Thursday, September 20, 2012

María Intercesora, Medianera



¿Porqué Orar a la Virgen María? 

La Biblia nos enseña que debemos orar a la Virgen María, y que el Rosario es una oración bíblica por excelencia y que es maravillosa y muy poderosa. ¿Porqué rezar a la Virgen María?... Varios hermanos protestantes me han hecho esta pregunta, y la respuesta es por varias razones que nos da la Palabra de Dios. La primera es que así lo quiere Dios y así lo profetiza en la Biblia: Todas las generaciones me llamarán bienaventurada (Lucas 1:48). Así lo profetizó la palabra de Dios hace 2,000 años… todas la generaciones la alabarán, la bendecirán como Madre del Señor, la llamarán bienventurada… es oración de alabanza que la biblia profetiza se le hará a María por todas las generaciones. Durante estos 2,000 años se ha cumplido muy bien esta profecía, porque la Virgen María es la mujer en la historia de la humanidad a la que se le han dedicado más canciones y poesías y pinturas y esculturas y basílicas en todas partes del mundo por los mejores artistas de todos los tiempos, para glorificarla con todas las formas del arte, para llamarla bienaventurada de todos modos imaginables.

 En cada segundo de cada minuto de estos 2,000 años, alguien ha estado repitiendo las palabras mismas de la Biblia: "Salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre", como dice Lucas 1:28-42. Y ahora mismo se está cumpliendo esta profecía de Lucas, porque alguien está pronunciando, en este mismo segundo, las palabras del Ave María en más de 500 idiomas. Y aunque a alguno no le cuadre, todas las generaciones alabarán a la Madre de Dios, porque es un profecía de la Biblia, y la Palabra de Dios no falla, se cumple, se ha cumplido y se seguirá cumpliendo, aunque el demonio no lo quiera y aunque algunos se dejen engañar por Satanás y se dediquen a insultar a la Madre de Nuestro Señor con la Biblia debajo del brazo.



 Esta profecía de Lucas 1:48 ya se la había hecho el Espíritu Santo 1,000 años antes de que naciera la Virgen María en le salmo 45, el salmo maravilloso del Rey y de la Reina. Los primeros versículos hablan del Rey, de Jesús, "el más hermoso de los hombres", y en el último versículo, hablando de la Reina, dice: "Yo quisiera recordar tu nombre de generación en generación. Por eso los pueblos te alabarán por siempre jamás." (Salma 45:17 o 18). ¿Verdad que esta profecía se parece mucho a la de Lucas 1:48? En todo reinado la madre del Rey es la Reina Madre, así, si Jesús es el Rey de Reyes, su madre es la Reina de las Reinas, y a ella se dirige esa profecía del Salmo 45, los pueblos te alabarán por siempre jamás. ¡Qué bien se ha cumplido esta profecía de la Biblia, y se cumple, y se seguirá cumpliendo, porque es Palabra de Dios! Un hermano protestante me decía que lo que tenemos que hacer es "Alabar al Señor", y es verdad, "santificar el nombre de Dios", alabarlo, glorificarlo y darle gracias es la oración más poderosa de toda la Biblia, la que haremos continuamente en el cielo, unidos a todos los ángeles y santos, como ya veremos. Cuando me decía esto el hermano, estaba por allí mi madre, una viejecita con su blanco pelo que es la niña de mis ojos, y le dije al hermano: "Si usted desprecia a esa viejecita, me está despreciando a mí; si usted la insulta, me está haciendo el más grande insulto que me puede hacer, y si usted quiere alabarme a mí, la mejor forma es decir algo lindo de mi madre." Pues la mejor forma de alabar al Señor es decir algo lindo de su Madre, con las misma palabras de la Biblia: "Bendita tú eres entre todas las mujeres", como gritó Isabel, llena del Espíritu Santo en Lucas 1:42. La más bendita, la más justa, la más santa de todas las mujeres; por eso es que los católicos la llamamos la Santísima Virgen María, porque es la más santa de todas las mujeres. 

Jesús es Dios y es hombre, y, como a todos los hombres, la mejor forma de alabarlo es bendecir a su madre, y después bendecirlo a él, al fruto bendito del vientre de María, tal como lo dice Lucas 1:42. La oración de alabanza es la más poderosa a todo lo largo de la Biblia, y por eso alabar al Señor bendiciendo a su Madre es una oración poderosísima: Todo en mi vida cristiana empezó con eso. Alguien me dijo que si rezaba tres Ave Marías todas las noches tendría todo lo que quisiera. Yo no lo creí, pero como no me costaba nada, las recé pidiendo algo "imposible" en mi escuela, y ¡gloria a Dios!, lo conseguí a los pocos meses, terminé el número uno de mi clase. Después le pedí que me permitiera un programita en la radio para testificar a Jesús, pues me lo concedió inesperadamente antes del mes… y ahora tengo seis programas de radio en varias estaciones y un programa de televisión semanal en New York, Puerto Rico, Chicago, los Angeles, parte de Santo Domingo. 

