Saturday, March 19, 2011

Plegarias de Sanación Interior y Liberación por el Padre Gabriel Amorth

El padre Amorth es Presidente de la Asociación Internacional de Sacerdotes Exorcistas, Diócesis de Roma.


Señor Jesús, Tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en especial, que cures aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna edad y de las heridas que han provocado a lo largo de toda la vida. Señor Jesús, Tú conoces mis problemas, los pongo todos en tu Corazón de Buen Pastor.

Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío. Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor, todas esas heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón divino. Ayúdame a ser humilde y benigno.

Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas . Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y la muerte, de tu presencia viviente entre nosotros. ¡Amén!

Oh, Señor, Tú eres grande, Tú eres Dios, Tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, ser liberados del maligno que nos ha esclavizado. Oh, Santos, venid todos en nuestra ayuda!

De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De toda forma de desorden en la sexualidad, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala, nosotros te rogamos: Líbranos, Oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos: Líbranos, 
Oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste: “la paz os dejo, mi paz os doy”, por intercesión de la Virgen María concédenos ser liberados de toda maldición y gozar siempre de tu paz. Por Jesucristo Nuestro Señor. ¡Amén!


Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso descended sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de Ti, utilízame.
Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.

Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador y Señor, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno encadenados por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada. Amén!

Testimonio. Mi odisea del evangelicalismo al catolicismo.

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    Mi odisea del evangelicalismo al catolicismo

    Por Dave Armstrong

    Fui recibido en la Iglesia Católica en febrero de 1991 por el padre John Hardon SJ., un hecho que un año antes me hubiese parecido completamente inconcebible. No mucho en mi vida habría indicado este giro sorprendente de hechos, pero tal cuestión fue muestra de la siempre inescrutable misericordia y providencia de Dios.

    Mi primer conocimiento sobre la Cristiandad vino en la Iglesia Metodista Unida, la denominación en la que yo fui educado. La iglesia a la que nosotros asistíamos, en un barrio obrero de la ciudad de Detroit (Michigan, Estados Unidos), me parecía a mí, así como a cualquier niño en los comienzos de la década de 1960, que estaba en el declive, sociológicamente hablando, tanto así que la media de edad de los miembros era aproximadamente cincuenta o más años. En mis estudios años después como evangélico, yo aprendí que la reducción y el envejecimiento de las congregaciones eran uno de los signos visibles del deterioro del protestantismo de corriente.

    Como pudo resultar, nuestra iglesia se plegó en 1968, y después de eso, yo asistía raramente a la iglesia en los siguientes nueve años. Mi temprana educación religiosa no era del todo gratis, sin embargo, a medida de que yo iba ganando respeto por Dios lo que yo nunca abandoné fue la comprensión de Su amor para la humanidad, y una apreciación para el sentido de los mandatos morales básicos y sagrados.

    De todos modos, por cualquier razón, yo no tuve un interés creciente en la Cristiandad en este momento. En 1969, a la edad de once, yo entré en contacto por vez primera con el llamado altar quintaesencial de la cristiandad fundamentalista en una Iglesia bautista que nosotros visitamos dos o tres veces.  Yo me fui al frente para ser “salvo”, de forma absolutamente sincera, pero sin el conocimiento o la fuerza de voluntad requeridas (por las normas evangélicas más solícitas) para llevar a cabo esta resolución temporal.

    Durante este período, me fasciné con lo sobrenatural, pero desgraciadamente, entró los terrenos de un ocultismo vago, para todo. Yo me unté, con gran seriedad de ESP, telepatía, los Ouija, la proyección astral, incluso la brujería vudú (con maestro vicioso de gimnasio en mente!). Yo leía sobre Houdini (1) y Uri Séller (2), entre otros.

    Entretanto, mi hermano Gerry que es diez años mayor que yo, se convirtió, en 1971, al Evangelicalismo del Jesús Loco (3), una tendencia que estaba en su apogeo en ese momento. Él sufrió una transformación realmente notable, saliendo del círculo cultural del típico roquero drogadicto y pendenciero, y empezó a predicar en una forma celosa a nuestra familia. Éste era un espectáculo nuevo para mí. Yo ya me había influenciado por la contracultura hippie, y como siempre había sido de alguna forma anticonformista, el “Jesus Movement” (Movimiento de Jesús) tuvo una fascinación extraña para mí, aunque yo tenía ninguna intención de unírmeles.

    Yo me sentía orgulloso de mi "moderación" con respecto a las cuestiones religiosas. Como la mayoría de los cristianos nominales e incrédulos sinceros, yo reaccioné a cualquier despliegue de Cristiandad seria y devota con una mezcla de miedo, burla y condescendencia, mientras pensaba que tal conducta era "impropia", fanática, y fuera de la corriente principal la cultura americana.

