Tuesday, August 14, 2012

LAS SANACIONES DE JESÚS



La actividad de Jesús como sanador ocupa un lugar notable en los evangelios. Si comenzamos a leer el evangelio de Marcos nos encontraremos enseguida con diversos relatos de sanación: curación de un leproso, de un paralítico, de un hombre con la mano seca, de una mujer con flujo de sangre, de ciegos, mudos, etc. Estos relatos de los evangelios se parecen bastante a otros que circulaban por entonces en el imperio romano atribuidos a personajes famosos. Por esta razón con frecuencia se ha pensado que los relatos de los evangelios podrían haber sido compuestos a partir de esos otros relatos de la época con el fin de presentar a Jesús como uno de los sanadores de entonces. Sin embargo, parece que en la tradición evangélica hay indicios suficientes para afirmar que de hecho Jesús realizó sanaciones.

Después de someter los relatos evangélicos a una severa crítica, comparándolos con otros de la época, aún nos queda un fondo de tradición muy vinculada a las condiciones concretas de la vida en la Palestina del siglo primero que sólo pueden explicarse si realmente Jesús realizó estas sanaciones. Es cierto que el número de estos relatos pudo multiplicarse en el tiempo que media entre la vida de Jesús y la redacción de los evangelios, y que tal vez fueron razones ìmisionerasî las que provocaron esta ampliación, pero este mismo hecho exige que en el punto de partida hubiera datos que posibilitaran dicha ampliación.

En las palabras de Jesús se da por supuesto que realizó este tipo de curaciones, pues las presenta como uno de los signos de su mesianidad (Mt 11,2-6 = Lc 7,18-23). Sus adversarios y otros testigos de estos signos realizados por Él no negaron el hecho de que hiciera tales cosas, sino que le criticaron por realizar sus curaciones en sábado o por no observar la Ley de Moisés. El historiador judío Flavio Josefo se hace eco de la fama que tenía Jesús como ìhacedor de obras portentosasî (Ant 18,63-64). El mismo Jesús se refirió a sí mismo dos veces utilizando la imagen del médico (Mc 2,17; Lc 4,23).

Finalmente, las sanaciones figuran, junto con los exorcismos, en casi todos los sumarios de la actividad de Jesús. Esto significa que quienes redactaron los evangelios tenían la certeza de que Jesús había realizado ambas cosas.



Nuestra perplejidad ante la actividad de Jesús como sanador es bastante explicable si tenemos en cuenta que nuestra forma de entender y vivir la salud y la enfermedad es muy diferente a la que tenían Jesús y sus contemporáneos. Los estudiosos de la Biblia se han dedicado durante mucho tiempo a estudiar la forma literaria de los relatos de sanación y su mensaje teológico, pero no han explicado lo más importante de estos relatos, que es precisamente contar las sanaciones que Jesús realizó. Para ello necesitamos acercarnos a su forma de entender y vivir la salud y la enfermedad, que es muy parecida a la de algunas culturas no-occidentales actuales.

Los sistemas sanitarios suelen tener tres sectores: a) el popular (familia y vecinos), que es donde empieza a interpretarse y tratarse siempre la enfermedad; b) el profesional (médicos, instituciones sanitarias, etc), que en tiempos de Jesús estaba mucho menos desarrollado que entre nosotros, y además se basaba en principios muy diferentes a los de la medicina profesional de hoy; y c) el étnico, que aglutina una serie de medicinas alternativas y sobre todo a los sanadores populares. Las sanaciones de Jesús deben situarse en este tercer sector. Jesús fue un sanador popular al estilo de Elías, y se entendió a sí mismo como mediador de la sanación que viene de Dios.

La explicación del origen de la enfermedad y sus causas era muy distinta a la que nosotros solemos dar. Entonces se pensaba que el pecado o los espíritus malignos eran los causantes de la enfermedad. Para ellos la enfermedad no era sólo una patología física, sino que tenía dimensiones sociales y sobrenaturales. La enfermedad y la sanación eran percibidas entonces de una forma mucho más global que ahora.