He escrito más de 100 libros sobre Jesús, y todas las mañanas voy a recibir a Jesús en la Santa Misa, y todas las noches hago unas tres oras de oración con la Biblia. ¡Y todo empezó con mis tres Ave Marías! Después le pedí que me consiguiera una casa cerca del mar, pues antes de los tres meses tenía mi casita en New York, no sólo cerca del mar, sino en el mar, la mitad de mi casa está construida con pilares en el mar, y la otra mitad en tierra firme. Trátelo usted, aunque no lo crea, yo tampoco lo creía al principio, total no le cuesta nada, nadie lo va a ver en su habitación en la noche. Si usted no es cristiano, trátelo!... no le cuesta nada... no tiene que renunciar a nada... yo le garantizo que va a ver maravillas ensu vida... yo las he visto en la mía. No quero cansarlo con más testimonios personales, porque son muchísimos, pero no lo dude, la oración de alabanza es la más poderosa de toda la Biblia, y la mejor forma de alabar al Hijo es bendiciendo a su Madre y a él a la vez, como se hace en el Ave María… y por eso es que esta oración es tan poderosa para sanación, para liberación, para llenarse del amor de Dios. 

Otro hermano me decía que él oraba directamente a Jesús, que no necesitaba intermediarios. Se dio cuenta de que se estaba engañando a sí mismo cuando decía eso, porque el ministro de su congregación orara por él, y él mismo le pedía a su esposa que orara por él, y a los hermanos que oraran por él, y él oraba por los hermanos de su iglesia. Así lo dice la Palabra de Dios: Orad los unos por los otros para vuestra sanación, porque es poderosa la oración ferviente del justo (Santiago 5:16). Si usted puede y debe orar por mí, porque es una persona "justa", cuánto más la Virgen María puede y quiere orar por nosotros, porque ella es la más justa, la más bendita de entre todas las mujeres, y por lo tanto su oración es poderosísima. 

Recibo todas las semanas más de quinientas cartas de católicos y protestantes pidiéndome que ore por ellos, y yo lo hago con mucho cariño. Pero si quiere seguir mi consejo, no escriba a ningún ministro que oiga en la Televisión para que ore por usted. Dígale a la Virgen María que ore por usted, que ella está ahí, a su lado, no tiene que escribirle y está continuamente a su disposición, día y noche. Eso es lo que le pedimos a la Virgen María: "Ruega por nosotros pecadores ahora", cuando lo rece, fíjese bien en el "ahora", y lo diga de verdad, porque "ahora" se pone todo el cielo en movimiento, porque la Virgen está en el paraíso, junto al buen ladrón, y ella es la Madre de Jesús, la Esposa que concibió un Hijo del Espíritu Santo y la Hija predilecta del Padre, como nos dice la Biblia. Su oración es poderosísima y "ahora", de verdad. 

Un hermano se quedó asombrado cuando le señalé lo que dice Juan 2, él lo había leído muchas veces pero nunca se había fijado: Eran las Bodas de Caná. Allí estaba Jesús, pero a él no le importaba que no tuvieran vino, porque "todavía no había llegado su hora". En el plan eterno de Dios todavía no había llegado la hora de que Jesús hiciera milagros, y por eso a Jesús no le importaba que no tuvieran vino. Si hubiera estado Jesús solo en la boda, se hubieran quedado sin vino… pero allí había sido invitada también la Madre de Jesús, y aunque Jesús le contestó: "Qué nos va a ti y a mí; todavía no ha llegado mi hora," ella ni le hizo caso, se dirigió a los sirvientes y les dijo: "Haced lo que él os diga." Jesús hizo el primer milagro "aunque todavía no había llegado su hora." 

Se cambió ese plan eterno maravilloso de Dios del que nos habla San Pablo en los Efesios. A mí me entran escalofríos cuando pienso en esta verdad, yo creo que es el único sitio de la Biblia donde se cambia el Plan Eterno de Dios… y todo porque la Madre se lo pidió… ¡o se lo mandó! al Hijo. En Yugoslavia se está apareciendo a diario la Virgen María a cinco jóvenes. Un día estaban orando por los enfermos, y una de las jóvenes le preguntó a la Virgen: "¿ Puedes tú curar enfermos?" La Virgen le contestó: "No, yo no puedo, pero mi Hijo sí. ¿Qieres que se lo diga?" Si usted está enfermo, o si tiene un familiar enfermo, o un hijo que anda por mal camino, o problemas en su hogar, haga ahora mismo esta oración conmigo. 

