Escrito por el Obispo Kevin Farrell
Pastor Principal de la Diócesis Católica de Dallas
¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que llame a los ancianos de la Iglesia, que oren por el y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración hecha con fe sanará al que no puede levantarse y el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados se le perdonarán
(Stgo 5:14-15).
El sufrimiento y la enfermedad son parte de la condición humana, la conmovedora oración del salmista, Desde el abismo clamo a ti Señor, ¡Señor escucha mi voz! Que tus oídos pongan atención al clamor de mis suplicas (Sal 130:1-4), hace eco de esta realidad a través de la historia.
A la luz de la Pasión de Cristo, el sufrimiento y la enfermedad adquirieron el significado del valor redentor de la obra salvífica de Cristo para el cristiano: Por sus llagas hemos sido sanados (Is 53:5).
Un Sacramento de Sanación– Unción de los Enfermos
El pasaje de la Carta de Santiago que mencionamos anteriormente da testimonio de la presencia de este sacramento de sanación en la Iglesia primitiva. Una vez más, se nos presenta la necesidad de un símbolo sensible, en este caso, el aceite para ungir. Como el agua, el aceite tiene más de un significado: fortaleza, sanación y ser elegido o puesto aparte. En el sacramento de la Unción de los Enfermos, el símbolo es fortaleza y sanación ya que proporciona un encuentro curativo con Jesús a través de las manos del sacerdote.
El Concilio Vaticano II restauró una mejor comprensión del significado original del sacramento. Con el tiempo, el principal propósito del rito había llegado a ser visto como una unción final para los moribundos, por lo cual se le llegó a conocer como la Extremaunción. En las palabras del Concilio, La unción de los enfermos no es un sacramento para quienes están a punto de morir. El comienzo de una enfermedad grave o la vejez es un tiempo apropiado para recibir el sacramento, el cual otorga la gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o la fragilidad de la vejez (CIC 1520). Este sacramento puede ser repetido posteriormente.
Desde el luego que el fruto espiritual del sacramento es el perdón de los pecados, el consuelo y el fortalecimiento del alma y la confianza en la misericordia de Dios a través de la gracia del Espíritu Santo. También puede ocurrir una sanación física a partir del encuentro sacramental, si conviene a la salud espiritual (CIC 1532).
No puedo enfatizar suficientemente que el Sacramento de la Unción de los Enfermos es, de hecho, un sacramento para los vivos y no sólo para los moribundos y que puede ser administrado cuando los fieles empiezan a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez (CIC 1514).
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