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Sunday, July 17, 2011

Sexualidad Cristiana: Educar al niño en su sexualidad ( 0 a 11 años )

http://www.neurocom.com.mx/cenc/include/images/articulos/padre-hijo-hablando-2.jpg

Tomado de www.mujernueva.org - (Mujer Nueva, 2004-03-18)

La Educación Sexual es un tema que preocupa a padres y educadores. La familia es el lugar privilegiado para enseñar y formar a los niños y adolescentes en la comprensión del don de la sexualidad y del correcto ejercicio de ella.

Hablar de sexualidad es positivo y enriquecedor, nunca debe ser tratado como algo sucio u obsceno. Ha de haber respeto, seriedad e, incluso, admiración ante el hermoso hecho de que somos hombres y mujeres y podemos dar vida a otro ser humano.

Estas líneas quieren ser un apoyo a padres y educadores, con la convicción de que son ellos, los que conocen personal y profundamente a cada niño, los que pueden acompañarle y guiarle en la tarea de transformarse en adultos.

Primera Infancia (hasta los 7 años)
Segunda Infancia (7 a 9 años)
Pre-adolescencia (9 a los 11 años)

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Primera Infancia (aproximadamente hasta los 7 años)

Durante la infancia los niños “descubren” la existencia de los sexos: saben que hay niños y niñas y que son diferentes. En esta edad es muy importante que los padres digan a sus hijos lo felices que se sintieron cuando supieron que era “él o ella” en el momento de nacer o en una ecografía. El niño está desarrollando las bases de su seguridad personal y de su propia personalidad y necesita mucho el saberse querido y aceptado como es, por aquellos que más ama: sus padres.

Es también muy importante que los niños observen una clara distinción en los papeles de papá y mamá. En el vestir, en las actitudes empleadas, etc. Esto no significa educar en la idea de que el hombre fuera de casa y la mujer en la cocina, es bueno que los niños vean a papá ayudando en casa y mamá que puede trabajar fuera, pero saber que hay ciertas “tareas” que cada uno de ellos hace por los demás miembros de la familia.

El niño pequeño es egoísta por naturaleza, en su mundo aún no hay más personas que él mimo, mamá y papá, los cuales viven para él. Por este motivo, es importante en estos años ir educando en la generosidad y también en la comprensión de que el amor implica sacrificio y abnegación por los demás. El testimonio de los sacrificios que los padres hacen por sus hijos, que mamá hace por papá y viceversa, es mejor que mil palabras.

Otro elemento muy importante en esta edad es el desarrollo de una relación de confianza con los padres. El niño debe sentirse siempre seguro de que sus palabras son escuchadas, creídas y aceptadas; obviamente esto implica estar atentos a las pequeñas mentiras o fantasías normales y ayudarle al niño a reconocer entre la realidad y sus sueños y a asimilar que es mejor siempre decir la verdad aunque duela. Esto facilitará que más adelante sea a sus padres a los que consulte sus dudas respecto a su sexualidad, y disminuirá el riesgo de ser objeto de abuso. Un niño bien atendido, que confía en sus padres y está advertido de los extraños, es una presa difícil para quienes abusan de menores.

Objetivos en la educación sexual a esta edad:

*que el niño desarrolle una sana afectividad por quienes les rodean y hacia sí
*que el niño vaya conociendo progresivamente las diferencias sexuales entre hombres y mujeres
*que viva con naturalidad su realidad corporal y sus funciones
*que vaya adquiriendo un vocabulario adecuado para estas realidades
*que comprenda la importancia del amor en las relaciones familiares
*que reconozca el papel de la familia en su vida y su papel en su familia
*que comprenda que los niños tienen padre y madre, que se desarrollan en el vientre de su madre (generalmente basta hablar de una semilla inicial)
*que sepa los conceptos básicos del nacimiento de los niños y la necesidad de mayor atención y cuidados *que tienen los bebés
*que comprenda y viva que el crecimiento no sólo es aumento de tamaño sino que implica responsabilidades

Medios que pueden utilizar padres y formadores:

tener manifestaciones de cariño hacia los niños, éstas dependerán de las costumbres de la familia, del carácter de los niños, etc; pero nunca pensar que porque han dejado de ser “bebés” ya no necesitan besos, caricias, abrazos, palmaditas en el hombro, etc.
demostrar siempre cariño y atención a sus preguntas y comentarios, que los niños vean que tiene atención, pero sin permitirles abusar
ser claros y veraces ante las preguntas de los niños, adecuando la cantidad de información a la capacidad de comprensión del niño
aprovechar las oportunidades que presentan los hechos de la vida normal: la llegada de un nuevo hermano o primo generará curiosidad y la posibilidad de entablar muy buenas conversaciones
estar atentos a la información que los niños están recibiendo por televisión u otros medios. Saber mostrar lo que es natural y que hay personas que realizan conductas diferentes no adecuadas
desde los 3 años los niños comienzan a entender la importancia de la intimidad y el pudor. Fomentarlo con el testimonio y las palabras.
si sorprenden a los niños en juegos o comportamientos inadecuados, distraerlos y buscar que se interesen en otros. Si insisten o preguntan por qué no pueden jugar a eso, decir que no está bien y no tocar nuevamente el punto

Segunda Infancia (7 a 9 años)

Esta es una edad relativamente tranquila en la que el niño madura intelectual y moralmente. Acostumbra a ser llamada la edad de la obediencia porque los niños suelen ser dóciles a las indicaciones de los mayores. En esta edad la sexualidad se expresa en un vivo sentido del pudor, los niños ya no desean que sus madres les ayuden a bañarse ni que los acompañen al baño. Es tal vez señal del inicio del sentido de expresión de la propia dignidad. Inicialmente niños y niñas se mezclan fácilmente, pero poco a poco comienzan una progresiva separación de sexos, dejando de jugar juntos. Demuestran interés por el papel y características sexuales de ambos sexos. Hay mayor curiosidad por el embarazo y el papel del padre en la procreación. Ya a los nueve, comienzan a buscar material informativo: dibujos, explicaciones, preguntan a los amigos y si alguno del grupo adquiere información con facilidad la dará a sus compañeros, aunque no sea de la mejor forma posible.

Es una época serena, pero la curiosidad sexual sigue existiendo y actualmente hay muchas formas en que un niño puede acceder a información sin necesidad de consultar a sus padres. No hay que temer adelantarse, se puede ir tanteando terreno con comentarios y preguntas en momentos de conversación tranquila y sin interrupciones para ver qué tanto saben, qué intereses o curiosidades tienen.

En general el niño o la niña harán preguntas, si no las hacen es mejor adelantarse y plantear el tema. Su interés es intelectual, curiosidad sana por comprender algo que pertenece a la vida cotidiana. Siempre es mejor que reciba la información de sus padres, antes que de un amigo o de una revista o película, es mejor adelantarse un poco que llegar tarde.

Cuando se entable la conversación, hay que evitar que sea un simple informar y en realidad sea una formación en el amor. No es necesario decirlo todo de una vez, se pueden dar algunas informaciones básicas dejando la puerta abierta para próximas “charlas”. Terminar, por ejemplo, con un “cuando tengas otra duda me dices y continuamos”, “hay otros elementos del mismo tema, pero creo que por hoy es suficiente, así tenemos tema de conversación para la próxima”. Y no tener miedo de decir al niño que es mejor que todo esto lo sepa por sus padres o formadores que por amigos o extraños, porque ellos no siempre tendrán toda la información y pueden equivocarse.

Caso: Una niña de nueve años recibió esta información de una amiguita de clases de la misma edad: “Papá y mamá se acuestan desnudos, papá encima de mamá y así se engendran los niños”. Al comentarlo con su hermana menor, ésta decidió inteligentemente decirlo a la madre de ambas que las reunió para tener una charla “de mujer a mujer”. Les explicó someramente las relaciones sexuales en un matrimonio, dentro de lo que podían comprender y aprovechó para informarlas acerca de las menstruaciones. El tema volvió a salir varias veces en los años siguientes, y en algunas ocasiones el papá estaba presente. Cuando ambas niñas tuvieron su menarquia algunos años después, no se sorprendieron ni angustiaron.
Respecto a las relaciones sexuales la mamá optó por ser clara (dado lo que ya habían escuchado de su compañera), pero especificó que ocurre en el matrimonio y por amor; y no se extendió demasiado en el tema.

Es muy importante en esta edad continuar formando integralmente a los niños, en los valores morales, en el ejercicio de la voluntad, en la docilidad a la propia conciencia. A esta edad comienzan a ser capaces de entender porqué ciertas acciones no se hacen, porqué sus padres les prohíben algunas compañías o ir a ciertos lugares; pero para entender necesitan saber, los padres deben dialogar con sus hijos, llevarlos a interiorizar e ir haciendo suyos normas y principios de conducta.

Algunos elementos prácticos que pueden ayudar:

acostumbrarlos a hacer pequeños sacrificios
fomentar los momentos de conversación en privado con cada hijo: al salir de compras, al ir a recoger al hermano
saber qué material reciben nuestros hijos: por TV, revistas, Internet, los amigos, etc.

Los objetivos más específicos de la educación sexual a esta edad están en una situación intermedia entre los de la primera infancia y de la prepubertad. En este sentido dependerá mucho de la madurez de cada niño, de la situación de la familia, de la realidad que lo circunda y por lo tanto, es importante para padres y educadores comprender que cada niño es diferente y que debe adaptarse y adecuarse a sus necesidades. Esto es exigente, pero es señal de verdadero amor y cariño.