Otro aspecto que conviene tener presente es que la enfermedad marcaba entonces negativamente a las personas mucho más que hoy. El hecho de estar enfermo, y sobre todo ciertas enfermedades (leprosos, ciegos, etc) tenían connotaciones muy negativas y hacían del enfermo una persona estigmatizada, que era marginada por la sociedad.

Para entender las sanaciones de Jesús es conveniente también conocer estrategia terapéutica que seguían entonces los sanadores populares. Es muy diferente a la que sigue la medicina científica occidental. Este tipo de sanadores compartía la visión del mundo, de la salud y de la enfermedad que tenían sus ìpacientesî; aceptaban los síntomas que les presentaban; trataban a sus pacientes en público; y en general estaban más cercanos a la situación social del enfermo. Todos estos rasgos aparecen en las sanaciones de Jesús.



Las sanaciones realizadas por Jesús, sobre todo cuando las situamos en el contexto de lo que entonces significaba la enfermedad y la salud, revelan aspectos muy interesantes de su actuación.

En primer lugar nos muestran una imagen de Jesús que hoy nos resulta más difícil de aceptar. Nuestra cultura nos predispone para imaginar a Jesús como un maestro, que pronunciaba parábolas y sentencias llenas de sabiduría, o como un profeta que anunciaba la llegada de un mundo mejor. Y sin embargo, la imagen de Jesús como un sanador popular que pasó curando a la gente es tan real como la anterior. Al actuar así, Jesús empalma con la tradición de Elías. Esta reflexión nos invita a descubrir los aspectos de Jesús que nuestra cultura tiende a colocar en la penumbra.

En segundo lugar, las sanaciones de Jesús muestran su cercanía a los marginados. Los enfermos, y por causa de ellos sus familias, tenían que soportar una situación de sospecha y marginación. La idea que entonces se tenía de la enfermedad acentuaba esta condición social de marginación (recordemos p.e. la situación de los padres en el relato de la curación del ciego de nacimiento de Jn 9). El hecho de que Jesús se acerque a ellos y se deje tocar por ellos, o de que los cure de formas poco ortodoxas, era un atentado contra las normas de pureza que gobernaban la sociedad palestina del siglo primero. Jesús no tuvo inconveniente en transgredir estas normas, pues sólo así podía acercarse a los que estaban en situaciones más marginales.

Finalmente, sus curaciones son un signo de que el Reinado de Dios está empezando a llegar. Los profetas habían anunciado que la curación de los cojos, ciegos, sordos, etc sería el signo de que se cumplían las promesas de Dios. Jesús se refiere a esta profecía para explicar sus curaciones (Mt 11,2-5 = Is 35,5-6).

PARA IMPLORAR LA SALUD DE UN ENFERMO


DIOS TODOPODEROSO,
DADOR DE LA SALUD
Y REMEDIO DE TODOS LOS MALES,
CONCEDE TAL SEGURIDAD DE TU PRESENCIA EN
EN ESTE ENFERMO,
QUE PUEDA TENER PLENA CONFIANZA EN TI,
A FIN DE QUE, ENVUELTO EN TU AMOR
Y EN TU PODER,
PUEDA RECIBIR (NOMBRE DEL ENFERMO).,
LA SALUD Y LA SALVACIÓN, SEGÚN TU LIBRE
VOLUNTAD. EN MEDIO DE SUS SUFRIMIENTOS
PONGO EN TI MI CONFIANZA.