    A principios de los años 1970 yo visité la Iglesia luterana el Mesías de vez en cuando en Detroit a dónde mi hermano asistía, junto con sus amigos melenudos del "Jesús Freak", y me retorcería en mi asiento bajo la convicción de los sermones poderosos del pastor Dick Bieber, un personaje del tipo de esos de los que yo nunca había oído. Yo recuerdo que pensaba que lo que él estaba predicando era indisputablemente la pura verdad, y si se trataba de la cuestión del “ser salvo" no habría ningún lugar para los de la tierra del medio o para los cobardes. Por consiguiente, yo era renuente, para decirlo de alguna forma, porque yo pensé que sería el fin de la diversión y la convivencia con mis amigos. Debido a mi rebeldía y orgullo, Dios tenía que usar los métodos más drásticos para mi despertar.

    En 1977 yo experimenté una depresión severa durante seis meses lo cual era totalmente atípico en mi temperamento antes. Las causas inmediatas eran las presiones en la última adolescencia, pero de forma retrospectiva está claro que Dios me estaba llevando a la casa el último sin sentido de mi vida - - una demanda individualista vacua y fútil por felicidad sin el propósito o la relación con Dios. Yo fui traído, tambaleándome, al fin de mí mismo. Era una crisis existencial aterradora en la que yo no tenía ninguna otra salida sino clamar a Dios. Él respondió rápido.

    Pasó que en la Pascua de 1977 la extraordinaria película Jesús de Nazaretde Franco Zeffirelli (todavía mi película cristiana favorita) estaba en la televisión. Yo siempre había disfrutado películas de la Biblia, como Los Diez Mandamientos.  Ellos dieron a las personalidades bíblicas vida, y el elemento de drama (como forma de arte) comunicó la vitalidad de la Cristiandad de una manera única y eficaz. Jesús, como fue retratado en esta película, dejó una impresión extraordinaria en mí, y el tiempo no podría ser mejor. Él aparecía como el último anticonformista que me apelaba.

    Yo me maravillé de la manera como Él trató a las personas, y te daba la sensación de cosas que tu nunca pudieras esperar de lo que Él diría o haría siempre algo con una visión o impacto incomparables. Yo empecé a comprender, con la ayuda de mi hermano, el razón del evangelio por primera vez: lo qué la Cruz y la Pasión significaban, y algunos de los puntos básicos de teología y soteriología (la Teología de Salvación) que yo nunca hubiera pensado antes. También aprendí que ese Jesús no sólo era el Hijo de Dios, sino Dios el Hijo, la Segunda Persona del Trinidad algo que, increíblemente, yo no había oído previamente, o simplemente no comprendí si yo lo hubiera oído. Yo empecé a leer seriamente por primera vez  en mi vida la Biblia (la traducción de la Biblia Viviente que es la paráfrasis más informal).

    Era la combinación de mi depresión y conocimiento nuevo de la Cristiandad que causó mi decisión de seguir a Jesús como mi Señor y Salvador de una forma mucho más seria, en julio de 1977 lo que yo todavía consideraría una "conversión a Cristo", y lo que la visión evangélica como la experiencia "el nuevo nacimiento" o de "salvos." Yo continúo viendo esto como un paso espiritual válido e indispensable, aunque, como católico, yo habría, claro, de interpretarlo de una manera algo distinta de la que yo tenía anteriormente. A pesar de mi estallido inicial de celo, yo me conformé de nuevo en la tibieza durante tres años hasta agosto de 1980, cuando yo rendí mi ser entero finalmente a Dios, y experimenté una "renovación" profunda en mi vida espiritual.

    A lo largo de los años ochenta yo asistí a Iglesias luteranas, a las “Asamblea de Dios” (4), y a sectas no denominacionales con fuertes conexiones con el "Jesús Movement", caracterizadas por la juventud, la espontaneidad de culto, música contemporánea, y el compañerismo caluroso. Muchos de mis amigos eran antiguos Católicos (apostatas) (5). Yo supe poco de Catolicismo hasta los inicios de la década de 1980. Yo lo consideraba como una "denominación" exótica, austera, e innecesariamente ritualistica que no tenía mucho atractivo para mí. Yo no estaba atraído por naturaleza a la liturgia, y no creía en absoluto en los sacramentos, aunque yo siempre tenía gran reverencia para la “Cena del Señor” y creí que algo real se impartía en ella.

    Por otro lado, yo nunca fui públicamente anticatólico. Habiendo tenido parte activo en trabajos apologéticos anticultos (especializando en russelismo o testigos de Jehová), yo comprendí rápidamente que el Catolicismo era completamente  diferente de los cultos, en eso de que tenía “doctrinas centrales” correctas, como la de la Trinidad y la Resurrección corporal de Cristo, así como una legitimidad histórica admirable; totalmente cristiana, aunque inmensamente inferior al evangelicalismo (6).

    Yo era, tu podrías decirlo, un típico evangélico de la especie que tenía cierto interés teológico un poco mayor del promedio. Yo me hice familiar con las obras de muchos de los “grandes”: C.S. Lewis, Francis Schaeffer, Josh McDowell, A.W. Tozer, Billy Graham, Hal Lindsey, John Stott, Chuck Colson, la revista Christianity Today, Keith Green y Ministerios “Last Days”, la Jesus Peopleen Chicago y revista Cornerstone, la hermandad Cristiana Inter.-Varsity(una organización universitaria), así como la escena de la música cristiana: del todo, influencias bastante beneficiosas como para no ser sentirse arrepentido del todo en absoluto.

