Tuesday, April 1, 2014

Adolescentes en Riesgo: Un Enfoque Centrado en Cristo para Evaluación y Tratamiento


Una guía para comprender a los adolescentes y ayudarles a tratar con tres complejas enfermedades de salud mental

Por Victoria A. Gutbrod y Heather M. Simon

Después de una reunion de jóvenes, una adolescente se acerca a usted y le dice que cree que su amiga, que también está en su grupo juvenil, se ha estado haciendo vomitar a voluntad. Otro adolescente confiesa que ya no quiere vivir. Una madre viene donde usted después de la Misa dominical y le explica que su hija adolescente se ha estado cortando los brazos con una hoja de afeitar varias veces por semana.

Estas situaciones son cada vez más comunes en la iglesia de hoy. Es muy importante comprender y reconocer estas complejas cuestiones de salud mental, debido a su prevalencia en el ministerio a los jóvenes. También es esencial que los líderes juveniles se equipen con herramientas y recursos adecuados para que mejor puedan ayudar a las familias con adolescentes en el manejo de estas situaciones.

Este artículo ofrece un conocimiento clínico de tres graves problemas de salud mental (autolesiones, trastornos de conducta alimenticia, y suicidio), y luego integra la teoría clínica con un enfoque centrado en Cristo.
 


AUTOLESION

La autolesión o mutilación es el acto de destrucción deliberada de los tejidos corporales como un medio para controlar o hacer frente a intensos sentimientos. En el último decenio los profesionales de salud mental han visto un aumento drástico en la cantidad de conductas autodestructivas. Si los profesionales pueden reconocer y tratar este comportamiento en los adolescentes, el adolescente tiene una mayor posibilidad de superar esta forma de autoconsuelo y sustituirlo por decisiones saludables y socialmente aceptables.

Las formas de autolesiones pueden incluir:

    trinchar
    rascar
    hacerse marcas
    pinchar y halar la piel y el cabello
    quemaduras o abrasiones
    cortes
    mordeduras
    golpearse la cabeza
    magulladuras
    golpes
    excesiva perforación del cuerpo o tatuajes

Las causas y la gravedad de la autolesión varían. Algunos adolescentes se pueden mutilar para correr riesgos, rebelarse, rechazar los valores morales de sus padres, mostrar su individualidad, o para ser aceptados. Otros se pueden lesionar por desesperación o ira, en busca de atención, para mostrar su desesperanza e inutilidad, o porque tienen pensamientos suicidas. Estos jóvenes pueden sufrir de problemas serios psiquiátricos tales como depresión, psicosis, trastorno por estrés postraumático, y trastorno bipolar. Algunos niños de vez en cuando pueden recurrir a actos de autolesión, pero a menudo los abandonan al ir creciendo.

Los niños con retraso mental o autismo, así como los que han sido maltratados o abandonados, también pueden tener estos comportamientos. Las investigaciones han demostrado que cuando una persona se daña a sí misma, esto rápidamente reduce la tensión fisiológica y psicológica, volviendo a la persona a su estado básico (normal) de bienestar emocional. Así que cuando alguien o algo provoca una intensa e incómoda emoción en la persona (a menudo quien experimenta esta emoción no puede explicarla), ésta carece de suficientes habilidades de afrontamiento y capacidad para tolerar la angustia que este sentimiento está creando en su mente y en su cuerpo. Su cerebro recurre a sobrevivir y a toda costa apagar el estado emocional que abruma a su organismo. Puede ser que no sepa cómo manejar la emoción, pero sí sabe que el hacerse daño a sí mismo reducirá rápidamente el malestar emocional y la ayudará a sobrevivir.

La invalidación habitual de los sentimientos de parte de los padres, tutores, o las personas de importancia con las que se relacionan es un factor común experimentado por la mayoría de los individuos que se autolesionan. Los padres u otras personas que los rodean les han enseñado a temprana edad que sus interpretaciones y sentimientos acerca de las cosas a su alrededor son malas y equivocadas. En hogares donde hay maltratos los padres pueden haber castigado severamente al niño por expresar ciertos pensamientos y sentimientos. Esto fomenta malos ejemplos para hacer frente eficazmente a la angustia y las diversas circunstancias de vida. Es difícil para los adolescentes aprender a lidiar efectivamente con la angustia cuando quienes los rodean no manejan su propia susceptibilidad emocional.