Medios que pueden utilizar padres y formadores:

continuar demostrando el cariño y la confianza en ellos, pueden “rechazar” las demostraciones de cariño porque “ya soy grande”, pero es una pantalla y necesitan seguir sintiendo que son importantes para sus padres
mantener el clima de confianza, que los niños sepan que sus padres les escuchan sin burlas ni prisas, que responden siempre con la verdad, que no rompen sus confidencias innecesariamente
fomentar conversaciones “en privado”, interesarse por los gustos, las preocupaciones y los intereses de los niños
aprovechar los momentos en que se está a solas con los niños, al recogerlos en el colegio, al terminar las tareas escolares, cuando papá ha tenido una comida de negocios, etc. Si no se dan espontáneamente, entonces es bueno producirlos: invitarlos a comer fuera “solos mamá o papá y tú, para que podamos conversar de tus cosas”
conocer las amistades y las actividades que los niños realizan, involucrarse en ellas y estar presentes
estar atentos a cambios de comportamiento, aunque difícilmente implicará algo muy grave, sí puede ser manifestación de una preocupación y una ocasión muy buena para entablar una conversación
a esta edad los niños son capaces de razonar y comprender los por qué de normas e indicaciones. Comenzar a darles las razones de las cosas, explicarles y no cansarse de repetirles que buscan su propio bien y que en ocasiones implica decir no o marcar límites

Pre-adolescencia (aproximadamente desde los 9 a los 11 años)

En esta edad los niños gustan de la camaradería con otros de su mismo sexo y tienen una enorme energía y capacidad de actividad, que resulta agotador para los adultos. Existe además, un antagonismo entre los sexos que alcanza su punto máximo alrededor de los diez años. Los niños “desprecian” y se ríen de las niñas y ellas los consideran “salvajes” e “incivilizados”. En general a esta edad se mantienen separados por propia iniciativa y les desagradarán las actividades en que los junten, especialmente a los niños, que poseen ya mucha más fuerza física y tienden a realizar juegos más bruscos y que se sienten oprimidos cuando se les pide más suavidad porque “hay niñas también”.

Algunos niños y principalmente algunas niñas, pueden llegar a la pubertad a los 11 años o antes. Es bueno que ya sepan lo que esto significa aunque sin sobredimensionarlo.

En esta edad los niños ya tienen conciencia clara de lo que está mal, aunque a veces creen que son faltas graves cosas que ni remotamente lo son. Los padres y educadores deben continuar trabajando en la formación de la conciencia y voluntad de los niños, en la generosidad y preocupación por los demás. Además es una excelente edad para interesar a los niños en deportes y actividades que los lleven a utilizar la enorme energía que tienen, siendo además un medio muy bueno para colaborar en la formación de la voluntad y de la capacidad de sacrificio: si deseas ser bueno en los deportes debes entrenar y sacrificarte.

En esta edad suelen presentarse períodos de ambivalencia. Los niños pasan de la mayor obediencia y docilidad a la rebelión absoluta. Está comenzando a autoafirmarse y formar su propio carácter. La conciencia empieza a construir un sistema de valores más personal. Es muy importante la compañía, la proximidad y el testimonio de los adultos alrededor de los niños. Si no hay coherencia o las palabras no se corresponden con las experiencias, el niño estará confuso y no sabrá cómo reaccionar, o simplemente creerá que todos son así y, por lo tanto, es posible decir una cosa y hacer otra; hacer una cosa un día y al siguiente distinto según me convenga o me “dé la gana”.

Los padres tiene la difícil tarea de encontrar el justo equilibrio entre libertad y autoridad, evitando los excesos de abandono, dejadez, afecto y sobreprotección y autoridad. Los niños a esta edad necesitan que se les marquen límites y se les den pautas, pero también que se les permita responsabilizarse y hacer elecciones. Hay que ir poco a poco. Se puede comenzar permitiéndole escoger qué ropa desea ponerse, las primeras veces puede ser recomendable ofrecerle opciones: el pantalón azul o el marrón; luego, cuando se sienta más seguro y tenga algunos parámetros de estética podemos dejarlo escoger libremente. O tal vez sea el postre, el juego o el lugar de paseo.

Y por otro lado ya es posible darle responsabilidades. Ya desde pequeños (cuatro o cinco años) los niños desean “contentar” a sus mamás con pequeños servicios, que tal vez no hagan tan bien como ellas, pero es bueno dejarlos porque así aprenden a compartir el trabajo. Al alcanzar esta edad ya pueden responsabilizarse por alguna función en casa: alimentar al perro, sacarlo a pasear, sacar la basura, secar los platos, poner la mesa el domingo, etc. Siempre adecuado a su capacidad y habilidad.

No quedan dudas que esta es la etapa en la que más abiertamente hay que comenzar a tratar con ellos los temas relacionados con la sexualidad, la procreación, etc. El momento exacto y más adecuado deben distinguirlo los padres, pues de ellos es la responsabilidad, ya que son los que mejor pueden explicarlo a su hijo. La escuela puede colaborar, pero respetando el papel principal que la familia debe realizar.

Ya desde los 10 años (incluso antes) las niñas comienzan a preocuparse con el tema de “ser mujer”, las relaciones con los varones, llegar a ser madres, la virginidad. Es muy importante que la mamá se haya convertido en su amiga y confidente, que sea ella la que le dé las informaciones, las respuestas y la ayude a formar el corazón y los sentimientos para madurar correctamente. Lamentablemente hoy, pocas mamás se consideran preparadas y creen que deben dejarlo todo en manos del colegio.

A esta edad las niñas pueden comprender perfectamente todo lo relacionado con su sexualidad y sienten curiosidad porque están experimentando los cambios en su cuerpo. Tendrán compañeras o amigas o primas que ya han llegado a la pubertad, algunas que tienen novio o verán las parejas en el colegio y en los lugares de entretención. Hay que hablar con ellas, explicarles todo con un lenguaje a su alcance pero correcto, no creer que “eso ni se le ocurre”y menos aún “ya lo sabe todo”. Nunca será bastante lo que se haga para educar en el verdadero amor, en el valor de la castidad y virginidad como señal de respeto a sí misma y de amor hacia aquella persona con la que se unirá en matrimonio.

A las madres y educadoras o formadoras, puede servirles para iniciar el tema, dar una charla a un grupo pequeño sobre los cambios físicos y fisiológicos que se viven en esta etapa y dejar la puerta abierta a responder dudas personales cuando lo necesiten. Siempre hay que superar lo puramente fisiológico o biológico; en toda respuesta, en toda conversación hay que llevar hacia la formación del corazón, de sus afectos y de la valoración y respeto de su cuerpo y corazón.

Objetivos de la educación sexual en esta edad:

promover el desarrollo armónico e integral de la persona como valor en sí mismo, aceptando su propia sexualidad
favorecer una actitud abierta hacia los demás frente a las tendencias del egocentrismo y aislamiento, dado que aceptar y vivir la sexualidad plenamente es reconocer a nuestro ser como ser en relación y apertura al otro
favorecer el respeto a la dignidad humana del varón y de la mujer, con el reconocimiento de la igualdad de derechos en el orden político, económico y legal, tanto en la familia como en la sociedad
promover el conocimiento de los procesos físicos, psicológicos, sociales y éticos relacionados con la sexualidad
conocimiento de los abusos y desviaciones como protección contra los mismos
ayudar a eliminar temores y angustias relacionados con el desarrollo y ajuste de lo sexual, preparándolo así a la llegada de la pubertad
lograr una educación que cree confianza, educación no sólo sexual, sino general, que ayude al niño a inclinar su naturaleza hacia el bien
promover el sentido de responsabilidad en la realización personal de la propia sexualidad, en sus dimensiones personal y comunitaria
acompañar al niño en esta etapa para que pueda establecer y mantener el orden de valores y evite la concentración en la esfera sexual, éste es el momento, porque una vez que el niño entra en la pubertad experimentará con mucha fuerza sentimental su sexualidad, y le será más difícil ser objetivo y abrirse a confidencias con los padres
llevarlo a hacer una opción de vida en la que la pureza y la decisión de vivir su sexualidad adecuada e integralmente vaya siendo hecha por el niño o pre-púber de forma personal y por auto-convicción
continuar con la formación de valores religiosos, morales y humanos, son la base sobre la cual es posible construir el edificio de una personalidad integrada con su sexualidad de forma natural y sana

Algunas consideraciones:

los niños deben ir conociendo su sexualidad poco a poco hasta su pleno descubrimiento en la adolescencia
la familia es el principal educador de los niños en la sexualidad, y en ella, los padres.
la educación sexual debe insertarse en orden a una completa formación moral de los niños y jóvenes, buscando formar una actitud sana hacia la sexualidad humana, basada en el respeto a la dignidad de la persona, en la virtud de la castidad y en la práctica de la autodisciplina2
en la familia, la educación sexual no necesita programarse; debe hablarse de ella en el momento adecuado, siendo la enseñanza ocasional en muchas ocasiones la más eficaz
la base de la educación sexual exitosa en la familia es la relación de confianza entre padres e hijos. Si los niños y adolescentes se sienten libres para presentar sus dudas a los adultos y saben que recibirán atención y una respuesta verdadera, siempre acudirán y buscarán en ellos la información necesaria
una estructura familiar sana es uno de los mejores maestros de sexualidad para los niños y los adolescentes
los educadores deben colaborar con los padres, intentando involucrarlos en los programas que se siguen en la escuela
maestros y padres enseñan más por el testimonio y ejemplo que por las palabras

Medios que pueden utilizar padres y formadores:

en las conversaciones utilizar términos correctos, sin convertirla en una disertación científica.
unir sexualidad y afectividad: el amor entre un hombre y una mujer es el fundamento y razón de la vivencia de la sexualidad en el matrimonio
tratar al final de la etapa, principalmente con las niñas los temas de la virginidad, la homosexualidad, las relaciones pre-matrimoniales; sin detalle, sino desde el punto de vista de la vivencia del verdadero amor (hay personas que no han aprendido, porque no se les explicó, que la vivencia de la sexualidad verdadera, necesita esperar a la persona con la que unirá su vida para formar una familia, que es verdadero amor el que sabe esperar y respetar al otro y el que no busca satisfacer el propio egoísmo sino darse a los demás, etc. Ideas como estas van calando en la mente y el corazón de los niños y, aunque después se alejen o se dificulte el diálogo, están ahí y saldrán en los momentos adecuados)
es importante reforzar el mensaje sobre la necesidad de vivir el pudor y el cuidado del propio cuerpo y la propia intimidad. En general lo que ven en la publicidad y en los lugares públicos se opone a esto, es importante ir ayudando a los niños a crear su propia opinión y decisión, y no dejarse llevar por el ambiente. Por esto es tan importante ayudar a los niños a formar correctamente su conciencia

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1 Madurez y sexualidad. Pedro Trevijano, Ediciones Sígueme. Pág. 72 y ss.
2 Pornografía y violencia en las comunicaciones sociales. Una respuesta pastoral. Consejo Pontificio para las comunicaciones sociales, 9 – V – 1989, n.24. (Citado en Madurez y sexualidad. Pedro Trevijano, Ediciones Sígueme. Pág. 85)

Sunday, June 19, 2011

¿Qué puedo hacer con mi novio que no piensa igual que yo en cuanto a la castidad?


Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
Pregunta:

Tengo duda de mi relación con mi novio debido a que lo quiero mucho pero no me gusta su comportamiento; es muy diferente a mi pensamiento; él dice que la vida es una aventura que debe gozarla y hacer todo lo que le pida su cuerpo humano, que no hay consecuencias mientras no haga algo que afecte a tercera persona. Y yo pienso que todo acto malo tiene consecuencias. Por eso estoy confundida y no sé si terminar la relación con él o no. ¿Qué me aconseja? Gracias que Dios lo bendiga.
Raquel, de México; 23 años

Respuesta:

Estimada Raquel:

Te aconsejo tener mucho cuidado, pues con las ideas que tiene tu novio, puedes terminar por casarte con un psicópata sexual potencial. Uno de los síndromes que más están creciendo en nuestros días es el de la adicción sexual; probablemente no sea el caso de tu novio (todavía), pero comparte los mismos principios que las personas adictas: dejarse llevar por sus inclinaciones sin guiarse por la recta razón. Eso puede terminar mal. Es mejor que lo hablen juntos y mejor aún vez los dos con un sacerdote.

No voy a decirte que debes terminar con él, pero si no accede a hablar con quien puede aclararle las ideas... no creo que puedas cambiarlo tú más adelante.

En Cristo y María.

Sunday, June 12, 2011

¿Hasta qué punto son buenas las 'afectuosidades' en el noviazgo?


Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
Pregunta:

Si bien está claro que las relaciones premaritales son pecado, quisiera algunas precisiones sobre el tema de los besos y las caricias en una pareja que aún no ha contraído nupcias.
Respuesta:

Respondo, ante todo, con las reflexiones del Padre Carlos Buela, en el artículo 'El noviazgo católico' (cf. Revista Diálogo nº 4 [1992], pp. 11-14):

LAS AFECTUOSIDADES

Siendo jóvenes y briosos, con el bichito del amor en el corazón, mentalizados por toda una propaganda pansexualista y, a veces, incluso por algún -como los llama el P. Cornelio Fabro- 'pornoteólogo', es evidente que en la manifestación del amor mutuo se muestren demasiado efusivos. Hay toda una moda, a la que no muchos se sustraen, en bailes, atrevimientos en el caminar juntos, prendidos como ventosas, en apasionados e interminables besos, colgados uno de otro como sobretodos del perchero; nuestro lunfardo caracteriza esto con una palabra: 'franeleros'. En lengua culta se los llama sobadores. A muchos jóvenes les han hecho creer que la esencia del noviazgo consiste en pasarse horas sobándose y sobándose más que cincha de mayordomo. Esos coqueteos, manoseos y besuqueos de los novios y novias sobadores que se adhieren entre sí como hiedra a la pared y que no llegan a una relación sexual completa se realiza, en el fondo, por razón de que los placeres imaginarios son más vivos, más fascinantes, más duraderos, más íntimos, más secretos, y más fuertes que los placeres y deleites del cuerpo. Es mucho más excitante y más 'espiritual', para algunos, el hacer todo como para llegar a la relación sexual, pero quedarse en el umbral. Aún fuera del aspecto moral, esas efusividades desmedidas son de muy deplorables consecuencias:

1) Son causa muchas veces de frigidez, sobre todo en la mujer, ya que por un lado siente cierto placer y al mismo tiempo, miedo de que las cosas pasen a mayores, por lo que busca reprimir aquello que siente.

2) Según me aseguran algunos médicos, puede ser, en algún caso, causa de infecundidad en el matrimonio: el dolor que luego de grandes efusividades sienten en sus órganos genitales ambos novios, es indicio innegable de que la naturaleza protesta por un uso indebido.

3) Generalmente, esas prácticas empujan a la masturbación y al joven, además, al prostíbulo (donde lo masturban ya que no es un acto de amor lo que allí hace con una prostituta). Lo más grave aún, es que quien está habituado a la masturbación, aún casado lo sigue haciendo, en consecuencia el mismo acto matrimonial deviene en una masturbación de dos. El egoísmo del que cae habitualmente en el pecado solitario es tan crónico, que, por resultante, concluye siendo impotente de realizar el acto sexual por amor, como Dios manda. A ello empujan las novias que muy sueltas de cuerpo excitan al novio creyendo que así, ellos las van a amar más. No dudo en afirmar que ésta es la causa principal de tantas desgracias familiares. Cuando ella o él descubre que el otro lo usa como 'objeto', es decir, por egoísmo, la muerte del amor es casi inevitable y de allí, las peleas, rupturas y separaciones. Porque, es preciso decirlo con toda claridad: generalmente, cuando en un matrimonio anda bien lo sexual, todo otro problema encuentra solución fácilmente.

4) No hay que olvidarse de que 'aunque todas las potencias del alma estén inficionadas por el pecado original -enseña Santo Tomás- especialmente lo está (entre otras facultades)... el sentido del tacto', que, como todos sabemos, se extiende por todo el cuerpo.

5) Tratándose de seres normales, es muy poco lo que les puede provocar excitación; entonces, hay que evitar completamente todo aquello que pueda producirla. Querer evitar excitaciones y no evitar las efusividades, es como pretender apagar un incendio con nafta. Los novios en el tema de la pureza tienen las mismas obligaciones que los solteros. A la pregunta siempre repetida: 'Padre, ¿hasta dónde no es pecado?', algunos responden con la consabida fórmula que se puede encontrar en cualquier buen manual de moral: 'mientras no haya consentimiento en ningún placer desordenado'. Pero este principio por más que los jóvenes lo tengan grabado en su alma con letras de fuego, pierde toda eficacia cuando se enciende la llama de la pasión; de ahí que lo más prudente es aconsejar a los novios, como se hacía antaño: 'Trátense como hermanos'. Percibimos la sonrisa sobradora de algunos que se pasan todo el día hablando de 'hermanos' (no refiriéndose a esto), mas la experiencia nos dice que eso es lo efectivo e innumerables novios y novias nos lo han agradecido de todo corazón y viven, ahora, un muy feliz matrimonio. Todos los sacrificios que se hagan durante el noviazgo para respetarse mutuamente, son nada comparados con los tan grandes y dichosos frutos, que por esos sacrificios, se tendrá en el matrimonio. Todo lo que los jóvenes hagan en este sentido no terminarán de agradecerlo el día de mañana, porque redundará en la felicidad del cónyuge, en la felicidad de los hijos y en la felicidad de quienes los rodeen. Y, por el contrario, lo que no hagan en éste sentido, dejándose arrastrar por el torbellino de la pasión, será causa de amarga tristeza, de grandes desilusiones y frustraciones. El fruto del egoísmo no puede ser la alegría ni la paz. La alegría es la expresión de aquel 'a quien ha caído en suerte aquello que ama''.

Hasta aquí cuanto dice el P. Buela. Podemos sintetizar la doctrina moral sobre las afectuosidades en general diciendo lo siguiente:

-son lícitas las demostraciones de afecto, aceptadas por las costumbres y usansas, que son signo de cortesía, urbanidad y educación;

-son ilícitas las expresiones púdicas (abrazos, besos, miradas, pensamientos, deseos) con la intención expresa y deliberada de placer venéreo o sexual, aunque no se tenga voluntad de llegar a la relación sexual completa;

-también son ilícitas cuando, aun sin tener intención deliberada de placer venéro o sexual, son ocasión próxima de actos pecaminosos internos (malos pensamientos, deseos, etc.);

-con más razón son ilícitas las relaciones sexuales completas.

En resumen: 'reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal' (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2350).

Sunday, June 5, 2011

He tenido relaciones prematrimoniales y me siento muy mal, no quiero hacer nada. ¿Qué puedo hacer?


Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
Pregunta:

Me atrevo a consultarle porque en realidad el hecho de tener relaciones sexuales en el noviazgo ha marcado mi vida, yo tenia la ilusión de casarme por la Iglesia virgen. Me siento muy mal, no quiero hacer nada, siento la necesidad de hacer las cosas bien y luego las hecho a perder no puedo salir de este abismo.
Tal vez siento que inconscientemente estoy decepcionada de mí. He subido de peso, no me da ganas de arreglarme no quiero estudiar, siento mi mente en blanco.
¿Qué puedo hacer? Todos piensan que no quiero superarme por esto pero no es así Tengo mucho miedo de arruinar mi vida; tengo 24 años, todo esto empezó desde que tenia 18 años.
Respuesta:

Estimada:

De nada servirá sentarse a llorar y bajar los brazos. Creo que debe usted levantarse y ponerse a trabajar de a poco en su vida espiritual. Comience por acercarse a los sacramentos de la Iglesia (confesión y comunión), y empiece a vivir la castidad desde ahora. Mire lo que le queda por delante y trate de vivir virtuosamente de ahora en más; eso es algo constructivo; en cambio lo que está haciendo, viviendo decepcionada, es autodestructivo y puede terminar mal.
Le aconsejo acercarse a un sacerdote serio y pedirle consejo de modo personal, y empezar a guiarse por sus consejos.
Animo y adelante; no bajar nunca los brazos.

Sunday, May 22, 2011

¿Qué se entiende por Adicción Sexual? ¿Es simplemente un vicio o una enfermedad?

http://agridulce.com.mx/blog/wp-content/uploads/2008/10/paisaje-hermoso1.jpg
 


Responde el P. Miguel A. Fuentes, IVE
 
Pregunta:

Hola , ¿como está? Bueno lo mío no sé si es psicologico . Lo que a mí me pasa es que me dan ganas de masturbarme con el solo hecho de ver fotos, películas, revistas, o hablar de sexo . Puedo llegar a hacerlo varias veces en el día. Yo quiero parar con esto, pero hace ya varios años que no tengo poder para controlarme. No sé si usted me puede ayudar. Quisiera saber si lo mío es normal o no. Sé que es un vicio, pero he hecho lo que me han dicho algunos sacerdotes pero igualmente sigo cayendo. Por favor ayúdeme ; le quedare toda la vida agradecido .