    Mi fuerte interés en la evangelización y la apologética me llevó a volverme, con el permiso de mi iglesia, misionero en los campuses de la universidad durante cuatro años. Yo también me involucré en el movimiento pro vida, y en la Operación Rescate.

    Se me hizo claro rápidamente que los rescatadores católicos eran tan comprometidos a Cristo y piadosos como los evangélicos. En forma retrospectiva, no hay ningún suplente para la extendidamente cerrada observancia de los Católicos devotos. Yo me había encontrado con un sinnúmero de evangélicos que exhibían lo que yo pensé era un camino serio con Cristo, pero raramente con la intensidad como en la vida los Católicos. Yo empecé a hacerme amigo de mis hermanos católicos de los Rescates, y a veces en la cárcel, incluso sacerdotes y monjas. Aunque todavía escéptico teológicamente, mi admiración personal para con los católicos ortodoxos despegó como un misil Tomahawk.

    En el 1990 de enero yo empecé en un grupo de discusión ecuménico que yo moderaba. Tres amigos católicos conocedores del movimiento del Rescate, John McAlpine, Leno Poli, y Don McSween, empezaron a asistir. Sus reclamos para la Iglesia, particularmente lo concerniente a la infalibilidad papal y conciliar, me llevaron a zambullirme en un proyecto masivo de la investigación en ese asunto. Yo creí que yo había encontrado muchos errores y contradicciones a lo largo de la historia. Después yo comprendí, sin embargo, que mis muchos "ejemplos" no entraron en la categoría de declaraciones infalibles ni siquiera, como lo definido por el Concilio Vaticano de 1870. Yo también era un poco deshonesto porque yo pasaría por alto hechos históricos que confirmaban fuertemente la posición católica, como la aceptación temprana extendida de la Presencia Real, a sabiendas la autoridad del Obispo, y la comunión de los santos.

    Entretanto, yo estaba leyendo libros exclusivamente católicos (y todos los tratados cortos de las Respuestas Católicas (7) ), con una mente abierta, y mi respeto y entendimiento del Catolicismo crecieron por lo alto. Yo empecé (providencialmente) con El Espíritu del Catolicismo por Karl Adam, un libro demasiado extraordinario como para resumir adecuadamente aquí. Es, yo creo, un libro casi perfecto sobre el Catolicismo como un mundo y un estilo de vida, sobre todo porque una persona familiarizada con la teología católica básica. Yo leí los libros de Christopher Dawson, un gran historiador cultural, Joan Andrews (una heroína del movimiento del Rescate), y Thomas Merton, el famoso monje trapista, todos los cuales me impresionaron sumamente.

    Mis tres amigos de nuestro grupo de discusión continuaron respondiendo serenamente a casi los centenares de preguntas mías. Yo estaba asombrado por darme cuenta de que el Catolicismo parecía haber sido “bien pensado” - era un maravilloso y complejo sistema de creencias consistente incomparable con cualquier porción de evangelicalismo.

    En este momento yo me puse tremendamente preocupado por la aceptación protestante (y mi propia) aceptación libre y fácil de la contraconcepción. Yo vine a creer, de acuerdo con la Iglesia que una vez uno considera el placer sexual como un fin en sí mismo, entonces el llamado derecho al “aborto" no está lógicamente lejos. Mis amigos evangélicos de pro de-vida podrían ser fácilmente la excepción, pero el menos espiritualmente-dispuesto no habría hecho eso, como se ha confirmado por completo por la revolución sexual en total auge desde que el uso extendido de la Píldora empezó alrededor de 1960.

    Una vez una pareja piensa de que ellos pueden frustrar el deseo de Dios en el asunto de una posible concepción, entonces la noción de terminar un embarazo se sigue por una cierta lógica diabólica desprovista de la guía espiritual de la Iglesia.  En esto, como en otras áreas tales como el divorcio, la Iglesia es el innegablemente sabia y verdaderamente progresiva. G.K. Chesterton y Ronald Knox, los grandes apologistas, ya pudieron ver los graffitis en la pared alrededor de los años treinta.

    Yo estaba absolutamente asustado por el hecho de que ningún cuerpo cristiano había aceptado el anticoncepcionismo hasta que los anglicanos en 1930 lo hicieron, y la inevitable progresión en las naciones del anticoncepcionismo al aborto, como había sido mostrado irrefutablemente por el padre Paul Marx. Finalmente, un libro intitulado La Enseñanza de "Humanae Vitae" por John Ford, Germain Grisez, et al, me convenció de la distinción moral entre el anticoncepcionismo y la Planificación de la Familia Natural y me puso al borde.

    Yo acepté ahora una creencia muy "no-protestante", pero todavía incluso ni siquiera soñaba con hacerme católico (qué es, claro, inconcebible para un evangélico). Todavía yo era la presa cayendo al principio de conversión Chesterton - - ese que uno no puede ser justo con el Catolicismo sin empezar a admirarlo y comenzar a convencerse de él.