PADRE MISERICORDIOSO,
TU QUE CONOCES HASTA DONDE LLEGA LA BUENA
VOLUNTAD DEL HOMBRE,
TU QUE NUNCA NIEGAS EL PERDÓN A LOS QUE
ACUDEN A TI,
COMPADÉCETE DE TU HIJO/A (NOMBRE DEL ENFERMO).,
TE PEDIMOS QUE,
AYUDADO POR LA ORACIÓN DE NUESTRA FE,
SE VEA ALIVIADO EN SU CUERPO Y EN SU ALMA,
OBTENGA EL PERDÓN DE SUS PECADOS
Y SIENTA LA FORTALEZA DE TU AMOR.

SEÑOR JESUCRISTO,
REDENTOR DE LOS HOMBRES,
QUE EN TU PASIÓN
QUISISTE SOPORTAR NUESTROS SUFRIMIENTOS
Y AGUANTAR NUESTROS DOLORES,
TE PEDIMOS POR (NOMBRE DEL ENFERMO).,QUE ESTA ENFERMO/A:
TU, QUE LO HAS REDIMIDO9,
AVIVA EN EL/ELLA LA ESPERANZA DE SU SALVACIÓN
Y CONFORTA SU CUERPO Y SU ALMA.
TU, QUE VIVES Y REINAS POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMEN.

Thursday, August 9, 2012

ORACIÓN PARA PEDIR SALUD.

Padre Dios Todopoderoso, fuente de la salud y del consuelo, que has dicho "Yo soy el que te da la salud" (Exodo 15,26). Acudimos a ti en este momento en el que por la enfermedad experimentamos la fragilidad de nuestros cuerpos.



Ten piedad Señor de los que estamos sin fuerza (cf Salmo 6), "devuélvenos la salud y quedaremos sanos" (Jer 17,14). Has efectivos los tratamientos médicos (cf Ec 38, 1-15).

 Líbranos de los efectos secundarios de la medicina y haz lo que la medicina no puede hacer. Realiza un milagro de tu amor y concédenos la salud del cuerpo, la paz en el alma, para que libres de toda enfermedad y recobradas las fuerzas, podamos servirte mejor a ti y a nuestros hermanos (cf Lucas 4, 38-39). 

Lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesucristo, con la Virgen María nuestra madre, orando en la fuerza del Espíritu Santo, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Monday, August 6, 2012

Oración de Intercesión por la Sanación interior de Alguien



Señor Jesús :
Te pido que entres en el corazón de…(citar el nombre) y toques aquellas experiencias de vida que necesitan curarse.

Tú conoces mucho mejor a…de lo que él se conoce a sí mismo.
Derrama pues, tu amor en todos los rincones de su corazón.

Donde quiera que lo encuentres herido, tócalo, consuélalo, libéralo.
Si él se siente solo, abandonado, rechazado por la humanidad, concédele, mediante tu amor regenerador, una nueva conciencia de su valor con persona.

Jesús,
Te entrego a…..totalmente a Ti: su cuerpo, mente y espíritu y Te agradezco por restaurar su integridad.

Gracias, Señor.

Amén. ¡Aleluya!

Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás-Argentina

 

San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, Argentina

La Virgen María se aparece a una sencilla mujer de una ciudad del interior de la Argentina, en medio de una sucesión de hechos místicos que se produjeron a su alrededor: Muchos Santos Rosarios empezaron a iluminarse en los hogares de los habitantes de San Nicolás, anticipando lo que en forma inminente iba a ocurrir allí.

Gladys Quiroga de Motta ve por primera vez a nuestra Madre Celestial el 25 de setiembre de 1983. Los mensajes se suceden a partir de entonces en cantidad, a través de las apariciones diarias. La Iglesia toma intervención inicialmente con gran cautela, para luego apoyar el crecimiento de la obra de María, ante las evidencias manifestadas.

El rezo del Santo Rosario se multiplica a partir del pedido celestial de oración, mientras las multitudes empiezan a acudir en forma creciente al lugar.

Gladys sufre los estigmas de la pasión, que son corroborados médicamente, siempre bajo la supervisión y tutela de los sacerdotes. Ella mantiene su obediencia a la Iglesia en todo momento, a pesar de las duras pruebas que tuvo que enfrentar, dentro del lógico proceso de estudio de los hechos allí manifestados.

