Testimonio del P. Jorge Bugallo García, L.C. (España)
“Era
muy devota del Sagrado Corazón y se ha confesado y ha comulgado los
nueve viernes primeros de mes, por eso, no podía morirse sin la ayuda
del Corazón de Jesús”. Testimonio del P. Jorge Bugallo, L.C.
La vida del sacerdote está plagada de experiencias únicas e
irrepetibles. “Tomado de entre los hombres y puesto en favor de los
hombres” (Heb 5,1). Algunos ya habrán escuchado esta experiencia, pero
con mucho gusto se la comparto, por si puede hacer algún bien. A
diferencia de otros momentos más “ordinarios”, éste ha marcado
profundamente mi vida –desde el inicio mismo– y mi todavía incipiente
ministerio sacerdotal.
Recibí la ordenación sacerdotal el pasado 12 de diciembre de
2009, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, en Roma. Ese mismo día,
desde las diez y media de la mañana, Cristo me había hecho su sacerdote
para siempre. Sábado, doce de diciembre, en el año sacerdotal. Más no
podía pedir. Ese día no pegué ojo de la emoción y de la realidad que
había vivido esa misma mañana. Pues bien, ya Dios nuestro Señor tenía
prisa y María Santísima no desperdiciaría la oportunidad.