Monday, July 4, 2011

Los Católicos y el Sufrimiento

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Muchos evangélicos encuentran muy dificil comprender porqué los católicos le dan tanto valor al sufrimiento. Algunos piensan que un cristiano fiel siempre debe estar sano y le debe ir bien si ora lo suficiente. Ellos dicen que "si uno tiene suficiente fe será sanado" (garantizándolo). Esta es la gente que cree en el "Evangelio de la Prosperidad". Pastores como Kenneth Copeland, que son parte de esta teología, proclaman que quien se convierte auténticamente a Jesús recibe como resultado inmediato salud abundante y prosperidad financiera. La idea implica así que los verdaderos fieles cristianos nunca deberían ser pobres ni experimentar la enfermedad.

Por supuesto que Jesús sana. Eso es totalmente cierto y los católicos creen que Jesús sana si esa es la voluntad del Padre Eterno para la persona.
Yo he sido sanado y liberado de muchos problemas incluyendo el alcoholismo, la bulimia, la voz que no pude utilizar por 3 años, etc. (puedes ver aquí testimonio) Conozco a un católico que fue sanado de cancer del cuello y el esófago por las oraciones de sus hermanas que eran monjas. Los católicos celebran misas por los enfermos, oraciones comunitarias de sanación y celebran el "sacramento de la unción de los enfermos" orando por sanación física, sicológica y espiritual. Esto ha sido así desde siempre.  El sacramento de la Unción viene del tiempo de los Apóstoles y está registrado en la Biblia. Puedes verlo en Sgo. 5,14-15. Hay entre los católicos miles de reportes de sanación luego de haber orado en Lourdes o en otro sitio de peregrinación o después de participar en una misa de sanación o de recibir el sacramento de la Unción. Recientemente he entrevistado a "Gé La" una cantante hispana católica que fuera completamente sanada de un tumor de 5,9cm en su garganta. Su voz ha vuelto y ella la ofreció al Señor transformándose en una de las más queridas cantantes cristianas en Latinoamérica.

Algunos evangélicos utilizan frases como "reclama tu sanación" citanto Mt.17,14-20 cuando Jesús expulsa el demonio del epiléptico después que sus discípulos fallaron y justificando con ello que quien no se ha sanado es por falta de fe. Pero si miramos el pasaje con cuidado veremos que la sanación obrada nada tiene que ver con la fe del epiléptico, es a sus discípulos que oraron por él -ejerciendo un ministerio- a quien Jesús recrimina la falta de fe. De modo que si un pastor te dice que no te has sanado por falta de fe bien puedes contestarle, si él oró por ti: "¡No señor pastor de acuerdo a Mt. 17,20 es usted quien tiene poca fe! Otra cosa que podemos notar en este pasaje es que no se trata de una sanación de enfermedad física sino de la expulsión de un demonio. No son la misma cosa, la enfermedad física poco y nada tiene que ver con la posesión demoniáca, que puede existir pero de hecho es muy muy rara.

La clave de la comprensión del sufrimiento está en la Voluntad del Padre. La conversión y la fe, aunque sinceras no significan salud total y prosperidad financiera para siempre. Nadie podría negar que el Apóstol Pablo fue uno de los más grandes cristianos de todos los tiempos, sin embargo su vida no parece un lecho de rosas. Cuando el Apostol Pablo entregó su vida a Jesús lo hizo autenticamente. Si bien Jesús le devolvió la vista después de la ceguera causada en el camino de Damasco unos pocos días después (Hech.9,8-9), Pablo tuvo que pasar por bastantes momentos dolorosos (II Cor. 11,23-33. 12,7-10). Él mismo lo dice: "Me alegro de poder sufrir por ustedes y completo en mi carne lo que le falta a los padecimientos de Cristo para bien de su cuerpo que es la Iglesia" (1 Col 1, 24) Los católicos no piensan que esto por lo que atravesó Pablo haya sido a causa de su falta de fe.