María señala a la vidente una imagen de madera de la Virgen del Rosario, que estaba guardada desde hace años en el campanario de la Catedral de San Nicolás, y pide que se la restaure y venere allí, bajo la advocación de “Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás”. Para sorpresa de los sacerdotes, allí encontraron arrumbada a la imagen de María con el niño en sus brazos, como esperando ser rescatada. También nuestra Madre Celestial pide se acuñe una medalla, la cual es entregada gratuitamente a los cientos de miles de asistentes al lugar.

Los Mensajes contienen un permanente pedido de conversión, oración del Santo Rosario, regreso a los Sacramentos de la Confesión y la Eucaristía. También María advierte sobre la importancia de convertirse mientras cada alma aún tiene tiempo, ya que sólo Dios conoce cuándo y cómo seremos llamados a rendir cuentas ante Su Presencia.

La Virgen señala mediante un rayo de luz un lugar junto al Río Paraná (llamado "El Campito"), para que se construya un Santuario, que ella misma diseña a través de los mensajes entregados a la vidente. Se levanta entonces un colosal Templo (que aún no ha sido culminado) exactamente en el lugar señalado por la Reina del Cielo, como centro de veneración a María, verdadera intercesora y camino perfecto para llegar a Su Hijo, Jesús.

El lugar es visitado en forma permanente en peregrinación, con mayor afluencia de fieles los días 25 de cada mes, y mediante una gran multitud que se concentra los días 25 de setiembre de cada año, en el aniversario de la aparición.

Enorme cantidad de hechos místicos les son regalados a muchos de los asistentes, principalmente mediante la masiva iluminación de Rosarios, el perfume a rosas, y el milagro del sol, tal cual ocurre en otros lugares donde el Cielo se manifiesta en toda su elocuencia.

Así como en Medjugorje, María vino a San Nicolás a traer un pedido apremiante de oración del Santo Rosario, que es la cadena con la que Ella atará al demonio. Las multitudes que acuden ante su llamado, la multiplicación de hechos místicos, las conversiones, la vuelta a la Eucaristía, son los resultados del esfuerzo celestial en llamarnos a entregarnos totalmente a la Voluntad de Dios. Abandonar nuestro interés personal en nuestras acciones cotidianas, reemplazándolo por obrar en beneficio del interés de Dios, es el resumen del mayor logro que Dios nos pide a cambio de regalarnos su Presencia.

Los hechos místicos son como adornos que Dios les pone a los videntes y a los lugares sagrados, para llamar nuestra atención. Son regalos del Cielo!. Pero no debemos confundir los regalos con la sustancia de la que está hecha nuestra conversión: ésta se manifiesta con las obras, el amor puesto de manifiesto cada día, la justicia, la verdad, la lucha por la difusión de la obra de Cristo, el trabajar, orar y amar.

Sunday, August 5, 2012

"El Culto a la Santa Muerte”

Fuente: Catholic.Net

Declaraciones de los obispos de México:

1. El obispo que supuestamente sigue esta secta NO está ordenado sacerdote
2. Es una secta
3. La autodenominada “Iglesia católica tradicional, misioneros del Sagrado Corazón y de san Felipe de Jesús”. NO son católicos, ni tradicionalistas. Tampoco son una iglesia.
4. quienes caen en este tipo de culto son personas que se encuentran desesperadas, pero no por una crisis económica, sino por una crisis de fe.
5. Los católicos que caen en este culto deben saber que es un pecado grave: idolatría (“devoción popular” sin ningún soporte doctrinal ni justificación teológica)

Y advierten a los seguidores de la santa muerte que “esto no es un juego, ni la muerte es una deidad divina, detrás de ese culto hay algo diabólico y la gente debe tener mucho cuidado. Detrás de esto está el reino del maligno y la gente puede ser víctima de una posesión diabólica".

