Hace cinco meses, fui diagnosticado que padecía de CÁNCER NASOFARINGEO METÁSTICO MALIGNO, en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas.
Los médicos me dieron un tratamiento que consistía en tener que llevar QUIMIOTERAPIA y RADIOTERAPIA.
En ese tiempo, empecé a frecuentar a la Iglesia Católica, porque para mi mal, la única esperanza era Dios. Así que mi hija me habló de un “Grupo de Sanación” al que había asistido con su mamá; me habló tanto, que decidí asistir.
En este grupo encontré a personas que habían padecido cáncer y que Dios las había sanado, y yo me puse a disposición de Dios y me dije a mí mismo: “Me voy a sanar”.
Y empecé a orar en las mañanas y en las noches.
El tratamiento empezó a agotarme físicamente y me sentía anímicamente mal; había días en que me sentía bien y otros mal. Había terminado 40 sesiones de RADIOTERAPIA y 2 de QUIMIOTERAPIA. Después me pidieron hacerme un examen de TOMOGRAFÍA, para ver cómo la enfermedad había evolucionado con el tratamiento recibido. No les puedo mentir que me sentía un poco temeroso, pero siempre con mi fe puesta en Dios, me dije: “¡Qué sea tu voluntad, Señor!”
Cuando el médico empezó a revisar la TOMOGRAFÍA, para ver cómo había evolucionado mi enfermedad, le empezamos a hacer preguntas:
¿Cómo había salido... cuales eran los resultados de los exámenes?
-No necesita más tratamiento... el cáncer ha sido controlado – respondió el médico.
-Y... ¿cuándo se reinician las QUIMOTERAPIAS... faltan dos? – repliqué.
- Ya no necesita más tratamiento... el cáncer ha sido controlado, sólo tiene que venir cada mes para un control – dijo el médico.
No se imaginan la alegría tan grande que sentí en ese momento, no lo podía creer, era como si hubiera nacido de nuevo; mis ojos se llenaron de lágrimas... pero de alegría, y le agradecí en ese momento a Dios Padre y al médico. ¡A Dios rogando y con el mazo dando!
Amigos, aprendí que Dios, es la única persona quien decide por nosotros y que solamente somos sus instrumentos, por que la fe es la única esperanza que nunca debemos perder
Gracias a Dios, a su Santísima Madre María, a este Grupo de Oración por los Enfermos y a todos los que de alguna forma u otra. Oraron al Altísimo por mí.
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