Aunque un pasado de abuso (emocional, físico y sexual) es común entre quienes se autolesionan, no todos los que han sido víctima de abuso se autolesionan. A veces la invalidación y la falta de modelos de conducta que seguir para hacer frente a los problemas son suficientes para que una persona se autolesione, sobre todo si su química cerebral ya lo ha preparado para los patrones de respuesta adictivos u obsesivo-compulsivos.

Las últimas investigaciones nos ayudan a entender el papel que juega la serotonina en la depresión, la ansiedad, las adicciones, y las conductas autodestructivas. Un pasado familiar de salud mental adictiva predispone bioquímicamente a algunas personas a la autolesión. Esta tendencia a la impulsividad y la agresión, combinada con la creencia de que los sentimientos son malos o equivocados, puede llevar a revocar la agresión hacia uno mismo. Por supuesto, una vez que esto sucede, la persona que se autolesiona aprende que la autolesión reduce su nivel de angustia, y comienza el ciclo. Algunos investigadores tienen la teoría de que un deseo de liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo, es tan reforzante como el papel que juega la serotonina.
 

Conductas de trastornos en la comida

Las conductas de trastornos en la comida afectan la vida entera, la salud, la familia, y muchas veces los estudios o el trabajo de una persona. Una vez que una joven comienza con la conducta, a menudo no se puede divisar un fin. El mantenerse delgada y centrarse en su aspecto físico se convierten en su obsesión principal. No pasa un día sin pensamientos centrados en contar calorías, en su peso, y en comparar su imagen corporal con los demás. Una joven con anorexia se priva de comer hasta llegar a niveles peligrosamente bajos, por lo menos quince por ciento menos que su peso adecuado. Algunas investigaciones recientes muestran que hay un aumento en la cantidad de varones que también están desarrollando trastornos en sus conductas alimenticias.
Síntomas de la anorexia

    Peso bajo
    Fobia al peso: Miedo intenso de subir de peso o engordar, a pesar de que el peso es más bajo de lo normal
    Imagen corporal: Creer es una es gorda cuando no lo es, juzgándose a sí misma únicamente por el peso, negando la gravedad médica del peso bajo
    Pérdida de la menstruación: Para las mujeres que han llegado a la pubertad, la pérdida de al menos tres ciclos menstruales consecutivos

Señales de advertencia para adolescentes y adultos

    Pérdida de la menstruación
    Hacer dieta obsesivamente cuando no hay sobrepeso
    Decir que se siente gorda cuando no tiene sobrepeso
    Preocupación por los alimentos, las calorías, la nutrición, y la cocina
    Negación del hambre
    Exceso de ejercicio, ser demasiado activa
    Pesarse frecuentemente
    Conductas extrañas relacionadas con la alimentación
    Episodios de atracones
    Quince por ciento o más por debajo del peso normal del cuerpo; violenta pérdida de peso
    Depresión
    Lentitud de pensamiento y dificultades de memoria
    Caída del cabello

Los trastornos alimenticios están relacionados con las conductas autolesivas en que una persona vuelve hacia adentro sus intensas emociones y hace frente a la vida controlando los alimentos. Como con la mayoría de habilidades de afrontamiento disfuncionales, la persona está tratando de satisfacer de manera poco saludable una necesidad sana (amor, seguridad, aceptación, atención, regularidad, etc.). Pero mientras que una persona con anorexia se muere de hambre hasta llegar a niveles peligrosos de adelgazamiento, las personas con bulimia comen grandes cantidades de alimentos —a veces miles de calorías a la vez— y luego purgan las calorías a través del vómito, ejercicios excesivos, ayuno, laxantes, y otros métodos.

A diferencia de la anorexia, no es perfectamente obvio cuando hay personas que sufren de bulimia. Su peso no es bajo y a menudo parecen estar sanas. Por lo general, los únicos signos físicos son mejillas hinchadas o raspaduras en los dedos, resultado de los vómitos inducidos. Los dentistas suelen ser los que reconocen el problema debido a los daños a los dientes por la exposición repetida de ácido del estómago.

Si la bulimia es severa y prolongada, las consecuencias médicas son extremadamente graves, especialmente si la persona abusa de laxantes. Estas incluyen lesiones en el estómago, intestinos y esófago, y daño al corazón y a los riñones. Afortunadamente, muchas de estas complicaciones médicas pueden mejorar una vez que la persona se recupera de este trastorno.
Síntomas de la bulimia

    Comer exageradamente con regularidad.
    Depuración: esfuerzos continuos para evitar el aumento de peso, incluyendo vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, diuréticos, enemas, otros medicamentos, ayuno, o ejercicio excesivo.
    Frecuencia: los episodios de atracones y purgas ocurren, como promedio, por lo menos dos veces por semana durante tres meses.
    • Imagen corporal: el peso es lo único en que se basa la persona para definir su valor.