    Entretanto, mi esposa Judy que fue educada como católica y se volvió protestante antes de que nosotros nos conociéramos, también se había convencido independientemente de la equivocación del anticoncepcionismo. Ella se devolvió a la Iglesia el día en que yo fui recibido. ¡Que linda es la unidad! Entonces, en julio de 1990, yo ya estaba convencido de que el Catolicismo tenía la mejor teología moral que la de cualquier otro cuerpo cristiano, y grandemente respeté su sentido de comunidad, devoción, y contemplación.

    La teología moral y los elementos místicos intangibles empezaron a danzar el baile de la conversión para mí, y cada vez más se arraigaban profundamente dentro de mi alma; más allá de, pero no opuestos, a los cálculos racionales de mi mente - - lo qué el Cardenal Newman (8) llamó " El Sentido Ilativo”.

    Mi amigo católico, John, cansado de mi lata constante sobre los errores católicos y de adiciones a través de los siglos, sugirió que yo leyera el Ensayo sobre el Desarrollo de Doctrina Cristiana del Cardenal Newman. Este libro demolió completamente el esquema entero de historia de la Iglesia que yo había construido. Yo pensé, típicamente, esa Cristiandad temprana era protestante y ese Catolicismo era una corrupción tardía (aunque yo colocaba el derrumbamiento en la tardía Edad media en vez del tiempo usual de Constantino en el siglo IV).

    Martín Lutero, yo reconocía, había descubierto en Sola Scriptura los medios para limpiar los percebes católicos acumulados en la originalmente limpia e inmaculada nave cristiana. Newman, en contraste, explotó la noción de una nave sin percebes. Las naves siempre tienen percebes. La pregunta real era si la nave llegaría a su destino. La Tradición, para Newman, era como un timón y un volante, y era completamente necesaria para la guía y dirección. Como una carta de navegación.

    Newman demostró las características de los verdaderos desarrollos brillantemente, como opuesto a las corrupciones, dentro de la Iglesia visible e históricamente instituida por Cristo. Yo me encontré incapaz y sin voluntad de refutar su razonamiento, y un pedazo crucial del enigma se había puesto en el lugar - - la Tradición era ahora creíble y evidente a mí. Así empezó lo que de alguna forma se llamaba un "cambio del paradigma." Mientras leía el Ensayo yo experimenté un peculiar, intenso, e inexpresablemente sentimiento místico de reverencia para la idea de una Iglesia "Una, Santo, Católica y Apostólica." El Catolicismo era ahora pensable y yo caí de repente en una crisis intensa. Yo creía ahora en la Iglesia visible y sospechaba de que también era infalible. Una vez yo acepté la eclesiología católica, la teología siguió su curso como un asunto, y yo la acepté sin dificultad (incluso las doctrinas Marianas).

    Mis amigos católicos habían estado cultivando las tierras rocosas de mi voluntad y mi mente tan tercas durante casi un año, mientras plantaban las “Semillas Católicas”, que ahora rápidamente tomaron raíz y crecieron, para su gran sorpresa. ¡Yo había luchado lo más duro justamente antes de leer a Newman, en un esfuerzo desesperado por salvar mi Protestantismo, tanto como un hombre ahogándose sólo antes de que él sucumba! Yo continué la lectura, mientras intentaba activamente ahora persuadirse totalmente del Catolicismo, pasando por la autobiografía de Newman, el libro de Tom HowardEl Evangelicalismo no es suficiente, que me ayudó a apreciar al genio de la liturgia por vez primera, y dos libros de Chesterton (9) acerca del Catolicismo.

    Más o menos en este tiempo yo tuve una conversación con un viejo amigo, Al Kresta que también había sido mi pastor durante unos años y cuyas opiniones teológicas yo tenía en muy alta consideración. Yo admití ante él que yo estaba tremendamente en problemas con ciertos elementos de Protestantismo, y podría, quizás (pero era una noción improbable) estar pensando en volverme Católico. Para mi asombro, él me dijo que él también, estaba yéndose en la misma dirección, citando, en particular, el problema que la formulación y declaración del Canon de la Escritura tienen para las protestantes y su premisa de "Sólo Biblia".

    Estos tipos de eventos raros "confirmados" ayudaron a crear un sentimiento fuerte de que algo extraño simplemente estaba siguiéndose durante el período desconcertante antes de mi total conversión. Al estaba en tal crisis teológica (como estaba yo), que él renunció a su pastoral a los dos meses de nuestra conversación.

