Orar es dialogar con Dios; un encuentro personal con Dios vivo.
Un medio privilegiado para encontrar y escuchar a Dios es la Sagrada Escritura. Cristo está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla (SC 7). La Biblia no es sólo un libro que contiene verdades y enseñanzas, sino es sobre todo lugar de encuentro con Cristo Resucitado.

Por obra del Espíritu Santo, la Virgen María recibió en su seno al Verbo que se hizo carne. De modo análogo cuando nosotros leemos la Biblia y la meditamos, recibimos la Palabra en nuestro corazón bajo la acción del Espíritu Santo.
Al leer la Sagrada Escritura, nuestra actitud fundamental debe ser de acogida y escucha. Se trata de escuchar lo que Dios me dice a mí y luego responderle.