Señales de advertencia

    Exceso de pensamientos acerca del peso
    Dieta estricta seguida de alimentación, atracones, y alimentación
    Comer en exceso frecuentemente, sobre todo cuando uno está afligido
    Atracones de alimentos dulces con muchas calorías
    Uso de laxantes, diuréticos, dieta estricta, ejercicio vigoroso, o vómitos para controlar el peso
    Dirigirse al baño después de las comidas
    Planificación de atracones u oportunidades para hacer una comilona Ser reservado acerca de atracones o vómitos
    Sentirse fuera de control
    Feeling out of control
    Estado de ánimo depresivo

Ideacion, tendencias, y comportamientos suicidas

La ideación suicida se caracteriza por pensamientos intrusivos y repetitivos de que sería mejor para la persona si ya no viviera. El pensar en el suicidio no es lo mismo que la planificación para el suicidio con la intención y los medios para llevarlo a cabo. Esta es una distinción importante en el campo de la salud mental, y es importante entender esto cuando se trabaja con adolescentes que presentan este tipo de patrones de pensamiento. También puede haber conductas de alto riesgo en las que una persona se pone en peligro como una forma pasiva-agresiva de intento y medios de suicidio. Un profesional de salud mental está adiestrado para discernir la diferencia y establecer un plan de tratamiento que proporcione la seguridad de uno mismo y de otros según sea necesario.
Signos de advertencia de suicidio en adolescentes

    Desinterés en las actividades favoritas extracurriculares
    Problemas en el trabajo o la escuela y pérdida de interés en un puesto de trabajo o en los estudios
    Abuso de sustancias, incluidas el alcohol y el consumo de drogas (legales e ilegales)
    Problemas de conducta
    Aislamiento de la familia y los amigos
    Cambios en el sueño
    Cambios en los hábitos alimenticios
    Comienza a descuidar la higiene y otros asuntos de apariencia personal
    La angustia emocional trae síntomas físicos (dolores, fatigas, migrañas)
    Dificultad en concentrarse y prestar atención
    Bajas en las calificaciones en la escuela
    Pérdida de interés en las tareas escolares
    Comportamiento que toma riesgos
    Se queja más frecuente de aburrimiento
    No responde como antes a los elogios

No todas estas señales de advertencia de suicidio se verán en los casos de posibles suicidios de adolescentes. Es importante estar pendiente de dos o tres signos como indicaciones de depresión, o incluso pensamientos suicidas del adolescente.
Indicaciones de un plan de suicidio

Los adolescentes pueden hacer algunas cosas que podrían indicar que están pensando suicidarse o incluso planificando el suicidio. Esté conciente de estas acciones y úselas como puntos de partida para tratar de hacer que los adolescentes expresen lo que les preocupa. He aquí algunas indicaciones de un plan de suicidio:

    Dice: "Estoy pensando en el suicidio", o "Quiero suicidarme", o "Quisiera morirme".
    También hay señales verbales que podrían indicar pensamientos o planes suicidas. Estos incluyen frases como: "Quiero que sepas una cosa, en caso de que algo me pase" o "Ya no te voy a molestar más".
    El adolescente comienza a regalar sus pertenencias favoritas, o se las promete a amigos y miembros de su familia.
    Tira posesiones importantes a la basura.
    Muestra señales de extrema alegría después de períodos de depresión.
    Escribe notas de suicidio.
    En algunas ocasiones expresa pensamientos extraños o inquietantes.

Integracion de conocimientos con aplicacion practica en el ministerio juvenil

Cuando un adolescente le informa acerca de autolesiones, anorexia, bulimia, o pensamientos de suicidio, muestra un gran sentido de confianza en usted. Dios le ofrece la oportunidad de ser sus manos y sus pies. La respuesta a ese adolescente en su necesidad incluirá un oído listo a escuchar activamente y la validación de los pensamientos y sentimientos del joven. El adolescente se está enfrentando a situaciones que lo hacen sentirse solo y abandonado. Cristo nos pide que nos unamos al adolescente en esta etapa crítica de la vida y que andemos a su lado mostrándole límites saludables, cómo controlar sus sentimientos, y cómo tomar decisiones bajo circunstancias difíciles. Parte importante en la demostración de respuestas saludables es acompañar al adolescente en su dolor y no reaccionar exageradamente a las circunstancias.