    También en este momento yo tuve el gran privilegio de encontrarme con el padre John Hardon, el eminente catequista jesuita, y empecé asistiendo a sus clases informales sobre la espiritualidad. Esto me dio la oportunidad de aprender personalmente de un sacerdote católico autoritativo, que también es un hombre deleitable y humilde. Después de siete semanas del tiempo de cuestionar mi sanidad alternadamente y llegar a nuevas cúspides de inmenso descubrimiento, el último soplo de muerte vino justo en la forma que yo había estado sospechado. Yo supe que si yo debía rechazar el Protestantismo, entonces yo tenía que examinar sus raíces históricas: la autodenominada Reforma protestante. Yo había leído previamente algún material acerca de Martín Lutero, y lo consideré uno de mis héroes más grandes. Yo acepté el mito normal de Lutero como el intrépido, el rebelde virtuoso contra la oscuridad de la tiranía católica y la superstición añadida a la “Temprana Cristiandad”.

    filosofía fue liberal, acabó siendo un conservador y fundó un diario para exponer sus opiniones con su amigo el escritor Hilaire Belloc, también conservador. El estilo brillante, vigoroso y agudo de Chesterton le hizo muy famoso. Aunque no se convirtió al catolicismo hasta 1922, casi todas sus obras lo defienden, al igual que la ortodoxia en general. (Tomado de MS Encarta 2003). Pero cuando yo estudié una gran porción del libro biográfico de seis volúmenes sobre Martín Lutero, Luther, del jesuita alemán Hartmann Grisar mi opinión de Lutero fue puesta patas arriba. Grisar me convenció de que los principios fundamentales de la Revolución protestante eran en total débiles. Yo siempre había rechazado las nociones de Lutero sobre la predestinación absoluta y la depravación total de humanidad. Ahora yo comprendí que si el hombre tuviera un libre albedrío, él no tenía porque ser declarado virtuoso meramente en un sentido judicial, abstracto, pero podría participar activamente en su redención y realmente podría hacerse virtuoso por la Gracia de Dios. Éste, de alguna forma, es el debate clásico sobre la Justificación.

    Yo aprendí muchos hechos desfavorablemente perturbadores acerca de Lutero; por ejemplo, su metodología existencial sumamente subjetiva, su desdén para la razón y el precedente histórico, y su intolerancia dictatorial hacia los puntos de vista contrarios, incluyendo aquéllos provenientes de sus compañeros protestantes (10). Éstos y otros descubrimientos me estaban aturdiendo, y me convenció más allá de toda duda de que él realmente no era un "reformador" de la Iglesia "pura" y pre-Nicena, sino mejor un revolucionario que creó una nueva teología en muchos, aunque no todos, los aspectos. El mito fue aniquilado.

    Ahora yo estaba "escéptico" con el concepto protestante común de la iglesia invisible, "redescubierta." Al final, mi amor innato por la historia jugó una parte crucial en mi abandono del Protestantismo, que tiende a prestar muy poca atención a la historia (como de hecho es necesario para retener cualquier nivel de verdad plausible en contra del Catolicismo).

    A estas alturas, se volvió, en mi opinión, un deber moral e intelectual el abandonar el Protestantismo en su forma evangélica. Aún no era fácil. Los viejos hábitos y percepciones mueren difícilmente, pero yo me negué a permitir que los sentimientos y prejuicios interfirieran con el proceso maravilloso de iluminación en el que predominó la gracia de Dios. Yo esperé expectante el último ímpetu para rendirme totalmente. El curso imprevisible de conversión llegó a su culminación el 6 de diciembre de 1990, mientras yo estaba leyendo la meditación del Cardenal Newman sobre “La Esperanza en Dios Creador" y en un momento comprendí de forma resuelta que yo ya debía de oponer resistencia alguna a la Iglesia Católica. Al final, como en la mayoría de las experiencias de los conversos, un miedo heladísimo toma su lugar, similar a los de los temblores de ante del matrimonio. En un momento, este último obstáculo desapareció, y una paz emocional y teológicamente tangible prevaleció.

    En los siguientes tres años desde mi conversión, han ocurrido algunas cosas asombrosas en nuestro círculo de amigos (yo no reclamo crédito para mi en éstos casos, tal vez una influencia pequeña, sino, la forma tan maravillosa en que Dios mueve los corazones de las gentes). Cuatro personas se han devuelto a la Iglesia de su niñez y tres, como yo, nos hemos convertido del protestantismo de toda la vida. Éstos incluyen a mi anterior pastor, Al y su esposa, Sally, uno de mis más buenos amigos y compañero frecuente en la comunidad evangélica y su esposa Lori; el amigo de toda la vida de Dan, Joe Polgar quien había estado virtualmente en el paganismo por unos años; otro amigo, Terri Navarra, y la hija de un amigo, Tom McGlynn, Jennifer. Adicionalmente, otra pareja que nosotros conocemos se habían convertido a la Ortodoxia Oriental, un segundo está pensando en serio sobre el mismo hecho, y una tercera pareja puede convertirse al Catolicismo. No es necesario decir, que muchos de nuestros amigos protestantes ven estos sucesos con trepidación enmudecida. ¡Uno de mis anteriores pastores, en el encuentro más acalorado que tuve desde que mi conversión, me llamó "blasfemo" porque yo creí que había más en la Tradición Cristiana que simplemente lo que es contenido en la Biblia! ¡Otro amigo buen que es un ministro bautista dice que aunque yo había cometido un error terrible, yo todavía estoy salvo debido a su creencia en la seguridad eterna! Después de todo, agradecidamente a Dios, ha sido una experiencia bastante suave entre nuestros amigos protestantes evangélicos. Muchos ignoran nuestro Catolicismo del todo. Yo creo que todos los Católicos pueden compartir estas experiencias que experimenté que he estado describiendo, en el sentido que cada nuevo descubrimiento de alguna verdad católica es igualmente estimulante. A medida en que todos nosotros crezcamos en nuestra fe, alegrémonos en los abundantes manantiales de deleite, así como en los tiempos instructivos de sufrimiento que

    Dios nos provee en su Cuerpo, totalmente manifestado en la Iglesia Católica. Yo me siento muy en casa en ella, tanto como podría esperarse en este lado de cielo.