El ladrón de la Cruz (Lc. 23,42-43) fue seguramente salvado porque Jesús le aseguró que estaría con Él en el paraíso y no por eso el ladrón fue liberado de experimentar el sufrimiento de la cruz que estaba en ese momento padeciendo, aún cuando había entregado ya su vida a Cristo, seguía colgado de la cruz, que habrá sido para nada agradable ni facil por más que le quedaran unas pocas horas más para seguir sufriendo, y hasta luego le quebraron de un golpe las piernas Ay!!! (Jn. 19,32). Según la lógica de los que creen en el "Evangelio de la Prosperidad" Jesús debiera haberlo liberado de la cruz, pero no es eso lo que pasó.

Todos los cristianos se enfrentan al sufrimiento. Nunca he encontrado a nadie, incluyendo a partidarios del "Evangelio de la Prosperidad" que tengan cero de sufrimiento en su vida. El sufrimiento es parte de la vida.

Hay otros evangélicos que piensan diferente. He visto una publicidad de www.LifelinePro.com Evangelical Ministries que dice: "a veces sufrimos, no sabemos porqué pero confiamos en Dios está en control y Él sabe lo que hace". Esta es exactamente la misma forma de pensar que tienen los católicos frente al sufrimiento de un cristiano que aparentemente no tiene razón de ser y cuyas oraciones por salud y liberación parecen no haber sido escuchadas. Con estos hermanos y los que adhieren a sus ideas estamos en este punto totalmente de acuerdo. ¡Dios sabe lo que hace!

En su libro "The Purpose Driven Life" el famoso pastor evangélico Rick Warren dice:

"El más profundo nivel de adoración es alabar a Dios a pesar del dolor, agradecer a Dios durante una prueba, entregarse durante el sufrimiento y amarlo cuando parece distante...el error más común que los cristianos cometen hoy día es buscar una experiencia en lugar de buscar a Dios. Ellos buscan sentimientos, y si pasa, concluyen que han adorado. ¡Erróneo! De hecho, Dios frecuentemente quita nuestros sentimientos para que no dependamos de ellos. Buscar un sentimiento incluso si ese sentimiento es la cercanía de Cristo no es adorar. Cuando eres un bebé cristiano, Dios te da un montón de emociones para confirmar...pero a medida que creces en la fe, Él te arrancará de esas dependencias" (The Purpose Driven Life, Pg 107-109)

Y esto no es ni más ni menos que lo mismo que desde siglos atrás han enseñado los grandes místicos católicos, lo que movió a los mártires a afrontar los leones y la hoguera, lo que Cristo mismo nos enseña con el ejemplo desde la Pasión y la Cruz:

"Padre Mío. si es posible que pase lejos de mi este caliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya" (Mt. 26,39)

y después dice ya crucificado "Elí, Elí lemá sabactani que quiere decir Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado? (Mt.27,46).

Jesús acepta y adora porque esto que parece una queja no es otra cosa sino el primer verso del salmo 22 que termina con una maravilloso acto de confianza en la fidelidad de Dios, alabanza y adoración al Padre. Jesús es quien nos enseña a adorar desde el sufrimiento como expresión más alta de entrega y adoración.

Los católicos no están como algunos imaginan glorificando el sufrimiento o buscándolo. A los católicos el sufrimiento les gusta tan poco como a los evangélicos y a los no cristianos. A nadie le gusta sufrir, no somos masoquistas. Sin embargo no podemos negarnos al sufrimiento si se presenta, Cristo no se negó y, es más nos avisó que sufriríamos:

"En el mundo tendrán que sufrir, pero tengan valor yo he vencido al mundo" (Jn.16,33)

El sufrimiento para el catolicismo no es signo de debilidad, ni de falta de fe. Seguimos el pensamiento de Pablo: el sufrimiento aceptado es un medio de crecimiento y para glorificación de Dios:

"...sabemos que la tribulación produce la constancia, la constancia la virtud probada, la virtud probada la esperanza y la esperanza no quedará defraudada porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rom 5,1)

"...alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración" (Rom. 12,12)

..."soportamos en nuestra propia carne una sentencia de muerte, y así aprendimos a no poner nuestra confianza en nosotros mismos sino en Dios que resucita a los muertos" (II Cor. 1,9)

"...tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librar , pero Él me respondió te basta mi gracia porque mi poder triunfa en la debilidad.(...) Por eso me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (II Cor.12,7-10)

Estoy seguro que muchos amigos evangélicos concordarán con nosotros, desde su propia experiencia que luego de haber atravesado una etapa de sufrimiento son ahora mejores cristianos. Esta es la acción purificadora del sufrimiento, porque nos perfecciona, nos configura más con Cristo.