En los Evangelios, Cristo nos da ejemplo de esto, como cuando estuvo con la mujer junto al pozo. No se exasperó cuando ella puso en duda su autoridad: "¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob?" (Juan 4:12). Más bien, Cristo se sentó con la mujer mientras ella lentamente relató su historia. Fue entonces que Él le hizo ver la realidad de la vida que ella llevaba (confirmando sus sentimientos), y luego le expresó la verdad de quién Él era. Comprenda la importancia de la responsabilidad divina que Dios le ha dado con el adolescente que sufre y reconozca los pasos para apoyarlo.

Siéntase cómodo al escuchar a un adolescente, sin tratar de resolver sus problemas demasiado rápido (no sea exageradamente espiritual ni se una con él en sus problemas sentimentales); escuche activamente y use sus habilidades de validación. Un consejo práctico es que no diga nada durante los primeros cinco a diez minutos. A medida que el adolescente expresa sus pensamientos, utilice la comunicación no verbal; asienta con la cabeza, haga contacto visual, y responda con "Oh" o " Hmm". Mientras usted está asimilando lo que el joven dice, procese sus propios pensamientos acerca del asunto, y discierna y ore acerca de cómo mejor responder. La comprensión del adolescente y sus necesidades no significa que usted debe alterarse igual que él. Sin embargo, sí significa mantener calma y cordura mientras comienza a formular una respuesta adecuada.

Si respondemos con demasiada rapidez, si espiritualizamos demasiado un problema, o si nos unimos al adolescente en sus problemas sentimentales, éste se pondrá en la defensiva o se cerrará. Escúchelo activamente, parafraseando y validando sus sentimientos: "Comprendo por qué te sientes abrumado. Cualquier persona en tu lugar se sentiría así." Evite las respuestas como "sí, pero" o "recuerdo que cuando yo...", que invertirán el flujo del diálogo y harán que se trate de usted y no de él.

Muchas veces les digo a los adolescentes que puedo entender por qué se sienten de esa manera y que reconozco que las situaciones a las que se enfrentan son difíciles. Puedo darme cuenta de que se les está escapando algo, pero no sería de ayuda señalarlo ni es la validación de su punto de vista. Los adolescentes necesitan aprender a pensar profundamente en situaciones y encontrar soluciones. El escuchar fomentará la confianza en la relación y abrirá las puertas para que los adolescentes sean receptivos a lo que usted tiene que decir. En esta etapa de desarrollo, ellos no tienen la capacidad de pensar racionalmente como los adultos; de hecho, no tendrán la plena utilización de esta habilidad hasta que pasen los veinte años. Por lo tanto, es un reto para los adolescentes tener habilidades avanzadas para resolver problemas en situaciones emocionalmente difíciles.

Cuando se trata de circunstancias de alto riesgo --como el suicidio, las autolesiones, y los trastornos alimenticios--, usted está éticamente y moralmente obligado a involucrar a los padres del adolescente. Una manera práctica en que puede hacer esto, sin dañar la confianza entre usted y el adolescente, puede ser algo así: después de escuchar y validar al adolescente, hágale ver la preocupación que usted siente por su bienestar. A continuación, puede afirmar que esto es algo de lo que sus padres deben ser conscientes porque es importante protegerlo y darle la atención profesional que necesita. Dé opciones al adolescente de cómo le gustaría que sus padres se enteren de lo que está pasando. Usted podría decir: "Sé que esta es una decisión difícil, así que voy a permitir que tú decidas cómo informaremos tus padres. Yo los puedo llamar ahora mismo, mientras estás en mi oficina, o podemos invitar a tu madre que pase cuando venga a recogerte, y podemos decirle juntos. ¿Qué prefieres?" Esto hará que el adolescente comience a tomar decisiones en tiempos emocionales. Si está emocionalmente demasiado cerrado o reactivo, pídale permiso para tomar usted la decisión.

Si un adolescente le está informando acerca de pensamientos o planes suicidas, no lo deje salir ni tampoco estar a solas antes de contarle a uno de sus padres acerca de esto. No importa cuánto se enoje un adolescente, recuerde que le contó esto porque quería ayuda y tuvo confianza en que usted llegaría a una decisión sabia. Si un adolescente le informa que alguien está abusando de él sexualmente o físicamente, usted debe ponerse en contacto con el servicio social. Si la persona que está abusando de este adolescente no es miembro de la familia, informe primeramente a los padres. Si el abuso involucra a un miembro de la familia, y la persona que ha buscado consejo está en riesgo, informe primeramente al servicio social. Ellos le ayudarán a encontrar un lugar seguro para el adolescente durante la investigación. Tenga presente la línea directa a la que puede llamar a cualquier hora del día o la noche para solicitar ayuda.

