRE POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN.

Testimonio de Sanacion del Padre Emiliano Tardif, M.S.C.

 http://www.rinnovamentocarismatico.org/grandi%20carismatici/Tardif.jpg

Nombre: Padre Emiliano Tardif, M.S.C.

Tipo de Testimonio: Sanación Tuberculosis, Sanación Enfermedad Pulmones

En 1973, yo era provincial de mi Congregación, Misioneros del Sagrado Corazón, en República Dominicana. Había trabajado demasiado, abusando de mi salud en los 16 años que tenía como misionero en el país. Pasé mucho tiempo en actividades materiales, construyendo iglesias, edificando seminarios, centros de promoción humana, de catequesis, etc. Siempre estaba buscando dinero para edificar casas y para dar alimento a nuestros seminaristas.

El Señor me permitió vivir todo ese activismo y, por el exceso de trabajo, caí enfermo. El 14 de junio de ese año en una asamblea del Movimiento Familiar Cristiano me sentí mal, muy mal. Tuvieron que llevarme inmediatamente al Centro Médico Nacional. Estaba tan grave que pensaba que no podría pasar la noche. Creí realmente que me iba a morir pronto. Muchas veces había meditado sobre la muerte y predicado sobre ella, pero nunca había hecho el ensayo de morirme, y esto no me gustó.

Los médicos me hicieron análisis muy detenidos, detectándome tuberculosis pulmonar aguda. Al ver que estaba tan enfermo pensé volver a mi país, Quebec, Canadá, donde nací y vive mi familia. Pero estaba tan delicado que no podía hacerlo entonces. Tuve que esperar quince días bajo tratamientos con reconstituyentes, para realizar el viaje.

En Canadá me internaron en un centro médico especializado donde los médicos me volvieron a examinar, pues querían estar bien seguros de cual era mi enfermedad. El mes de julio se lo pasaron haciendo análisis, biopsia, radiografías, etc. Después de todos estos estudios, confirmaron de manera científica que la tuberculosis pulmonar aguda había lesionado gravemente los dos pulmones. Para animarme un poco me dijeron que tal vez después de un año de tratamiento y reposo podría volver a mi casa.

Un día recibí dos visitas muy peculiares. Primero llegó el sacerdote director de RND -Revista "Notre Dame"- quien me pidió permiso de tomarme una fotografía para el artículo: "Cómo Vivir con su Enfermedad".

Aún él se despedía cuando entraron cinco seglares de un grupo de oración de la Renovación Carismática. En República Dominicana me había burlado mucho de la Renovación Carismática, afirmando que América Latina no necesitaba don de lenguas sino promoción humana, y ahora ellos venían a orar desinteresadamente por mí.

Estas visitas tenían dos enfoques totalmente diferentes; el primero para aceptar la enfermedad. El segundo para recobrar la salud.

Como sacerdote misionero pensé que no era edificante rechazar la oración. Pero, sinceramente, la acepté más por educación que por convicción. No creía que una simple oración pudiera conseguirme la salud.

Ellos me dijeron muy convencidos:

-Vamos a hacer lo que dice el Evangelio: "Impondrán las manos sobre los enfermos y éstos quedarán sanos". Así que oraremos y el Señor te va a sanar.

Acto seguido se acercaron todos a la mecedora donde yo estaba sentado y me impusieron las manos. Yo nunca había visto algo semejante y no me gustó. Me sentí ridículo debajo de sus manos y me daba pena con la gente que pasaba afuera y se asomaba por la puerta que se había quedado abierta.

 Entonces interrumpí la oración y les propuse:

-Si quieren, vamos a cerrar la puerta...
-Sí padre, cómo no... - respondieron.

Cerraron la puerta, pero ya Jesús había entrado.

Durante la oración yo sentí un fuerte calor en mis pulmones. Pensé que era otro ataque de tuberculosis y que me iba a morir. Pero era el calor del amor de Jesús que me estaba tocando y sanando mis pulmones enfermos. Durante la oración hubo una profecía. El Señor me decía. "Yo haré de ti un testigo de mi amor". Jesús vivo estaba dando vida, no sólo s mis pulmones sino a mi sacerdocio y a todo mi ser.

A los tres o cuatro días me sentía perfectamente bien. Tenía apetito, dormía bien y no había dolor alguno. Los médicos estaban preparados para comenzar inmediatamente el tratamiento. Sin embargo , ningún medicamento les respondía de acuerdo a mi supuesta enfermedad. Entonces mandaron traer unas inyecciones especiales para gentes cuyo organismo no es normal, pero tampoco hubo reacción alguna.

Yo me sentía bien y quería regresar a casa, pero ellos me obligaron a pasar el mes de agosto en el hospital buscando por todos lados la tuberculosis que se les había escapado y no podían encontrar.

Al final del mes, después de muchos experimentos el médico responsable me dijo:

- Padre, vuelva a su casa. Usted está perfectamente, pero esto va en contra de todas nuestras teorías médicas. No sabemos lo que ha pasado.

Luego encogiendo los hombros, añadió:

- Padre, usted es un caso único en este hospital.
- En mi Congregación también - le respondí riendo.

Salí del hospital sin recetas, medicinas ni cuidados especiales. Me fui a casa pesando sólo 110 libras (50 kilos). El hospital que me iba a curar de tuberculosis me estaba matando de hambre.

Quince días después apareció el número 8 de la Revista "Notre Dame". En la página cinco estaba mi fotografía del hospital: sentado en la célebre mecedora, con sondas, cara triste y mirada pensativa. Abajo de la fotografía decía: "El enfermo debe aprender a vivir con su enfermedad, acostumbrarse a las alusiones veladas, a las preguntas indiscretas... y a los amigos que ya no volverán a mirarlo de la misma manera". Pero mi salud echó a perder su número.

El Señor me había sanado. Mi fe era muy pequeña, tal vez del tamaño de un grano de mostaza, pero Dios era tan grande que no había dependido de mi pequeñez. Así es nuestro Dios. Si estuviera condicionado a nosotros, no sería Dios.

De esa manera yo recibí en carne propia la primera y fundamental enseñanza para el ministerio de curación: El Señor nos sana con la fe que tenemos. No nos pide más, sólo eso.

El 15 de septiembre asistí a la primera reunión de oración carismática de mi vida. Ni sabía lo que era eso, pero fui, puesto que me había curado y las personas que habían orado por mí me pidieron que diera el testimonio de mi curación.

Comencé a trabajar un poco ese mes de septiembre y le escribí a mi superior para que el año que yo debía estar hospitalizado me permitiera pasarlo estudiando la Renovación Carismática en Canadá y Estados Unidos. Me dio permiso y fui a los centros más importantes de Quebec, Pittsburg, Notre Dame y Arizona.

Recuerdo que estaba en Los Angeles celebrando Misa con mi sobrina y un amigo. Después de leer el Evangelio en francés quise comentarlo, pero pasó algo muy curioso: sentí como que la mejilla se me adormecía y comencé a hablar algo que no entendía. No era ni francés, ni inglés, ni español. Cuando terminé de hablar, exclamé sorprendido:

- No me digan que voy a recibir el don de lenguas...
- Eso es lo que tú ya recibiste, tío - respondió mi sobrina -. Tú estabas hablando en lenguas.

Tanto que yo me había burlado del don de lenguas y el Señor me lo regaló en el momento en que iba a predicar. Así descubrí ese don tan hermoso del Señor.

Testimonio tomado de el libro "Jesús Está Vivo"  de Emiliano Tardif M.S.C. y José H. Prado Flores, Ediciones MSC, Páginas 9-12.