Fr. Bob Bedard, fundador de Companions of the Cross, invita a que los católicos con toda su fuerza por salud cuando están enfermos y después nos invita a entrar en el misterio diciendo: "¿Pero qué pasa si oramos por sanación pero no somos sanados?....bien, esa es la Cruz."

Los católicos no le temen a la Cruz, la aman. Y es que Cristo nos invitó a cargarla por amor a Él. No hay verdadero discipulado sin cargar con la cruz, si así fuera este pasaje del Evangelio no tendría ningún sentido:

"El que quiera venir detrás de mí que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz cada día y me siga" Lc.9,23

Para el catolicismo el sufrimiento es una forma de seguir al Maestro caminando por todos los pasos de su vida, incluso por la Cruz.
Algunos evangélicos piensan que la voluntad de Dios nunca incluiría nuestros sufrimientos. Pedro, en cambio, nos demuestra que los apóstoles consideraban posible el sufrimiento como parte de la voluntad de Dios:

"Es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios..." IPe. 3,17

Para el catolicismo la Cruz, el sufrimiento, no son sinónimos de castigo. Algunos, como en el mundo antiguo, tienden a pensar que si un sufrimiento ocurre es un castigo de Dios. Pero aún en el Antiguo Testamento Dios nos muestra que no es así. Este es el mensaje de Job, un servidor justo, fiel, sin pecados graves que tiene que pasar por la prueba y "El Señor bendijo los últimos años de Job mucho más que los primeros" (Job 42,12). Los niños inocentes asesinados por Herodes y sus familias (Mt.2,16-18) no tenían culpa alguna pero esto era parte del plan de Dios e incluso había sido profetizado por Jeremías siglos antes. Cristo, el inocente por excelencia en obediencia se humilla hasta aceptar la muerte de Cruz (Fil. 2,7-8). A la luz de estos ejemplos, el sufrimiento no puede entenderse como castigo sino como MISTERIO. Es un misterio maravilloso, parte del plan amoroso de Dios para el que muchas veces no encontramos respuesta. Nosotros tendemos a buscar explicación para todo, pero en este punto en particular del sufrimiento, muchas veces las explicaciones no alcanzan y está bien que así sea para mantenernos en nuestro humilde rol de "creaturas".
Si estás atravesando un momento en que no hay otra respuesta que "Misterio" confia en el amor infinito de tu Padre Eterno porque después de la Cruz, llega la resurrección. No habría habido Domingo de Pascua sin antes haber Viernes Santo
Abandónate como un niño pequeño que espera tranquilo porque sabe que mamá y papá lo solucionan todo. Deja que en tu vida Dios sea Dios y podrás mañana gloriarte en las maravillas de su amor.

Por último, en el entendimiento católico hay otra dimensión del sufrimiento: Si alguien acepta y ofrece sus sufrimientos a Dios, estos sufrimientos pueden beneficiar con gracias a otros, incluso a los que no cnonocen a Cristo. Esto es lo que se llama el "sufrimiento redentor" o "acción redentora del sufrimiento". No buscamos sufrir pero si viene un sufrimiento que continúa luego de pedir persistentemente en oración ser liberados de él estamos invitados a no desperdiciar la oportunidad de aceptarlo y ofrecerlo para bien de todos. Esto es lo que habrás escuchado de algún católico cuando dicen "me ofrezco" o "lo ofrezco". En el catolicismo se ofrecen a Dios alabanzas, acciones de gracias, obras de misericordia pero se ofrece también la propia vida incluyendo sus sufrimientos para darle gloria y para derramar gracias sobre el mundo
Esto también tiene su fundamento Bíblico en Pablo:

"...Si sufrimos es para consuelo y salvación de ustedes, si somos consolados también es para consuelo de ustedes, y esto les permite soportar con constancia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos" (IICor1,6)

"...todo esto es por ustedes para que al abundar la gracia abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios. Por eso no nos desanimamos, aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo...(II Cor 4,15)

"Yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismo como una víctima viva, santa y agradable a Dios, este es el culto que deben ofrecer" (Rom.12,1)

"Esto procede de Dios, que les ha concedido a ustedes la gracia, no solamente de creer en Cristo, sino también de sufri por Él sosteniendo la misma lucha en la que ustedes me han visto empeñado" (Fil 1,29)

Tal vez lo más gráfico de Pablo en este tema del valor "redentor" del sufrimiento es el siguiente pasaje:

"Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes y completo en mi carne lo que le falta a los padecimientos de Cristo para bien de su Cuerpo que es la Iglesia" (Col.1,24)

No es que el sufrimiento de la Pasión y Muerte de Cristo haya sido insuficiente o incompleto, es que en su amor Él nos hace compartir su misión para que la redención llegue a todos los rincones de la Tierra y todos los bautizados, su Cuerpo, su Iglesia se perfeccionen más y más. Y esta misión a la que todos estamos llamados y es en esencia igual a la de Pablo, salvando las distancias, no solamente incluye la predicación y la oración de intercesión sino también como Pablo lo hizo la aceptación y el ofrecimiento del sufrimiento.

Fr. Bob Bedard,C.C. dice que:

"El sufrimiento es un componente esencial de la vida humana. No podemos evitarlo. El Señor puede hacer mucho a través de nuestras propias cruces si las unimos a la Cruz de Jesús. En vez de soportarlo por nada, no lo desperdiciemos. (Companions Newsletter Fall 2001)

¡Sí! ¡Absolutamente! Los católicos creen que alguien puede estar sufriendo un dolor tremendo y sin embargo tener una fe impresionante y hasta alegrarse en medio del sufrimiento porque la completa dependencia de Dios se lo facilita como a Pablo. Atravesar por el sufrimiento no es signo de debilidad, todo lo contrario. De hecho requiere mucha fe enfrentar al dolor con dignidad.
El catolicismo no desprecia ni disminuye el valor de las sanaciones y de los milagros, de hecho los valora y alaba a Dios por ellos. Simplemente advierte contra quienes enseñan cosas como que la sanación se da con seguridad y si no se da es porque no hay fe. Es terrible cargar a un paciente de cancer terminal con la culpa de que su sanación no se da por falta de fe justo en el momento en que debe prepararse al encuentro definitivo con Cristo, tirando abajo la posibilidad de recibir el milagro interior de la conversión del corazón, la sanación espiritual o la reconciliación con Dios que son los verdaderos milagros que esta persona necesita para abandonarse en los brazos de Cristo. Las sanaciones como el otorgamiento de parte de Dios de cualquier otra gracia en cualquier area de la vida ocurren de acuerdo a su plan, a su voluntad en función del bien espiritual de la persona y de quienes lo rodean.

El "Catecismo de la Iglesia Católica" dice lo siguiente:

"[Cristo] No curó a todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la Venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal y quitó el epcado del mundo, del que la enfermedad no es sino una consecuencia. Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un nuevo sentido al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión redentora" (1505)

El Papa Juan Pablo II vivió este misterio del sufrimiento redentor hasta el último minuto de su vida. En 1984 él escribió una carta titulada: Salvifici Doloris, que en latín significa: "El sufrimiento Redentor". Es un espectacular estudio bíblico sobre esto del sufrimiento. Te invito a que la leas si te interesa profundizar en este tema. (La puedes bajar gratis del sitio del Vaticano)



©2003 David MacDonald
Traducción y modificaciones al artículo en español: Margot Zunino.

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