J.
Respuesta:

Estimado:

Comprendo su problema porque he tratado ya varios casos como el suyo. Es sumamente importante que usted tome conciencia que su problema (si es como usted dice, una 'adiccion') ya no se limita a un problema de vicio o pecado sino que pasa al campo de la enfermedad.

Qué es la adicción sexual

La adicción sexual es una conducta compulsiva, es decir, que lleva a realizar una acción determinada mas allá de la voluntad propia impidiendo detener su práctica por periodos prolongados. La adicción se hace inmanejable y el adicto pierde en cierta medida su libertad.

La adicción sexual puede manifestarse como adicción a la pornografía, a la masturbación, a la prostitución, a la homosexualidad, a la violación, etc. Es un problema serio equiparable al del alcoholismo o la drogadicción, y se caracteriza por la pérdida del dominio de la persona sobre sus actos, al menos en esos campos.

Esto no lo puede solucionar el adicto solo sino que necesita ayuda. Esa ayuda debe provenir tanto de un sacerdote (si es una persona católica) como de un médico especializado; también hay grupos y asociaciones que trabajan con estos problemas siguiendo el mismo método de Alcohólicos Anónimos; le recomiendo entrar en alguna de sus páginas y leer atentamente lo que allí dicen; y luego póngase en contacto con ellos. Todavía está a tiempo.

Consecuencias de la adicción sexual

Lo que en un momento comienza como un desorden aislado se torna compulsivo, y es en este punto donde le llamamos adicción. Ésta provoca una fuente de infelicidad y de problemas para el afectado que está imposibilitado para controlar su conducta.

Como la víctima no tiene control sobre sí mismo, pronto va reincidiendo en estas conductas sexuales desordenadas que le generan más y más malestar, ansiedad e incomodidad al hacer lo que no quería hacer y estar donde no se quería estar.

Es en ese momento de profundo malestar, ansiedad, incomodidad y confusión cuando el adicto tiende al rechazo de sí mismo por no ser capaz de controlar su conducta sexual. Al ser sexo dependiente, el afectado ha perdido el equilibrio entre el deseo, la necesidad y sus emociones.

Otras consecuencias que la adicción produce son el pavor a la pérdida del cariño de sus seres queridos, temor a ser rechazado por la sociedad y quienes le rodean, lo que provoca que lleve una doble vida en la cual ante los demás conserva una imagen limpia aunque ante sí mismo se sienta la persona más sucia del mundo.

Sin embargo, no siempre es posible ocultar todas las consecuencias. Pronto, producto de su doble vida sus entornos laboral, familiar, espiritual y social se verán afectados. En el entorno laboral su rendimiento decaerá a causa de una profunda depresión, tendrá problemas para concentrarse, e incluso puede cambiar su temperamento, que le llevará a tener nuevos problemas con los empleados, clientes y personas que tienen contacto con él en el trabajo.

En la familia igual que en el trabajo nuevos problemas surgirán, sobre todo con el cónyuge quien será el primero en sentir que algo anda mal. Probablemente la economía podría decaer por la improductividad en el trabajo y el gasto que genera el consumo del sexo. La atención a los hijos puede ser mermada por el tiempo que consume la adicción. La educación de los pequeños también está en riesgo, ya que el adicto siente que carece de autoridad moral para corregir, aconsejar y reprimir a los hijos.

El plano espiritual se podría decir que es el primero en dañarse y el más afectado de todos. La víctima se siente realmente sucia ante la presencia divina e indigna de perdón. No se atreve siquiera a levantar su rostro para orar y pedir auxilio. Pierde la confianza en la misericordia de Dios pues está ensimismado en sus pecados. Existe más daño aún cuando esta persona es un creyente comprometido y trabaja a favor de la fe pues el grado de conciencia es aún mayor y seguramente habrá intentado escapar de la adicción en innumerables ocasiones sin obtener resultados.

Debido a esta dura lucha contra sí mismo y la constante derrota, no solamente se habrá perdido la confianza en la misericordia de Dios sino también en la confianza en sí mismo. Llegará a creer que no tiene sentido seguir luchando pues ha perdido la esperanza.

La pérdida de la esperanza es un asunto grave, pues como dice el dicho: 'la esperanza muere al último'. Si la víctima ha perdido toda esperanza lo más probable es que ya haya pensado o esté pensando en el suicidio.

En el entorno social las consecuencias llegan en un segundo tiempo, es decir, después de afectar a los tres entornos principales. Cuando una familia es destruida por la adicción sexual, pronto tendremos un numero más en las estadísticas de desintegración familiar; si tenemos desintegración familiar la sociedad es afectada pues los hijos de estas familias desintegradas quedarán posiblemente con un fuerte trauma que viene de todo lo que vivieron antes de ver la separación de sus padres.

Si un adicto pierde, la sociedad pierde también, pues es precisamente que producto de ésta adicción tenemos violadores, pervertidos sexuales, acoso sexual, abuso infantil, prostitución y un sin fin de consecuencias derivadas a su vez de todo esto.

Algunas páginas que puede visitar para solicitar ayuda


http//www.sa.org
http//www.slaafws.org
http//www.sca-recovery.org/index.html
http//www.amen-amen.net/especiales/adiccionsexual/
http//www.jesussaves.cc/spanish/sexual_addiction.htm
http//www.prtc.net/~morality/porno/adiccion.htm
http//www.adicciones.org/enfermedad/sexo/
http//www.sexaa.org/lCOSA.htm
http//www.a-better-family.org/rcursoadicsx.htm

Sunday, April 17, 2011

¿Cómo salir de la adicción sexual ?

¿Cómo salir de la adicción sexual ?
Responde el P. Miguel A. Fuentes, IVE
Pregunta:

Estimado Padre:
He leído algunos artículos sobre el problema de la adicción sexual y veo claramente que mi problema es ese. Yo tengo adicción al sexo con mujeres; difícilmente puedo estar una semana sin ir a un prostíbulo. No quiero hacerlo; tengo novia y la amo, y quiero casarse con ella. Pero a pesar de mi amor, hay en mí como una segunda vida, y a veces después de haber estado con mi novia (a quien respeto y no he pedido nada inmoral), siento una necesidad irresistible de ir a un prostíbulo. Sobra decirle que económicamente esto me está llevando al desastre. Pero además mi problema más grande es que estoy cada vez más depresivo, angustiado, y asqueado de mí. ¿Puedo salir de esto? ¿Podré vencer mi problema? Deme alguna orientación.
Respuesta:
Estimado:
Usted necesita ayuda profesional y urgente. Le envío este interesante testimonio que puede orientarlo. Está tomado de la página de Sexólicos Anónimos de España (http://es.geocities.com/sa_espanarec/)
LA VICTORIA SOBRE LA LUJURIA Y LAS TENTACIONES

Cuando interrumpimos nuestras conductas adictivas habituales y somos capaces de mantenernos sobrios durante un cierto periodo de tiempo, descubrimos que aunque no cedamos a nuestras compulsiones, las obsesiones todavía nos persiguen, aunque a veces puedan desaparecer durante un tiempo. La lujuria, tal como lo hemos comprobado, puede adoptar muchos disfraces, y a medida que avanza la sobriedad aprendemos a reconocerlos. Para una persona, la lujuria puede consistir en desear a alguien. Para otra, en la obsesión con que la deseen. Para otra, se puede presentar como una necesidad sexual o emocional desesperada de alguien. En cualquier caso, es nuestra actitud interna la que constituye el problema, y el trabajo que corresponde a nuestra recuperación ulterior consiste en un cambio de actitud y en la victoria progresiva sobre la lujuria.
La lujuria sólo cede ante el trabajo lento y paciente del programa en compañía de otros que hacen lo mismo. Esta es una de las razones por la que necesitamos permanentemente la fraternidad de la sobriedad. Las recompensas son infinitas y nos proporcionan la auténtica libertad que siempre hemos anhelado.
En el siguiente texto, un miembro nos cuenta cómo venció la obsesión que tenía con la lujuria. Estas sugerencias nos han ayudado a muchos a mantenernos sobrios y han resultado útiles para vencer la lujuria y las tentaciones.

COMO VENCÍ MI OBSESIÓN CON LA LUJURIA
¿Cómo la vencí? No fui yo. Una mujer de AA, después de intervenir en una reunión, me dijo citando el capítulo quinto de Alcohólicos Anónimos que 'Dios podía y lo haría si lo buscábamos'. Así fue como lo conseguí. Permitiéndole a Dios que lo hiciera, ya que yo no podía. Pero Dios podía y lo haría—y así sucedió—. Pero tuve que asistir a las reuniones y aprender cosas como esas. 'Reuniones, reuniones, reuniones, reuniones'. Eso fue lo que me decían. 'Sigue trayendo el cuerpo'. 'Trabaja los pasos, trabaja los pasos, trabaja los pasos'. Yendo a las reuniones y trabajando los pasos; de este modo lo logré. Así fue como aprendí a dejar que la gracia de Dios penetrara en mí y eliminara la obsesión. Paso a relatar las conductas que me ayudaron:

1. Dejar de practicar la compulsión . Interrumpí mis actividades sexuales adictivas en todas y cada una de sus formas, incluidos los actos sexuales conmigo mismo y las relaciones sexuales fuera del matrimonio. La obsesión con la lujuria no disminuye si sigo practicando conductas lujuriosas.

2. Dejar de satisfacer la obsesión . Esto significaba eliminar dentro de mi esfera de control todos los materiales impresos y visuales y otros símbolos de mi tiranía. Tenía que dejar de satisfacer a la lujuria en las miradas, en el uso de la televisión, de las películas y de la música, y dejar de utilizar y de escuchar el lenguaje de la lujuria.
También tenía que dejar de vivir exclusiva y permanentemente encerrado en mí mismo. Eso era una de las ventajas que proporcionaba el asistir a muchas reuniones. La mayoría de nosotros vivimos encerrados en nosotros mismos, rara vez estamos en el mundo real.

