Monday, October 14, 2013

¡Queda Limpio!



Neil Velez
1 Pedro 2,24
Por Sus Llagas

Un día, estando Jesús en un pueblo, llegó un hombre enfermo de lepra; al ver a Jesús, se inclinó hasta el suelo y le rogó: – Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús lo tocó con la mano, diciendo: – Quiero. ¡Queda limpio! Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y Jesús le ordenó: – No se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes. Sin embargo, la fama de Jesús aumentaba cada vez más, y mucha gente se juntaba para oírlo y para que curara sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a orar a lugares donde no había nadie.
[Efesios 3,20]

Monday, October 7, 2013

Misa y Procesión Mariana de la Fiesta de la Asunción (Fraternidad Tiberiades). 15 de Agosto 2013






Consejos Saludables: Alimentacion Sana..

 Te dejamos algunas recomendaciones para hacer más fácil tener una alimentación sana y a la vez, sabrosa.

Comer bien no es necesariamente un sinónimo de comidas aburridas y con poco sabor. Al contrario, utiliza estos tips para alimentarte de manera más variada y sana, introduciendo nuevos hábitos en tu cocina.
  • Evita en el supermercado los alimentos pre cocidos, los snacks, los enlatados, por su alto porcentaje de sodio, y las bebidas y jugos en sobre, por su alto contenido de azúcar.

Wednesday, September 25, 2013

Las Enfermedades..




I. El Evangelio  (Lucas 4, 10) nos ha dejado este detalle entrañable de Cristo con los enfermos. Los curó imponiendo sus manos sobre cada uno. Jesús se fija atentamente en cada uno de ellos y les dedica toda su atención, porque cada persona, y de modo especial la persona que sufre, es muy importante para Él. Cada hombre es siempre bien recibido por Jesús, que tiene un corazón compasivo y misericordioso para con todos, singularmente para aquellos que andan más necesitados. Nosotros, que queremos ser discípulos fieles de Cristo, debemos aprender de Él a tratar y amar a los enfermos. En nuestra vida habrá momentos en que estemos enfermos, o lo estén las personas que nos rodean. Eso es un tesoro que hemos de cuidar. En el trato con los que padecen y sufren enfermedades se hacen realidad las palabras del Señor: lo que hicisteis con uno de éstos, mis hermanos más pequeños, por Mí lo hicisteis (Mateo 25, 40).

LA PURIFICACION A TRAVES DE LA ENFERMEDAD Y EL DOLOR


Extraido del Diario de Santa Faustina.
 

Una vez fui llamada al juicio de Dios. Me presenté delante del Señor, a solas. Jesús se veía como durante la Pasión. Después de un momento, estas heridas desaparecieron y quedaron sólo cinco: en las manos, en los pies y en el costado. Inmediatamente vi. todo el estado de mi alma tal y como Dios la ve. Vi claramente todo lo que no agrada a Dios. No sabía que hay que rendir cuentas ante el Señor, incluso de las faltas más pequeñas. ¡Que momento! ¿Quién podrá describirlo?.
 

Sunday, September 22, 2013

El Sufrimiento. Por el Beato Juan Pablo Segundo.



En el Evangelio es posible encontrar la respuesta satisfactoria a todos los interrogantesque agobian al hombre.

Una vez Jesús, hablando a una gran muchedumbre, les dijo: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y vuestras almas hallaran descanso.» Estas palabras iban dirigidas a todos nosotros, pero adquieren un significado particular para los enfermos y ancianos, para rodo el que se sienta «agobiado».

Si os halláis solos humanamente, Cristo está con vosotros para devolveros la confianza y aliviar vuestro dolor, al indicaros que ese dolor es útil para la Iglesia entera, pues ésta necesita confrontarse continuamente con el padecimiento humano para vivir su fidelidad a Cristo.

Las Manos de Jesús



Las manos de Jesús bendecían. Partían el pan, incluso lo multiplicaban. ¿Alguna vez has pensado en las manos de Jesús?

Cierro los ojos y pienso en las manos de Jesús: Fuertes y vigorosas, de carpintero. Y, al mismo tiempo, tiernas, como cuando acariciaba a un niño o limpiaba una lágrima de las mejillas de la Virgen. Manos que extendían, respetuosas, los rollos de las Escrituras en la Sinagoga. Dedos que enfatizaban sus palabras o escribían sobre la arena.

Las manos de Jesús bendecían. Partían el pan, incluso lo multiplicaban. Eran manos que curaban y hasta resucitaban. Podían expresar enojo con los mercaderes en el templo y ternura con los enfermos que llegaban a Él.

Las manos de Jesús enseñaban, expresaban, amaban. Con ellas difundía su misericordia y amor. Eran manos que entregaban incesantemente. Manos orantes, cuando Él subía al monte a conversar con su Padre en la madrugada.