No todos los adolescentes estén dispuestos a acercarse a usted si hay una situación de alto riesgo en su vida. Si usted sospecha que un adolescente está luchando con un trastorno alimenticio, o que tiene pensamientos suicidas o de cortes, es necesario que usted le hable. Siéntese con el adolescente de una manera no amenazante y pregúntele cómo le va. Después de que haya terminado de hablar, exprese amistosamente su preocupación. Concéntrese en los hechos.

Si el joven se resiste, y usted sospecha que la preocupación es correcta, tendrá que protegerlo desde el punto de vista ético, conforme procede para crear confianza. Exprese su preocupación a los padres del mismo dentro de en un tiempo legalmente aceptable. Si usted no toma esto en consideración crea problemas de responsabilidad para usted mismo y la iglesia, si resultara que el adolescente se hiciera daño después de que usted tuvo conocimiento de ello. Después de haber dado este paso, establezca una relación con el adolescente y busque oportunidades para explorar el asunto dentro de los límites apropiados. Lo más importante es que ore por el adolescente y pida a Dios que lo ayude, porque Él sabe a lo que está haciendo frente.

Parte importante del trabajo con jóvenes en riesgo es consultar con otros profesionales. Es sabio recibir consejos. Si usted se enfrenta con una de estas situaciones de alto riesgo, hable con el sacerdote, con un compañero de trabajo, o Refiera a un profesional de salud mental

Los trastornos de alimentación, las autolesiones, y los pensamientos suicidas son situaciones de alto riesgo. Cuando se enfrenta a estos problemas, un adolescente necesita consultar con un profesional de salud mental para una evaluación completa del grado de riesgo y para un tratamiento. Desarrolle fuentes de referencia. Sea cuidadoso en la búsqueda de profesionales cristianos de salud mental en su zona, que se especialicen en trabajar con adolescentes. Muchos de estos profesionales están dispuestos a reunirse con usted para que usted se sienta cómodo al referirles a adolescentes y sus familias. Si usted conoce a los profesionales a quienes refiere un caso tendrá más confianza al hablar sobre ellos con el adolescente y sus padres. Mientras que un adolescente está en terapia, usted puede continuar aconsejándolo en asuntos espirituales. Si los padres firman un contrato de entrega de información, usted podrá colaborar con el terapeuta en el cuidado del adolescente.
El manejo de crisis

Las situaciones a las que hace referencia este artículo son de riesgo moderado a alto, con el suicidio en la gama superior. Si recibe una llamada sobre un adolescente que se quiere suicidar o si un adolescente comparte con usted sus pensamientos suicidas, tome en serio la situación. Si el adolescente está con usted o con alguna otra persona, tiene que estar todo el tiempo a la vista hasta que un profesional de salud mental lo puede evaluar. Esto se puede hacer en una agencia de asesoría, en la sala de emergencias de un hospital, o en un centro de asesoramiento de la comunidad.

Ore con la familia o con el adolescente y explique la importancia de su seguridad. Esto da al adolescente suicida las bases de seguridad, protección, asistencia, y responsabilidad. Si los padres no llevan al adolescente para hacerle la evaluación por un profesional de salud mental hasta la mañana siguiente, asesórelos de que es importante que tengan un plan que incluya compañía a la hora de dormir. La mejor persona para esto es uno de los padres; es demasiada responsabilidad para un hermano.

Para la mayoría de los adolescentes que tienen pensamientos suicidas es difícil comunicar sus pensamientos o sentimientos en un tiempo de crisis. Es importante que las personas implicadas apoyen u ofrezcan seguridad en lugar de querer castigar o estar enojadas. El consuelo de la Biblia para estos momentos ayuda a las familias en esta situación. Tenga presente textos bíblicos para las personas que se dirigen a usted como guía espiritual.

Aunque el suicidio, las autolesiones, y los trastornos alimenticios son situaciones de alto riesgo, no están más allá de la gracia y el poder de nuestro Señor. Dios es capaz de sanar la vida de los adolescentes para que estos factores de estrés eventualmente se conviertan en parte de su testimonio y la evidencia del poder de Dios. Regocíjese porque el Señor le permite ser parte de esta historia.

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