3. Participar en la fraternidad del programa . No conozco a nadie que pueda permanecer sobrio y libre de la obsesión con la lujuria sin la ayuda de otros adictos. Yo no pude. La fraternidad es donde tiene lugar la acción, donde está la magia, donde se establece la Conexión, donde nos sentimos parte de algo.
Al principio, lo único que era capaz de hacer era asistir a las reuniones. Más tarde seguí el consejo que me habían dado de participar en la mecánica de las mismas: colocar las sillas, limpiar, ocupar puestos tales como los de encargado de las publicaciones, tesorero o secretario. El hecho de participar hizo que me sintiera parte integrante de algo , en vez de estar aparte de todo- mi eterno problema. Más tarde fui capaz de salir a tomar café, comencé a tratar a los miembros de forma individual, e inicié el molesto pero necesario proceso de mejorar relacionándome y abriéndome a otros fuera de las reuniones.

4. Admitir que era impotente . Al comienzo del todo, cuando la compulsión me arrastraba a la acción, lo único que era capaz de hacer era gritar: 'Soy impotente; por favor, ayúdame.' A veces hasta cien veces al día. A medida que comencé a experimentar el primer paso a fondo, la palabra impotencia se convirtió para mí en la más hermosa del vocabulario. Todavía lo es. Más tarde descubrí que era impotente frente a mí mismo.
Cuanto más combatía a la lujuria, más se resistía y contraatacaba; mi fuerza de voluntad parecía incrementar el poder de la lujuria en vez de mantenerla a raya. La lectura del primer paso del Doce y doce me ayudó a comprender que mi impotencia era 'la base firme sobre la que se podían construir vidas felices y plenas' (pág. 19). Finalmente, dejé de intentar parar. Sólo admitiendo a otros miembros el poder que la lujuria tenía sobre mí era capaz de recibir el poder necesario para vencerla.

5. Rendirme . Si no nos hemos rendido, la mera admisión de impotencia no nos ayuda a contactar con nuestro Poder Superior. En mi caso, al principio, admití mi derrota y capitulación al grupo a cuyas reuniones asistía y me puse en sus manos. Esto implicaba acudir a las reuniones y ser lo más sincero, abierto de mente, y adoptar la mejor disposición posible. De esta forma llegué a experimentar el segundo paso y a tener la esperanza de que un Poder superior a mí me devolvería el sano juicio. Esto preparó el camino hacia la rendición que más tarde tendría lugar en el paso tercero, y esta rendición consistiría en ponerme en manos de Dios tal como Lo concebimos.
En lo que a mi lujuria respecta, sabía exactamente lo que para mí significaba rendirme y qué era lo que tenía que hacer. Cada vez que tenía alguna tentación, procedente de mi interior o del exterior, decía: 'Renuncio a la oportunidad que tengo de desear a esta persona; por favor, libérame de este deseo.' Y tal como lo afirma 'Dios podía y lo haría...', así sucedió. Puede que haya sentido algún malestar o miedo, y puede que haya tenido que repetir el acto de rendición varias veces, pero me da buenos resultados. Al principio estaba asustado, pero continuaba sobrio, y paulatinamente, a medida que iba superando las tentaciones, me iba resultando más fácil.

6. Sacar a la luz lo que hay en nuestro interior . Cuando comencé a ver que por lo que parecía nunca me curaría de la posibilidad de desear con lujuria, me vi obligado a incorporar los otros pasos a mi vida. Los pasos cuarto y quinto me brindaron la posibilidad de examinarme críticamente. Esto fue probablemente el cambio de actitud más importante en el primer periodo de mi recuperación.
Pero tuve que continuar realizando mini-inventarios con la lujuria, tal como se sugiere en los pasos quinto y décimo. Cuando veía que alguna experiencia, imagen, recuerdo, o pensamiento se apoderaba de mí, tal como a menudo sucedía, lo sacaba a la luz comentándoselo a otra persona del programa. Los exponía al aire y a la luz del sol. La lujuria odia la luz y huye de la misma. Ama los escondrijos oscuros de mi ser. Una vez que permito que se acomode ahí, se reproduce como los hongos. Pero en cuanto la expongo a la luz, mostrándosela a otro sexólico en recuperación, pierde el poder que sobre mí ejercía. La luz mata la lujuria. Actuaba así en casos concretos, no con generalidades. A veces implicaba robarle a alguien su tiempo, pero me purificaba y me mantenía sobrio. Cada vez que lo hablaba con alguien con actitud de rendición, el poder que esa experiencia o recuerdo ejercía sobre mí desaparecía. Otro descubrimiento nuevo e importante.

7. Confiar . Cuando ya iba siendo capaz de vivir libre de la lujuria, e iba confiando cada vez más en el poder de Dios para vencer la obsesión, adquirí la costumbre de comenzar el día con una oración en la que, durante ese periodo de veinticuatro horas, ponía mi lujuria y me ponía a mí mismo en las manos de Dios. Esto quería decir que estaba aprendiendo a vivir sin la lujuria y que quería sinceramente liberarme de la misma. Ahora comienzo el día con la oración del tercer paso (de Alcohólicos Anónimos , pág. 59), cambiando algunas palabras para que se adecuen a mi caso personal. Es más o menos así:

'Te ruego que me mantengas sobrio y me protejas de la lujuria hoy, porque solo yo no puedo...En este día te ofrezco mi voluntad y mi vida, para que obres en mí según tus deseos. Libérame de la servidumbre del ego, para que pueda cumplir mejor tu voluntad. Elimina los obstáculos que haya en mi camino y haz que mi victoria sobre los mismos sea un testimonio para aquellos que con el apoyo de tu fortaleza, de tu amor y de la puesta en práctica de tu forma de vida, reciban mi ayuda. Concédeme hoy lo que necesite. Hágase tu voluntad y no la mía'.

8. Utilizar las publicaciones del programa . El Doce y doce y Alcohólicos Anónimos fueron mis primeras guías en el trabajo de los pasos. Siempre encontré lo que necesitaba en esos documentos fundacionales del programa de los doce pasos. Muchos de nosotros descubrimos que trabajar los principios descritos en nuestras publicaciones ensancha el horizonte de nuestra sobriedad y es muy útil. Al utilizarlos aprovechando la soledad y el recogimiento de nuestros momentos de tranquilidad, enriquecemos la visión que tenemos de nosotros mismos y de nuestra recuperación, de acuerdo con nuestra realidad y circunstancias.

9. Trabajar los otros defectos . Descubrí para mi sorpresa que la lujuria no era mi problema fundamental. Era sólo un síntoma más de mi enfermedad espiritual subyacente- mis actitudes enfermizas. La lujuria era sólo una manifestación más de esta enorme fuerza negativa que yacía en mi interior y que trataba de irrumpir de la forma que fuera. Tan pronto como la lujuria comenzaba a disminuir, aparecía el resentimiento. Más tarde el miedo. Después el espíritu crítico y de condena. Era como intentar taponar el agujero de una presa. Mientras tratas de tapar una grieta, se abre una nueva en otro lugar, porque hay una masa enorme de agua tras la presa, y la presión que ejerce hará que se desborde por el punto más débil.
Esta masa enorme de agua es mi lado destructivo y negativo. Y el grado en el que puedo conectar con la fuerza positiva (Dios) revela la medida en la que estoy desconectado de la parte negativa en cualquiera de sus formas. Gracias a Dios, hoy soy libre y capaz de decidir qué es lo que quiero.
La consecuencia más positiva de tener que trabajar mis defectos para liberarme de la obsesión con la lujuria es la posibilidad de conectar finalmente con la vida. Pero no puedo liberarme de una obsesión mientras estoy ebrio de otra. No puedo estar libre de la lujuria mientras me encuentro borracho de resentimientos, etcétera. Asistí a reuniones de estudio de los pasos para conocer los métodos que otros utilizaban para superar sus defectos. Me dijeron que una de las mejores formas de cortar de raíz los resentimientos es rezar por la persona a la que guardo rencor. Pide para ellos lo que quieres para tí, me recomendaron. ¡Me dio resultado! La primera persona que me ayudó a alcanzar la sobriedad fue objeto de innumerables oraciones diarias. Al parecer no le beneficiaron mucho (¿quién sabe?), pero a mí me impidieron caer en la trampa del resentimiento.

10. Aprender a dar en vez de recibir . Esta técnica también daba buenos resultados con la lujuria. Cuando capto una imagen apetecible de refilón, en vez de dejarme llevar por el impulso que me arrastraba a mirar y beber, rezaba por esa persona y continuaba mi camino sin mirarla. Podía ser un simple: 'Dios la bendiga y le proporcione lo que necesite'. O dependiendo de la intensidad del estímulo lujurioso, podía ser más ferviente: 'Dios la bendiga y le ayude; hágase Su voluntad en su vida'.
Comencé a hacer lo mismo con las modelos de los anuncios que ejercían un poder semejante sobre mí. Cuando actúo de esta forma, me siento mejor y recibo algo que es limpio, fuerte, libre y bueno. De alguna manera, me convierto en un canal transmisor del bien, en vez de abrirle un conducto a la lujuria a través del cual penetre la maldad. El grado en el que bebo de esa imagen indica en qué medida soy esclavo de la misma; la medida en la que doy de mí a otro es la medida en la que me libero de su poder. Además...resulta mucho más fácil conseguir la victoria dando que intentándolo a través del fastidioso y mortificante recurso a la fuerza de voluntad.
Haz la prueba alguna vez: no puedes desear con lujuria a alguien por quien rezas de este modo. He aquí una experiencia tal como la relata una mujer de SA:

Recuerdo al comienzo de mi sobriedad un video muy sugestivo en unos grandes almacenes. Sentí una atracción irresistible, y sin darme cuenta de lo que me había pasado, esa imagen se apoderó de mí. Comencé a rezar una y otra vez por esa cantante. El resultado fue increíble. Desde entonces lo he hecho muchas veces, y siempre me da buenos resultados .

Esta acción puede servir para enmendar de forma indirecta los daños causados a todos los objetos anónimos de mi lujuria y de mis actos sexuales- esos extraños a los que ayudé a consolidar su forma de vida destructiva. Parece ser una ley natural del universo: recibo en la medida que doy.