La Iglesia católica alerta sobre el peligro que representa adorar a la “santa muerte”, dado que esto trae como consecuencia pérdidas de algún familiar o desgracias en los hogares.

No es una devoción católica

El culto a la Santa Muerte se ha extendido de tal forma en México que quienes lo profesan han decidido no ocultar más su fervor y han puesto altares en la calle para que cualquiera que requiera su ayuda pueda invocarla.

Sus promotores la presentan como una «entidad espiritual» que ha existido siempre, desde el principio de los tiempos hasta nuestros días, por lo que maneja una energía denominada «energía de la muerte», capaz de materializarse en una figura, que concentra tanto la fuerza creadora como la destructora del universo. Según ellos, el creyente en la Santa Muerte puede aprender a manejar esta fuerza, que emana de sus imágenes consagradas, puesto que la Santísima (otro de sus nombres) es una de las protecciones más fuertes que existen.

Para sus devotos, la Señora, como la llaman afectuosamente, es capaz de aparecerse y manifestarse corporalmente o imprimir sus imágenes en diversos lugares. En libros y revistas en los que se promueve su culto, narran las intervenciones milagrosas que han vivido, en las que la Santa Muerte los ha librado de múltiples peligros y les ha ayudado a resolver problemas complicados.

¿Qué decir al respecto? Que se trata de una superstición más, que en este caso se manifiesta dando características humanas y divinas a un fenómeno tan natural como la muerte, que no es ni una persona ni siquiera una cosa o fuerza. Podríamos definirla simplemente como el término de la vida.

Conviene señalar que los católicos que rinden culto a la Santa Muerte y a sus imágenes, están haciendo un pecado gravísimo, pues les están atribuyendo poderes que no tienen ni tendrán jamás. Por otra parte, en vez de poner la propia confianza en Dios, la ponen en una supuesta entidad (o ser) espiritual que, sencillamente, no existe. En realidad, la Santa Muerte no es una persona. Es sólo un fenómeno natural como el nacer o el crecer (el inicio y el desarrollo de la vida), aunque nunca se habla del Santo Nacimiento o Santo Crecimiento.

Quienes siguen este culto están lejos de Dios y lejos del Papa

Esta falsa devoción la permite, favorece y promueve una agrupación no-católica que se autonombra "Iglesia Católica Tradicional MÉX-USA, Misioneros del Sagrado Corazón y San Felipe de Jesús". Es un grupo tradicionalista, que se opone a las reformas del Concilio Vaticano II y a la autoridad del Papa. Este grupo religioso no está en comunión con la Iglesia Católica ni con la Santa Sede, como podría desprenderse del nombre que ostenta. Ni tampoco son una congregación religiosa católica, como parece sugerir el nombre “Misioneros del Sagrado Corazón y San Felipe de Jesús”. Sus ministros de culto no son sacerdotes católicos, y el arzobispo David Romo Guillén -lider del grupo- no es reconocido por el Papa Juan Pablo II. Hasta este momento ignoramos si son válidas sus ordenaciones sacerdotal y episcopal y quién las realizó.


Al respecto, el padre David Romo habla a nombre de su comunidad, “Nosotros no hemos encontrado nada realmente criticable, o a juicio nuestro, capaz de juzgarse como herético o que desvíe la doctrina o el conocimiento de la fe. “

Y por si hubiera dudas, señala que no tiene nada que ver con la Iglesia Católica.

"Para nosotros, no nos hace más, ni menos (católicos) esta situación, es más, hay un lema que dice ´lejos de Roma y cerca de Dios´ y nosotros preferimos estar cerca de Dios y lejos del Papa".

Claro, el culto de la parroquia de la Misercordia no consiste exclusivamente en venerar a esta imagen, pero su párroco no duda en afirmar que sobran razones para acaparar la popularidad de la devoción, y que le duela al Vaticano si quiere.