La Virgen comprende muy bien los problemas del hogar, a Ella se le perdió su único hijo por tres días (Lucas 2). Y yo soy testigo de que si en mi hogar hay paz, si mis hijos andan por buen camino, no es por lo que yo aprendí en el colegio y en la universidad. Yo se lo aseguro, es porque rezamos el rosario todas las noches después de cenar. Anímese y haga esta oración sencilla conmigo: Ave María, Salve, gloria a ti María, llena de gracia, el Señor está contigo, y tú estás con Él. Bendita tú eres entre todas las mujeres. La más bendita, la más pura, la más justa, la más santa. Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de "Dios, tú que fuiste la primera que presenció la sangre de Cristo derramada en el Calvario, dile a tu Hijo que nos sane "ahora", que con el poder de su sangre cure a ese familiar, que encamine a ese hijo por las buenas sendas, que haya siembre paz en mi hogar. Virgencita, dile al Espíritu Santo, tu Esposo, que limpie nuestros corazones pecadores "ahora", que nos llene de la fe y amor de Jesús, para gloria de Dios Padre y para bien de su única Iglesia, y ora por nosotros muy especialmente en la hora de nuestra muerte. Amen. 

Como puede ver, es la oración del Ave María un poco explicada, como lo dice Lucas 1:28 y 42. Por cierto, Lucas 1:28 es el versículo que más cambios ha tenido en las Biblias. El original dice: Presentándose el Angel Gabriel a María le dijo: Salve llena de gracia, el Señor es contigo. Algunas biblias han sustituido el "Salve", otras el "llena de gracia", otras "el Señor es contigo". La segunda parte del "Ave María" está sacado de Juan 2 y de Santiago 5:16, siguiendo el Espíritu de Dios. Así es que el "Ave María" es una oración totalmente bíblica. María Mediadora, Medianera de la Gracia: Un último testimonio: He recibido muchas cartas citándome 1 Timoteo 2:5, donde dice que uno es el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. Con esta cita, Satanás tiene engañados a muchos incluso pastores y ministros, usando medias verdades, que es la mentira más grande del diablo. 

Usando esta cita concluyen que tienen que orar directamente a Jesús, sin ningún otro mediador, porque Jesús es el único intermediario entre Dios y los hombres. Ya explicamos antes que quien dice esto se engaña a sí mismo, porque él mismo le pide a su esposa y a los hermanos de su congregación que oren por él, por lo tanto usando intermediarios, medianeros, que en este caso serían su esposa o los hermanos de la congregación. Lo que dice aquí San Pablo es que el único que borra los pecados es Cristo, que todos los hombres y santos juntos no pueden borrar ni un solo pecado. Pero no está diciendo que no oremos los unos por los otros, más bien en los versos 1 y 2 nos dice que se hagan oraciones por los hombres y por los reyes. 

Cuando oramos a la Virgen María, no le pedimos que nos borre los pecados, o que nos sane, sino que ore por nosotros a Jesús, lo mismo que el ministro ora por los miembros de la congregación. Y si un ministro puede y debe orar por otros, cuanto más la Madre de Jesús puede y quiere hacerlo. Por otra parte, Jesús es el medianero entre Dios y los hombres, pero entre Jesús y los hombres hay muchos intermediarios. A usted no lo bautizó Cristo, ni Jesús le predica cuando va a la iglesia. Cuando un misionero va al África, él no borra los pecados, es Jesús quien los borra, pero si no fuera por el misionero, los paganos ni hubieran oído hablar de Cristo, y en ese sentido el misionero es intermediario entre Cristo y los hombres. Cuando una madre enseña religión a su hijo, está siendo intermediaria entre Cristo y su hijo. Cuando usted invita a alguien a ir a la iglesia, está siendo intermediario entre esa persona y Cristo, quizá a través de usted conozca a Jesús y se arrepienta, y quien le borra los pecados es Cristo, no usted, pero si no hubiera sido por usted,, quizá no hubera ido a la iglesia. No se deje engañar por Satanás: Cristo quiere necesitarnos. Yo soy el tronco, vosotros sois las ramas... sin mi no podeis hacer nada (Juan 15:5). Jesús es el tronco; si las ramas se separan del tronco, se secan, no pueden nada. Sin Cristo, no podemos nada. Pero mire qué maravilloso es eso: En el árbol, el tronco no da fruto, son las ramas…

 y usted y yo somos ramas, Cristo nos necesita, sin usted no va a dar frutos de amor en su hogar; sin los misioneros, Cristo no va a llegar a los paganos… ¡Qué grandioso! Cristo, sin usted, no puede, porque usted es la rama y en el árbol el tronco no da el fruto ni las hojas, son las ramas… usted es rama, es intermediario entre Cristo y su esposo o su hijo. ¡Qué maravilloso y qué responsabilidad! Si usted y yo no somos buenas ramas, buenos intermediarios, quizá nuestros seres queridos se pueden condenar, y si somos buenos intermediarios se pueden salvar. No porque Cristo no lo puede hacer por sí mismo, sino porque así lo ha dispuesto, así nos ha hecho, así de importante es usted en el plan de la Salvación de su familia. Cristo es el intermediario entre Dios y los hombres, pero entre Cristo y los hombres hay muchos intermediarios, muchos medianeros. Entre ellos, para gloria de Dios, estamos usted y yo... y, con más razón, la Virgen María, la Madre de Dios y niestra Madre... Reina y Madre de Misericordia!.

Fuente: www.mariologia.com

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