11. Elegir un padrino de SA . Necesitaba a alguien que tuviera una visión de mí más objetiva que la que yo tenía, aunque esa persona tuviera también sus propios defectos. (Cada vez que me decidía por un padrino encontraba que tenía defectos lo suficientemente grandes como para justificar mi rechazo si hubiera querido buscar una excusa). Lo que me daba mejor resultado era pedir ayuda y seguir sus instrucciones. Establecimos un contacto regular y hacía lo que me decía. Esto me transformó en una persona dispuesta a aprender y me evitó muchos sufrimientos y pérdida de tiempo.

12. Buscar amigos del programa . El sexolismo me había impedido disfrutar de la verdadera intimidad. Me había convertido en un ser solitario, incapaz de dar y de recibir amor. Para recuperarme tuve que dejar de aislarme y comenzar a tratar a la gente. Pero no sabía cómo hacerlo. Al principio, para mantenerme sobrio, me vi forzado a hacer algunas llamadas telefónicas. Después, a medida que le contaba a otros mis tribulaciones y ellos me hablaban de sus problemas, se fue creando un vínculo entre nosotros. Compañeros de sobriedad- ¡qué alegría! Contribuyó a que ese mundo interior, tan gris y solitario, del ego aislado se transformara en la luz radiante de los tiempos alegres que pasábamos juntos. La victoria sobre la lujuria no era la aburrida y deprimente experiencia que yo me temía. Comenzaba a contactar con la vida y a sentir brotes de gozo. Comenzaba a adquirir lo que la lujuria en realidad había estado buscando. No puedo liberarme de la tiranía de mis deseos lujuriosos y disfrutar de la experiencia de la liberación interior sin este contacto con lo real.

13. Transmitir el mensaje de mi recuperación . Al principio, comencé cautelosamente a hablar de mi obsesión sexual y de mi deseo de recuperación a los que en sus alusiones dejaban traslucir tener problemas semejantes. No sabía que esto era parte del paso duodécimo. Lo hacía porque quería. Después comencé a transmitir la verdad de mi propia experiencia en otras reuniones a las que asistía. Muy pocos respondían, pero el caso es que a mí me ayudaba.
Bill W. de AA solía decir que el paso duodécimo 'exige poco dinero y mucho tiempo'. Descubrí que estar dispuesto a emplear una fracción del tiempo y del dinero que había empleado en mi adicción, en transmitir el mensaje de recuperación, me ayudaba a mantenerme sobrio. Cuando doy desinteresadamente así de mi tiempo y de lo que tengo, recibo los valiosísimos dones de la liberación de la lujuria, además de alegría y serenidad. En el transcurso de este proceso, he dado los primeros pasos vacilantes e inseguros en el aprendizaje de cómo amar a otro ser humano. No podía pedir mejor recompensa.

14. Realizar actos de amor . La sobriedad negativa -limitarme a no hacerlo- termina en fracaso al cabo de cierto tiempo. Eso fue lo que conocí durante muchos meses, y ese es el motivo por el que un día, sin tener ningún problema concreto y después de haberle dicho a un antiguo compañero de enseñanza secundaria que era un borracho de sexo recuperado, comencé mi viaje de regreso a la adicción. No sabía lo que me había ocurrido. No fue un pequeño desliz. Fue una auténtica caída. Caí con todo el equipo.
El aspecto más crucial de mi recuperación es que fracasaré a menos que encuentre lo que mi lujuria en realidad está buscando. Interrumpir lo negativo sin conectar con lo positivo no sirve de nada. Para los sexólicos como yo nuestra opción es el todo o la nada. 'Andarnos con medias tintas no nos sirvió de nada' dice Alcohólicos Anónimos en la página 59. Y en mi caso es verdad.
La gente del programa me enseñó que los pensamientos adecuados nunca producen las acciones adecuadas, pero que si realizo las acciones correspondientes, los pensamientos y los sentimientos adecuados vienen a continuación. Durante mi sobriedad sexual descubrí que sólo me sentía inclinado a tocar a mi esposa de forma sensual, erótica o sexual. Nunca la había tocado como persona , de forma espiritual, podríamos decir. Pero me di cuenta que si realizaba la acción de tocarla como persona, el deseo de hacerlo se producía a continuación. Nunca podré olvidar la primera vez cuando, ya sobrio, después de todo ese caos y de una separación horrible, un día fui capaz de mirarle a los ojos, de extender la mano, tocarle el brazo y darle las gracias. ¡De qué manera esa conexión hizo fluir la fuerza del amor! Después de haber realizado esa acción los ojos se me llenaron de lágrimas.
En otra ocasión, mi esposa había preparado sopa, pero las emociones negativas se habían apoderado de mí y me dirigía hacia la puerta, sin saber adónde iría a continuación. Me detuve  el tiempo suficiente para llamar a mi padrino que me recordó bruscamente que era domingo y que estaba ocupado (ninguno de mis padrinos pretendieron ser santos). En diez segundos identificó el “problema” (la obsesión conmigo mismo) y después de decirme: 'Siéntate y tómate la sopa' me colgó el teléfono. Me senté sin pensarlo, mecánicamente, y tomé la sopa que ella me había preparado. El ansia terrible de tener que salir corriendo desapareció. Llevé a cabo la acción, y los sentimientos surgieron a continuación.
La oportunidad más grande de practicar el amor no es en las reuniones, sino en el hogar. Ese es el lugar en el que me resulta más difícil. Es mucho más fácil para mí rezar por las prostitutas y los otros miembros de SA que realizar actos de amor para con mi esposa e hijos. Pero tengo que hacerlo si quiero dar el salto a la vida. ¡Y yo quiero vivir!
Otro acto de amor que produce resultados sorprendentes es el de rezar por mi esposa; pedir para ella lo mejor. Está relacionado con uno de los temas antes citados, el de la práctica de dar en vez de la de tomar. Desde que limité mis actividades sexuales a las relaciones con mi esposa, descubrí, al redactar mi inventario, que mi dependencia de ella era enfermiza. En consecuencia, para poder eliminar dicha dependencia, me abstuve con su consentimiento de toda actividad sexual con ella durante un período de tiempo considerable.
Más tarde, llegué a la conclusión de que tenía que estar dispuesto a prescindir por completo de sexo mientras mi dependencia estuviera todavía afectada por alguna forma de 'intercambio de afecto por sexo'. 'Con esposa o sin ella, no dejaremos de beber mientras dependamos más de otras personas que de Dios.' ( Alcohólicos Anónimos , pág. 91).
Por lo tanto, cada vez que experimentaba algún sentimiento negativo hacía mi esposa, rezaba por ella. Lo hacía aunque no me apeteciera. Me daba muy buenos resultados. Tengo que estar siempre dispuesto a renunciar al resentimiento y a perdonar. Para casos como este, los pasos sexto y séptimo nos vienen como anillo al dedo.

15. Reconocer y satisfacer mi sed de Dios . A medida que adquiría un nuevo estado de conciencia, comencé a presentir que mi impulso más importante no era ni hacia el sexo, ni el de acaparar poder, ni hacia cualquier otra cosa que se me ocurriera, sino mi sed espiritual -el ansia de Dios, mi necesidad del mismo Dios. Al parecer, lo que busco en estas borracheras visuales de lujuria mientras camino por las fascinantes avenidas del mundo es un contacto, una conexión. Lo que quiero en realidad es establecer el gran Contacto con la fuente de mi vida. Y para mí como enfermo, la Mujer es la fuente de mi vida, mi dios. La lujuria me engaña y me hace creer que no puedo vivir sin ella, cuando en realidad lo que no puedo es vivir sin Dios.
Así, otra técnica que uso y que me da muy buenos resultados en el momento de la tentación es pedir— antes de volver la cabeza y beber—'Sea lo que sea aquello que busco ahora, permíteme encontrarlo en Ti'. Cada vez que una persona me atrae, repito una y otra vez esta oración. Me da muy buenos resultados. ¿Hay acaso otro modo mejor de practicar el paso undécimo?
Este principio de sustituir las tentaciones por la oración da buenos resultados con todas mis emociones negativas. La presencia divina penetra en el lugar que la lujuria, el resentimiento, el miedo o el juzgar a otro ocupaban en mi mente y lo llena. Sustituyo lo irreal por lo Real. Recurro a Dios en esas situaciones. Cerrar los ojos me ayuda.

16. Expulsar la lujuria y las tentaciones de mi interior . Hay ciertas épocas en las que me da la impresión de que camino a través de un campo de minas, con todo tipo de cargas explotando a mi alrededor. Su severidad y persistencia hacía que me preguntara si no estaba sufriendo un ataque. En ocasiones semejantes, he llegado al extremo de expulsarlas oralmente de mi interior, como si se tratase de una presencia maligna y extraña, y recurriendo, no a mi propio poder o autoridad, sino al de mi Poder Superior. No estoy seguro de comprenderlo, y tampoco le doy demasiada importancia, pero me ha dado buenos resultados, especialmente cuando me daba la impresión que estaba a merced de los acontecimientos. Más tarde, en el transcurso de los años, he oído a otros miembros contar experiencias semejantes.

17. Buscar refugio en Dios . Invoco a menudo la presencia de Dios para protegerme, a modo de escudo, de mi propia lujuria o emociones, o de la lujuria o emociones de los demás. Tan pronto como me siento abrumado o veo la imagen de refilón y me entran deseos de volver la cabeza y beber, digo: 'Recurro a Tu presencia para protegerme de mi lujuria (o de lo que sea).' Pero, ¡tengo que ser yo el que sujete y levante ese escudo! Tengo que acudir a Dios en búsqueda de protección.
Otro mensaje que Le envié hoy, después de algunos años de sobriedad es más o menos: 'Rechazo esta lujuria (u otra emoción o actitud negativa); quiero que tú Te hagas cargo de ella.' Cada vez que lo hago, da buenos resultados, pero primero tengo que renunciar a la misma.