    AD MAIOREM GLORIAM DEI

    Notas

    1 Famosísimo mago norteamericano de principios de siglo XX.

    2 Británico de origen israelí que dobló una cuchara sin tocarla, solo con la mente, en vivo y en directo (¡que berraco!)

    3 “Jesus Freak”, con el perdón de los lectores e incluso de la persona de Dave, otro de tantos inventos norteamericanos e ingleses para convencer a la gentes sobre la soberanía de Jesucristo Nuestro Señor en nuestras vidas, pero cayendo en un sincretismo que raya con lo pagano y lo vicioso. La persona de Jesús no necesita de tales espectáculos y doctrinas tan showbiz para ser proclamado. (nota del traductor)

    4 Grupo sectario pentecostal. Es considerado en toda Europa como secta peligrosa y es prohibido en Rusia. John Ashcroft pertenece a esta secta y su nombramiento como Fiscal General de EEUU causó gran conmoción en los medios (en el Tercer Mundo no, ¿porqué?)

    5 Sin más ni más. Este fenómeno se está dando mucho en América Latina, pues no hay educación al respecto de las sectas pentecostales. Se hacen llamar así mismos como cristianos aún en mella de la verdadera Fe Universal en Jesucristo.

    6 (??????)

    7 John Keating´s Catholic Answers. www.Catholic.com (debería haber una sección en español <reclamo del traductor>)

    8 El Venerable John Henry Newman, escritor inglés. Campeón del Catolicismo en Inglaterra. Cardenal de la Iglesia en 1877. Su motto cardenalicio: Ex umbris et Imanigibus ad Veritatem(De las sombras y las imágenes a la Luz que da la Verdad)

    9 Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), escritor inglés, nacido en Londres. Aunque al principio su

    10 Entre otras cosas, mandó a quemar anabaptistas y a su líder Thomas Müntzer y a colgarlos de los capiteles de los templos (¿?). Escribió un manual sobre como hacer una Noche de los Cristales Rotos y genocidios. 400 años después su hijo espiritual lo hizo en Alemania. Abandonó a los campesinos y se unió al Estado (Tomado de My Beliefs de Hermman Hesse) (Nota del traductor, quien también lo consideraba un héroe).

Las Oraciones de Dos Frailes.

Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
 
Dos oraciones diferentes

Perdona si no alcanzo a decirte algo más profundo y más sincero. Sé que me conoces y sabes que no llego a más.
 
Dos oraciones diferentes
Dos oraciones diferentes

Los frailes entraron, mientras anochecía, a la capilla. El calor era realmente intenso, hasta el punto de que el sudor corría por las frentes, las espaldas, los brazos y las manos.

En el fondo del ábside, un tabernáculo y un crucifijo. Dos frailes miraban al Sagrario con actitudes muy diferentes.

El primero musitaba en su corazón: “¿Qué hago aquí, encerrado en la capilla, cuando podría estar fuera, tomando el fresco? ¿Qué sentido tiene este sudor y este desasosiego? Ojalá pronto pase esta ola de calor y podamos estar más frescos.

En cierto modo, soy culpable de estar aquí, quejándome. Porque un día renuncié a una vida más cómoda y tranquila, porque quise vivir pobremente, porque soñé con seguir las huellas de Cristo y servir a los hombres mis hermanos.

Pero ahora me agobia este calor, hasta el punto de que no le encuentro sentido a estos momentos de encierro en una capilla, casi sin aire, con hábitos que resultan incómodos, con un cansancio profundo en mi corazón. ¿Será que he perdido el norte de mi vida? ¿O tendrán razón quienes dicen que yo, como tantos otros religiosos, somos unos seres fracasados e insensatos, que nos apartamos de los beneficios del progreso para escoger modos de vida irracionales?”

El segundo fraile sudaba como el primero, pero mantenía un diálogo muy diferente con Cristo presente en el Sagrario.

“Señor, otra vez me tienes aquí, ante Ti. Con mis pecados, con mis debilidades, con mi cansancio, con mis penas, con los sufrimientos de las personas que viven a mi lado o tal vez lejos. Pero es hermoso saber que me escuchas, que me consuelas, que me ayudas, que me levantas, que me perdonas.

Vale la pena este pequeño sacrificio que Te ofrezco por el mundo, por quienes sufren sin sentido, por quienes lloran sin consuelo, por quienes callan porque piensan que nadie les escucha, por quienes mueren y van a tu presencia.