"Ubicar a la santa Muerte, en el lugar que le corresponde, que es el de los santos, es lo natural, ya que este ser no necesita de una canonización, como el ángel Gabriel, quien sin necesidad de que un Concilio o de que un Papa lo hubiese nombrado santo, es santo porque es un ángel de nuestro señor", afirma el sacerdote. "Lo mismo la Santa Muerte".

¿Quién es la muerte para un católico?

“Morir, sólo es morir. Morir, se acaba...” Así describe el muy recordado escritor José Luis Martín Descalzo a la muerte. Y más que un estilo poético, recalca una verdad de fe.

La muerte es una consecuencia de nuestro pecado original. No es un castigo de Dios, sino una privación de los bienes que tenían Adán y Eva antes de desobedecer a Dios Padre. Cristo quiso hacerse hombre, padecer, morir y después resucitar para alcanzarnos la salvación eterna. De esta forma, la muerte para el cristiano, aunque no deja de ser dolorosa y misteriosa, tiene un sentido positivo y se convierte en un paso de este mundo al Cielo en donde estaremos en presencia de Dios, y en donde tendremos dicha completa. Por eso, se entiende esta frase bíblica: “ Cristo ha vencido a la muerte”. ( Catecismo de la Iglesia Católica nos. 410-421, 1010-1014).


Con la muerte se experimenta una separación real de cuerpo y alma. El cuerpo del hombre continúa un proceso de corrupción –como cualquier materia viva– mientras que su alma va al encuentro de Dios. Esta alma estará esperando reunirse con su cuerpo glorificado. Con la resurrección, nuestros cuerpos quedarán incorruptibles y volverán a unirse con nuestras almas.

Dios nos dio una vida temporal en la tierra para ganarnos la vida sobrenatural. Con la muerte termina nuestra vida en la tierra. ( Juan 5, 29, cf. Dn. 12,2).

Desde que Cristo venció la muerte y nos dio nueva vida, el cristiano mira a la muerte con una gran esperanza. Esto no quita, sin embargo, que uno sufra cuando ve que nos dejan los seres que más amamos, o sienta miedo cuando vea que le llega la hora de la enfermedad y de la muerte. Pero también, en medio del dolor y del sufrimiento, el cristiano puede levantar los ojos y contemplar a Cristo, que dio su vida por nosotros, que murió a nuestro lado, que nos rescató con su Resurrección y nos espera con los brazos abiertos en la vida futura.

Cristo nos dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 15). Por medio de la muerte nosotros llegamos a la vida. No podemos estar en el Cielo si no dejamos la vida terrena. Por lo tanto, es un paso necesario para llegar al Cielo. La muerte a todos nos puede causar tristeza. Pero no nos puede abatir. ¡Cristo es la respuesta a la vida y a la muerte!

Sólo a Dios se le da el culto

Bien conocido es el pasaje del Evangelio en el cual un doctor de la Ley le pregunta a Jesús sobre cuál es el principal mandamiento de la Ley y la respuesta: “Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento”. (Mateo 22, 36-38).

Ya en el Antiguo Testamento, encontramos el mandato de Dios: “Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí” . (Ex. 20, 2)

Este mandato lleva como consecuencia la necesidad de vivir la fe, la esperanza y la caridad. Así como la virtud de la religión.

La virtud de la religión es la virtud moral, por la cual el hombre tributa a Dios el culto que le es debido en justicia, como Creador y Ser Supremo.

Amar a Dios como al Ser supremo es una virtud. Podemos definir la virtud de la religión como el hábito de amar a Dios por encima de todo. Se exterioriza por medio de los actos de culto y por el cumplimiento de los Mandamientos.

El culto: son las acciones a través de las cuales el hombre expresa su relación de amor y respeto a Dios.

Existen diferentes tipos de culto:

Interno: culto que se rinde a Dios en la conciencia, en el corazón, en la inteligencia y la voluntad. Es el fundamento de la virtud. (Mateo 15, 8) Como pueden ser la devoción, es decir, la disponibilidad y la generosidad ante lo referente al servicio a Dios, y la oración.