18. Mirar a la lujuria a los ojos . Estoy aprendiendo una forma nueva de resistir a las tentaciones que sufro durante el día para evitar que reaparezcan y me ataquen mientras duermo. He observado que a veces puedo, durante el día, en vez de renunciar de verdad a la lujuria, recurrir a la fuerza de voluntad para arrinconarla en algún lugar fuera de mi vista. A veces, después de haber hecho esto, la lujuria regresa en forma de sueños eróticos y lo hace de un modo tal, que me daba cuenta perfecta de que podía sucumbir a la adicción en sueños, sin necesidad de tocarme para nada, y sabiendo que tenía la opción y la libertad de no hacerlo. ¡Llama la atención lo poderosas y terribles son esas tentaciones!
Estoy tan harto de verme en situaciones límites, que he decidido tomar medidas preventivas. Antes de irme a dormir, repaso de forma deliberada todas las tentaciones con que la lujuria me asedió durante el día, y miro a las personas de frente. Expongo cada persona a la luz, ante Dios, y en actitud de rendición, admito mi impotencia ante la lujuria. Digo: 'Conoces mi corazón, cuánto deseo sumergirme en la lujuria. A ti te la entrego. Ven y vence a mi lujuria. La rechazo, no quiero tener ninguna relación con ella—sea consciente o inconscientemente—. Quiero que tú te hagas cargo de ella. Por favor, ayúdame a mantenerme sobrio de toda mi lujuria esta noche'. A menudo añado una oración por la persona objeto de la tentación, para así salir de mí mismo en actitud de dar. Es mi forma de mantenerme puro a nivel inconsciente. Es la forma en la que supero el miedo a la caída durante el sueño.

RESUMEN
Estas diferentes formas de combatir la lujuria requieren práctica, pero son muy eficaces. Para programarme a mí mismo para la lujuria me hicieron falta muchos años. Descubrí que lleva tiempo interrumpir esta programación y programarme a mí mismo para la realidad.
Cuando recurría a las técnicas citadas, me sentía artificial y forzado. No quería hacerlo; no me sentía bien. Trato de no confiar nunca más en esos sentimientos enfermizos; ellos son los responsables de que esté hoy aquí, de que me encuentre en esta situación.
Tomar algunas de estas medidas era como matar una parte de mi ser, ya que iban contra mis inclinaciones naturales. Pero descubrí que lo que necesitaba para alcanzar la libertad era declararle la guerra a mi forma antigua de pensar y de obrar. Tenía que llevar a cabo una serie de acciones, me apeteciera o no.
Me conviene tener siempre presente que no es la persona que está fuera la causante de mi lujuria y de mi malestar; soy yo. Esto trae a colación otro tema. La lujuria de la que quiero estar sobrio es la mía . Yo la convertí en lo que es. Soy adicto a la lujuria. Del mismo modo, soy una persona resentida e iracunda, una persona que juzga y condena, una persona miedosa. No existe cura para mí si niego, evado o tapo mis defectos. 'Los secretos son la medida de mi enfermedad.'
Por otra parte, puedo vivir libre del poder que estos defectos ejercen sobre mí, si recurro a Dios en vez de a estas emociones negativas. De esta forma obtengo una tregua día a día, hora a hora, de esa prisión que es la lujuria, etc., siempre que mi actitud sea la correcta. Y lo es si trabajo los pasos y las tradiciones y voy a las reuniones, a muchas reuniones.
Al parecer Dios, al no extirpar de mi naturaleza la tendencia a la lujuria, al resentimiento, al miedo, etc, ha decidido no eliminar esa parte de mí en la que viven y surgen mis defectos.  Si lo hiciera, no tendría ninguna necesidad de Él, sería un autómata. De lo que se trata es de lograr una victoria progresiva sobre la lujuria. Yo mismo soy lo que podríamos llamar un pecador. Pero Dios, para transcender mis pecados, me suministra el poder del que yo carezco. ¡La victoria se produce a través de la gracia de Dios que se manifiesta en mi impotencia!
Esa es la bella paradoja de este programa: en y por mi impotencia recibo el poder -y el amor- que proceden de lo alto.
Y esa es la diferencia entre negarse a sí mismo y rendirse. La negación de mí mismo -el reprimirme- sólo me ha supuesto sufrimientos y fracasos. Reconocer lo que soy, rendirme y confiar en el poder divino me produce alivio, libertad y gozo.
La recuperación es un trabajo interno.

La lista de sugerencias que te ofrecemos para vencer la lujuria siempre estará incompleta, tan  incompleta como la lista de experiencias que recogemos en este libro. Cada persona que se mantiene sobria, a medida que su recuperación se enriquece, añadirá a esta lista en la que se refleja nuestra experiencia  colectiva aquello que le ha resultado útil. Nuestras vidas, tal cual son, son el verdadero libro, 'conocido y leído por todos los hombres'. A medida que el tiempo transcurre, descubrimos más cosas, y todo mejora. Ésta es la gran aventura de la recuperación de la adicción al sexo.
(del libro Sexólicos Anónimos , pág. 159-170. Copyright ©1998, SA Literature)

Saturday, March 5, 2011

Intimidades en el noviazgo: ¿hasta dónde?

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil45o84IDBWq2fZzyFY8EOS-jXTjJyABMciAkQ3dveyN4MJgcHhRqgGwljL532WhOS2D5DIr3MuI-U74D7leHO7uEqi3Ym7M1We2leHRB1MRYmFqQFePJBU_vuW97he7E6GcOqMoceZKI/s320/parejas+1.jpg
 
Intimidades en el noviazgo: ¿hasta dónde?
Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
 
Pregunta:

Estimado Padre: ¿Es pecado acariciar a mi novia antes de casarnos? Nos vamos a casar dentro de dos meses. Gracias
Respuesta:

Estimado:

Te respondo con lo que escribe el Padre Jorge Loring *:

Los novios deben tratarse íntimamente. Pero en este trato íntimo y con confianza no han de permitirse ciertas confianzas ni intimidades. Es más, deben ser muy discretos en permitirse ciertas manifestaciones amorosas, si no quieren manchar sus relaciones de pecados. No puedes permitirle a tu cariño muchas cosas que él te pide con fuerza. Es necesario que aprendas a llevar tu noviazgo con la austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que te propongas firmemente llevar tus relaciones prematrimoniales en gracia de Dios.

Eso será atesorar bendiciones del cielo para el matrimonio. En cambio, si siembras de pecados el camino del matrimonio, cómo puedes esperar con confianza que Dios os bendiga después?

En los muchísimos casos de matrimonios desgraciados, con graves problemas, he tenido la curiosidad de preguntar cómo les fue en el noviazgo. Hasta ahora ni un solo caso ha desmentido esta ley inexorable: fueron noviazgos con grandes descuidos morales y con enormes lagunas en su preparación.

Que tus relaciones sean cariñosas, pero castas . Que tus manifestaciones de cariño sean limpias.

Todas las condescendencias que tengáis en el noviazgo con la pasión impura, han de redundar, tarde o temprano, en perjuicio de vuestra verdadera y perdurable felicidad.

Cuando unos novios se han revolcado en el cieno de la lujuria, viven un amor sucio, envilecido, que después les amarga. En cambio, unos novios que han luchado por vencerse y mantener unas relaciones puras, tienen una ilusión, una felicidad y un amor muchísimo mayores. La experiencia de la vida confirma esto continuamente.

Todos los esfuerzos que hayan realizado -solos o en común- para respetar las exigencias de la castidad antes del matrimonio, les ayudarán poderosamente a respetar más tarde todas las exigencias de la castidad en el matrimonio. Se cosecha lo que se sembró. Todo esfuerzo en este punto tendrá un día su recompensa .

'He visto a menudo novios que estaban muy a gusto el uno junto al otro, se abrazaban largamente y a cada instante..., y en el momento de su matrimonio estaban ya cansados. Nosotros nos acariciamos de vez en cuando, y muchas veces nos cogemos simplemente de la mano. Tal vez alguien nos crea tontos, pero yo creo que así somos más felices. Todo es fresco entre nosotros.

Nada está enmohecido. Nuestra posibilidad de felicidad no está embotada, ni lo estará jamás...

Estoy seguro que el respeto es el guardián de la felicidad de los esposos. No gusta lo que no se ha deseado durante mucho tiempo... Los hogares duran en proporción inversa a las concesiones pasionales que los precedieron. Cualquier cosa que se usa sin medida y sin control acaba hartando' (JOUVENROUX: Cuando se descubre el amor, VI, 8. Ed. Nova Terra. Barcelona).

En el noviazgo todo se ve con luz alegre y radiante, y es necesario saber que el Sol todos los días se pone tras las montañas. La vida del matrimonio no es lo mismo que la del noviazgo, ni el noviazgo puede ser lo mismo que el matrimonio.

Por eso debes tener mucha cautela en tus manifestaciones de amor. Los novios todavía no son esposos. Muchas cosas que entre esposos son perfectamente lícitas, entre novios son un pecado o por lo menos un peligro de pecar. Las manifestaciones de cariño deben evitar una excitación sexual.

La excitación tiende a la satisfacción completa. Es muy difícil que los novios que no son prudentes en sus manifestaciones de amor, permanezcan en el límite de las intimidades lícitas. Una caricia lleva a otra mayor; y es preferible renunciar a la lícita antes que arriesgarse a caer en la que es pecado. Para que las caricias sean ciertamente inofensivas, conténtate con que sean breves, delicadas y 'tan sólo de los hombros para arriba, bajando sólo por el brazo'. Los novios, como todos los demás solteros, pecan gravemente si con sus mutuas caricias se provocan voluntariamente un deleite carnal; o se ponen, voluntariamente y sin necesidad, en peligro próximo de provocarlo. Y en las excitaciones sexuales involuntarias, tienen obligación de resistirlas y no consentir en ellas. El amor es insaciable; siempre pide más. A veces, las barreras morales le cortan el camino, pero él quiere saltar por encima de todo. Por eso hace falta que la razón controle el amor para mantenerle en la línea de la moralidad.

Los novios todavía no están casados. Su amor les lleva al deseo de la entrega total, pero todavía no tienen ese derecho. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: 'Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto y un aprendizaje de la fidelidad.

Reservarán para el matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad'. Esto se consigue con la ayuda de Jesucristo. Sin la gracia de Dios es imposible. De ahí la necesidad de una vida sacramental durante el noviazgo.

Te recomiendo que estéis siempre en sitios bien visibles. Nada de sitios solitarios y oscuros. La oscuridad y la soledad son peligrosas.

Una de las mejores defensas morales para el comportamiento de los novios son unos ojos ajenos que los estén mirando. El comportamiento de los novios debe ser tal que en todo momento puedan ser observados por sus padres.