Sé que mi oración es pequeña y pobre. Tú sabes que no tengo un corazón contemplativo. Pero quisiera que estos momentos, por encima del sudor y de las incomodidades, fueran una renovación de ese sí que te di, hace ya años, para seguirte, para estar contigo, para ayudar a mis hermanos, que son también tuyos.

Perdona si no alcanzo a decirte algo más profundo y más sincero. Sé que me conoces y sabes que no llego a más en estas circunstancias. Pero me alegra mucho ver que estás entre nosotros, que no abandonas a tu pueblo, que buscas al perdido, que perdonas al que cae por culpa del pecado.

Aquí me tienes. Dispón de mi vida, de mi tiempo, de mis ilusiones, de mi mente, de mi corazón, para lo que sea. Cuenta también con mis sudores, hoy en esta capilla, mañana en cualquier lugar donde me lleves.


Y permíteme que te diga, nuevamente, que Te quiero, quizá con un corazón cansado por el paso del tiempo, pero todavía con esa fuerza que Tú me das, para seguir adelante, al menos durante las próximas horas, en este camino maravilloso que recorro tras tus huellas”.

¿Puedo asistir a un médium para poder comunicarme con mi abuelita que murió hace un año?

http://www.dreadcentral.com/img/news/may08/ouija.jpg
 
¿Puedo asistir a un médium para poder comunicarme con mi abuelita que murió hace un año?
 
Responde el P. Miguel Ángel Fuentes, IVE

Pregunta:

Otra inquietud que tengo (y le pido que me orientae) es respecto a las personas que se hacen llamar Medium, que supuestamente se comunican con las personas fallecidas. Yo tengo ganas de ir a uno que me han recomendado, pues hace un año murió mi abuelita, a quien extraño mucho, y me gustaría probar si puedo volver a verla o escucharla. Mi consulta es: ¿dicen la verdad estas personas? Si voy a alguna de ellas ¿estoy en contra de la Iglesia católica?
 

Respuesta:

Estimado:

Respecto de los mediums, la Iglesia reprueba el recurso a los mismos, pues está ligado a la práctica del espiritismo, la cual representa la máxima superstición de los tiempos actuales, que procura hacer adeptos adivinando el porvenir y curando las enfermedades. Pretende descubrir lo referente a otra vida, interrogando a los espíritus de los difuntos por medio de un intermediario (medium) en trance. Es adivinación, es la pretensión de querer conocer lo que Dios conoce pero al margen del mismo Dios, que fue el pecado de Adán y Eva. Representa, por tanto, una culpa grave de idolatría y superstición y una falta contra la verdadera virtud de la religión (cf. Dt 18,9-12; Lev 20,6; 27).

El espiritismo es la práctica de invocar a los espíritus, principalmente de los muertos conocidos, con el fin principal de averiguar por medio de ellos cosas ocultas.

Iniciado a medidados del siglo xix por las hermanas Fox en los Estados Unidos de América, alcanzó rápidamente enorme difusión en todo el mundo. En 1900 había en los Estados Unidos unos 10.000 mediums, 350 oradores propagandistas y 82 templos (pues el espiritismo evolucionó en verdadera secta religiosa). Hoy en día está muy extendido, en particular por medio de la New Age. Hay varias prácticas que se relacionan directamente con el espíritismo y la mediumnidad; por ejemplo, lo que llaman 'Channeling' y que no es otra cosa que espíritismo simple y corriente; tambien el llamado 'Tablero Ouija' o 'Juego de la copa', muy peligroso espiritual y psicológicamente.

He aquí el juicio moral que debe merecernos el espiritismo, según el P. Antonio Royo Marín:

1.° Algunos fenómenos sorprendentes producidos en las sesiones espiritistas podrían explicarse por causas puramente naturales.

2º. La inmensa mayoría de ellos se deben al fraude más burdo y a la más indigna superchería, como se ha comprobado millares de veces y han confesado multitud de mediums, tales como una de las mismas hermanas Fox, Slade, Coock, Rothe, Palladino, Home, Guzik, etc., etc.

3.° Algunos fenómenos, muy pocos, si fueran ciertos, habría que atribuirlos a intervención expresa del demonio (por ejemplo, el conocimiento de cosas que trascienden las fuerzas humanas, aprender instantáneamente una lengua desconocida, etc.), ya que de ningún modo pueden atribuirse a Dios o a los ángeles, puesto que no pueden prestar su colaboración a las sesiones espiritistas, expresamente prohibidas por la Iglesia.

4.° La asistencia activa o pasiva a las sesiones espiritistas está gravemente prohibida por la Iglesia. El Santo Oficio, con fecha 24 de abril de 1917, contestó negativamente en todas sus partes a la siguiente pregunta: 'Si es lícito por el que llaman medium, o sin el medium, empleado o no el hipnotismo, asistir a cualesquiera conversaciones o manifestaciones espiritistas, siquiera a las que presentan apariencia de honestidad o de piedad, ora interrogando a las almas o espíritus, ora oyendo sus respuestas, ora sólo mirando, aun con protesta tácita o expresa de no querer tener parte alguna con los espíritus malignos' (D 2182). Se comprende que sea así por la cooperación material a una cosa de suyo ilícita, por el escándalo de los demás y por los graves peligros para la propia fe y costumbres que presentan esas sesiones.