Externo: manifestaciones externas en actos visibles, de la relación que se vive con Dios.

Hay diferentes categorías de culto:

Adoración: culto interno y externo que se tributa a Dios y que en sentido estricto solo se debe a Él, porque como criaturas sólo existimos por Él. Se llama de “latría”.

Veneración: culto que se tributa a los santos. A ellos nos encomendamos para que nos alcancen por su intercesión las gracias de Dios. Este culto se llama de “dulía”.

Una veneración especial: reservada a la Santísima Virgen por su dignidad de Madre de Dios. A este culto se le llama de "hiperdulía”.

El culto a las imágenes sagradas, fundado en el misterio de la Encarnación del Verbo de Dios, no es contrario al primer mandamiento.

El que venera una imagen, venera en ella al modelo, a la persona que representa. Es una veneración respetuosa no una adoración que sólo corresponde a Dios.(Catesismo 2132, 2141)

No es ninguna santa la muerte

Recordemos que sólo la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, tiene la facultad de proclamar la santidad de una persona. Cuando popularmente se tiene a un difunto como santo que no ha sido reconocido por la Iglesia, puede ser que:

1. La devoción de la gente acierte y años más tarde el difunto sea oficialmente reconocido por la Iglesia como santo.

2. Puede que el difunto sea santo pero que nunca sea reconocido canónicamente.

3. Puede que la gente se equivoque. La gente se identifica con quien tuvo luchas, sufrimientos y tragedias. Pero no es suficiente sufrir para ser santo, hace falta vivirlo todo con heroico amor y fidelidad a Jesucristo. La devoción a los verdaderos santos está orientada a imitarlos en su total obediencia a Dios.

Para concluir recordemos lo que la Sagrada Congregación para el Culto Divino ha dicho sobre los peligros que pueden desviar la piedad popular y las sugerencias que propone para poner remedio a estas eventuales limitaciones y defectos que de ella se derivan.

65.El Magisterio, que subraya los valores innegables de la piedad popular, no deja de indicar algunos peligros que pueden amenazarla: presencia insuficiente de elementos esenciales de la fe cristiana, como el significado salvífico de la Resurrección de Cristo, el sentido de pertenencia a la Iglesia, la persona y la acción del Espíritu divino; la desproporción entre la estima por el culto a los Santos y la conciencia de la centralidad absoluta de Jesucristo y de su misterio; el escaso contacto directo con la Sagrada Escritura; el distanciamiento respecto a la vida sacramental de la Iglesia; la tendencia a separar el momento cultual de los compromisos de la vida cristiana; la concepción utilitarista de algunas formas de piedad; la utilización de "signos, gestos y fórmulas, que a veces adquieren excesiva importancia hasta el punto de buscar lo espectacular"; el riesgo, en casos extremos, de "favorecer la entrada de las sectas y de conducir a la superstición, la magia, el fatalismo o la angustia".

66. Para poner remedio a estas eventuales limitaciones y defectos de la piedad popular, el Magisterio de nuestro tiempo repite con insistencia que se debe "evangelizar" la piedad popular, ponerla en contacto con la palabra del Evangelio para que sea fecunda. Esto "la liberará progresivamente de sus defectos; purificándola la consolidará, haciendo que lo ambiguo se aclare en lo que se refiere a los contenidos de fe, esperanza y caridad".

En esta labor de "evangelización" de la piedad popular, el sentido pastoral invita a actuar con una paciencia grande y con prudente tolerancia, inspirándose en la metodología que ha seguido la Iglesia a lo largo de la historia, para hacer frente a los problemas de enculturación de la fe cristiana y de la Liturgia, o de las cuestiones sobre las devociones populares.


Se recomienda la lectura del documento completo: DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA. PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES

Wednesday, August 1, 2012