La castidad, aunque a veces es difícil y exigente, es no obstante posible en el noviazgo; pero con ciertas condiciones. Quien quiera conservarla es preciso que pague su precio. Los que no tengan voluntad para hacer los esfuerzos que se necesitan, para echar mano de las fuerzas sobrenaturales mediante la oración y los sacramentos, que no se extrañen de su fracaso y de sus caídas. La experiencia, a Dios gracias, atestigua que muchos novios cristianos han vivido y viven un noviazgo casto.

Por otra parte, si ella fue para él una 'mujer fácil' no será raro que, después de casados, a él le atormenten los celos de que también lo pueda ser para otros. Una mujer así no ofrece garantías de fidelidad matrimonial. Desgraciado el hombre que se casa con una mujer lujuriosa. Tendrá dudas horribles sobre si los hijos de su mujer son de él o son de otro hombre. Conozco casos dramáticos.

Además, esas concesiones a la lujuria seguro que os dejan asqueados.

Os sentiríais mucho más felices si vuestro amor os uniera con Cristo en la comunión, que no rebajados en la degradación del pecado. Sé de novios que tuvieron una época de pasión desenfrenada, y que cuando luego orientaron su vida por un camino de rectitud y pureza, me confesaron que este segundo modo de amar les hacía mucho más felices.

Algunos chicos les dicen a las chicas que ellos prefieren a las que ya lo han probado todo. Pero eso es un truco para lograr de ellas más fácilmente lo que quieren sacar, y luego abandonarlas con la misma facilidad, de quien tira un trapo viejo. Es lógico! Un chico sensato no se casa con una chica que el día de mañana puede salirle rana. Si no ha respetado su pureza de soltera, qué garantías tiene de que no resultará adúltera después de casada?

Algunas chicas quieren retener a un chico haciendo concesiones ilícitas. Pero cuando no hay amor, esto puede retrasar la ruptura, no la evita. Y si la ruptura ha de llegar, es mejor que ocurra antes de la boda.

A la mujer, ordinariamente, no le interesa el sexo si no va precedido del amor y la ternura. El hombre es más impulsivo y pasional, y puede separar el sexo del amor.

Las mujeres tienen una gran fuerza natural para amar, pero por su extraordinaria sensibilidad se dejan influir mucho por las impresiones exteriores, y están por lo tanto, expuestas a grandes trastornos en su vida afectiva. Deben estar muy vigilantes para dominar su afectividad.

Y mira, esos chicos y chicas que durante su noviazgo faltaron gravemente a la pureza, están acumulando, sin pretenderlo, una gran cantidad de sufrimientos. Por lo menos sospecharán el uno del otro constantemente. Siempre recuerdan sus caídas anteriores. Sospechan que su cónyuge pueda caer de nuevo; y eso es natural. Porque si alguien no respeta la ley de Dios antes del matrimonio, qué garantía ofrece de que la respetará después de casado? Si hoy cedes a la tentación, tu marido podrá algún día dudar, con razón, de tu fidelidad. En cambio, si ahora eres intransigente, cuando le asalte la duda pensará: 'imposible, si yo no logré nada de novio!'

Y te advierto una cosa: de todas las faltas contra la pureza que cometáis en vuestro noviazgo, la culpable eres tú. Que el chico tenga momentos en que pierda la cabeza y quiera de ti lo que no debe, es natural. Pero si tú no quieres, no pasará nada. Y en estas ocasiones tú eres mucho más serena. Debes por lo tanto imponerte. Y no creas que por eso vas a perderle. Aunque él se enfade, la cosa será pasajera. Si te quiere, volverá a ti. Y si no vuelve, es que no te quería a ti, sino que quería usar de ti para saciar sus apetitos. Y quien te rebaja de esta manera, es indigno de ti. Ése, más vale que se vaya. Si te casaras con él, no serías la reina, sino la esclava. Y antes de ser esclava, más vale quedarse libre.

El quedarse soltera no tiene por qué ser una desgracia; y un matrimonio fracasado, sí lo es. Y de la peor especie. La mujer soltera sólo es desgraciada cuando no sabe llenar su vida con un ideal de servicio al prójimo, que la haga sentirse realizada. La que logra hacerlo puede ser más feliz que una casada.

Oye, además, lo que severamente dice Jesucristo: Si tu ojo, tu mano o tu pie, son causa de escándalo, es decir, de pecado, arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar con un ojo, una mano o con un pie en el cielo que con los dos ojos, las dos manos o los dos pies, ser arrojada al infierno. Aplícalo a tu caso actual de relaciones: más vale entrar sin novio en el reino de los cielos, que con novio, ser arrojada al infierno.

Que nunca, ante tu conciencia, te avergüences de tus relaciones prematrimoniales. Sé una novia digna, limpia y pura.

No olvides, que tu novio, es únicamente un novio, que puede no llegar a ser tu marido. Ámalo, sí con ilusión y cariño; pero sin mancharte.

Cuanto más cristiana y delicada seas en tus relaciones, más feliz serás el día de tu boda, más bella aparecerás ese día ante Dios y ante él...! No transijas.

Pura hasta el altar!

Defiende con entereza tu castidad, y haz de tus amores la más bella e ilusionada historia que un día puedas ofrecerles a tus hijos, sin tener nada que ocultarles, ni nada de qué avergonzarte. Que tus hijas, al contarles tus amores, puedan decirte con orgullo y envidia: 'Qué hermoso es el amor así!

Nosotras también queremos ser unas novias tan buenas y puras como tú...'! Tendrás valor para decirles que sean puras, si tú no lo fuiste?

Piensa también en tus futuros hijos. Ellos, no es fácil que sepan cómo se desarrollaron las relaciones de sus padres, pero sí que te verán a ti, su madre, con tus defectos y virtudes. Y éstas no se improvisan.

Si fuiste una novia intachable, serás sin duda alguna una madre ejemplar.

Piensa en el consuelo inmenso que tendrás, si algún día tu hijo te dice que su mayor ilusión es encontrar una novia que sea como tú eres.

No olvides que el encanto de la mujer, le viene de ser pura cuando es joven, y de ser madre cuando es mayor.

Las dos cosas se han reunido en María. Ella, Virgen y Madre. Ella, Inmaculada.

Legiones de jóvenes, puestos sus ojos en María, han conservado íntegro el tesoro de su pureza.

Admirable y encantador el ejemplo de Santa María Goretti, que se deja matar antes de perder la castidad. Y gracias a Dios las goretis son muchas.

Recuerda a Josefina Vilaseca y otras muchas en España, menos conocidas pero no menos heroicas.

Tomado de Padre Jorge Loring, 'Para salvarte', 68,20

¿Cuándo es pecado mirar una mujer?


¿Cuándo es pecado mirar una mujer?

Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
Pregunta:

Estimado teólogo: Mi pregunta es: ¿es pecado el simple hecho de mirar una chica en el gimnasio, o en la playa?¿es pecado pensar: qué linda chica, qué buen cuerpo, etc.?. Gracias

Respuesta:

Estimado:

La 'impureza' es el nombre genérico que significa a los pecados tanto internos como externos de la lujuria no consumada. Principalmente significa los pecados externos, como son las vistas torpes, las palabras obscenas, los tactos, besos, abrazos, gestos impúdicos, y cosas semejantes (cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, 2-2. q. 154. Art. 1. ad. 5)

¿La vista mutua de hombres y mujeres es pecado? Que el mirar a la mujer sea fea o hermosa cuando se hace por urbanidad o con necesidad es lícito, porque siéndolo el trato civil entre personas de ambos sexos, debe serlo también el mirarse el hombre y mujer, pues sin estas vistas no puede mantenerse la sociedad civil entre ambos. Ni hay culpa en mirar con más gusto una mujer hermosa, que otra fea; porque la hermosura fue criada por Dios, y de su natural deleita más como es indubitable, que la fealdad; por ser aquélla objeto más proporcionado con la potencia, que ésta. Si alguno preguntare, ¿si el movimiento sensual excitado con la vista de la mujer sea pecado? Responderemos que esto depende de varias circunstancias; porque si la mirada es inocente, y el movimiento no es querido en manera alguna, y hubiese la debida resistencia, no habrá culpa, sino antes bien habrá mérito. Porque aunque algunos digan, que toda tentación carnal es, por lo menos, pecado venial, nosotros reputamos por más verdadero lo contrario. Una cosa es, que por la corrupción de nuestra naturaleza viciada suceda esto regularmente, y otra que siempre sea así. Habiendo, pues, la debida resistencia, la tentación carnal no es pecado, como lo dice S. Tomás (1-2. q. 8. Art. 3. Ad. 3).

No obstante lo dicho, la mirada de una mujer hermosa o bien compuesta, si es con mucha detención, puede ser culpa grave por razón del peligro, como lo fue en el rey David y lo ha sido en otros, que asaltados de la muerte por las ventanas del alma, que son los ojos, cayeron miserablemente en el pecado. Y aun cuando la vista sea pasajera, si se mira a mujer con intención lasciva, habrá culpa grave, como lo dice Jesucristo en el Evangelio capítulo 5, de S. Mateo: 'quien mira a una mujer deseándola, ya ha adulterado con ella en su corazón'.

¿Es pecado mortal el mirar los órganos sexuales, así del hombre como de la mujer? Hay que decir que siendo deliberado, lo es, no sólo en el hombre respecto de la mujer, sino también en esta respecto de aquél; porque siendo el objeto tan torpe, excita gravemente a la lascivia. Si la mirada fuere casual o indeliberada, o con motivo de curación podrá estar libre de pecado. También es culpa grave mirar de propósito el concúbito (la relación sexual) del varón con la mujer; pues sin duda es un objeto capaz de excitar, con la mayor vehemencia, a la lascivia. El amante de la pureza debe huir muy lejos de los peligros de macular su candor, conociendo su flaqueza nacida de una naturaleza corrupta y a ningún vicio más inclinada que al de la lascivia.

(He resumido lo anterior del 'Compendio Moral Salmaticense', de Marcos de Santa Teresa, autor clásico en Moral que sintetiza la enseñanza de Santo Tomás de Aquino y de la tradición de la Iglesia).