El R. P. Carlos María de Heredia, S. I., ha puesto de manifiesto el carácter fraudulento del espiritismo en su interesante y sugestivo libro Los fraudes espiritistas y los fenómenos metapsíquicos (Buenos Aires 1946).

Añadamos que, según reconocidos exorcistas, como el P. Gabriel Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, el espiritismo y el juego con las cosas ocultas, es una de las principales causas de posesión diabólica o de otros influjos demoníacos.

Dieta Para Dejar de Fumar.

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Dieta Para Dejar de Fumar.

Nunca es tarde para dejar de fumar. Si has fracasado en todos tus intentos para abandonar este mal hábito, todavía no des la batalla por perdida porque aquí te proponemos más consejos para ayudarte. Y esta vez los trucos para dejar de fumar vienen por el lado de los alimentos que consumes.

Así como hay dietas vegetarianas, dietas para adelgazar o dietas para engordar, también los fumadores pueden seguir un plan de alimentación específico para librarse poco a poco de la adicción al cigarrillo. ¿Eres un fumador desesperado por dejar? Conoce la dieta para dejar de fumar que te damos a conocer a continuación.

Aquí está la lista de alimentos que te ayudarán a dejar el cigarrillo.

    * Leche, yogur u otros productos lácteos. ¿Sabías que un vaso de leche antes de fumar hace que el sabor del cigarrillo sea muy desagradable? Si bebes productos lácteos con frecuencia, tendrás menos ganas de fumar porque recordarás ese gusto amargo asqueroso. De hecho, muchos expertos recomiendan mojar los cigarrillos en leche para despegarnos de este hábito.

    * Jugo de naranja. La adicción al tabaco genera pérdida de vitamina C en el organismo, que se acostumbra en cambio a las sustancias tóxicas que aporta la nicotina. Si consumes más jugos naturales, como jugo de naranja, limón o de otras frutas cítricas, tu cuerpo recuperará las vitaminas que necesita y al mismo tiempo se librará de la dependencia a la nicotina.

    * Apio. El apio es un truco para dejar de fumar porque, al igual que otros vegetales como el pepino, la calabaza, las berenjenas y las judías, también afecta el sabor del cigarrillo. Además, los especialistas aseguran que reduce la adicción a la nicotina.

    * Brócoli. Este alimento es muy poderoso para todos, pues disminuye los riesgos de enfermedades pulmonares, incluyendo el cáncer de pulmón. Sin embargo, los fumadores no pueden beneficiarse demasiado de ello porque la nicotina reduce el efecto del sulforafano, el componente del brócoli que protege los pulmones.

    * Vino tinto. Ya te hemos hablado de los beneficios del vino tinto. Aquí repasamos uno: disminuye el peligro de cáncer de pulmón en fumadores y no fumadores. Bebe una copa de vino al día, no más, para disfrutar de sus beneficios sin caer en el alcoholismo.

Wednesday, March 16, 2011

SANACIÓN DE LOS MORIBUNDOS.

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SANACIÓN DE LOS MORIBUNDOS.

Este tema es un poco extenso pero considero que es uno de los mas importantes de los que les he presentado en este Blog. Pongase en la presencia de Jesus de la Mano de nuestra Madre Maria y vaya entendiendo y comprendiendo cada paso que a continuacion se escriben.


Tal vez suene algo extraño hablar de la sanación de alguien que inevitablemente va a morir. Muchas veces, o la mayoría de ellas, evitamos hablar de la muerte. Pero evidentemente tendremos que enfrentarnos a ella, en el momento precisado por Dios.


No es un tema que se pueda tratar a la ligera, y por ello hemos querido basarnos en las experiencias de 3 hermanos dedicados a la oración de sanación, Mary Jane Linn, Matthew Linn, y Dennis Linn, reconocidos en el tema de la sanación.


Las palabras y los hechos de Jesús cuando murió, son las que mejor describen, no sólo lo que Jesús necesitaba, sino lo que cada hombre necesita antes de morir.


Puesto que era Dios y hombre, necesitaba vivir como hombre plenamente "sanado" antes de estar preparado a morir. Las últimas siete palabras y actos de Jesús lo ayudaron a su sanación absoluta.


A través de la experiencia de los autores, veremos cómo acompañar a los moribundos, para que sean llevados por Jesús, en sus últimas siete palabras o actos, a fin de que también ellos mueran plenamente realizados y sanados.


PRIMERA PALABRA:


"PADRE PERDÓNALES PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN" (Lucas,23,34)


Esta primera palabra hizo que Jesús fuera un hombre de completo perdón, un hombre logrado y sanado en el área del perdón.


El moribundo necesita, también, ser un hombre sanado en el área del perdón, para verse libre y liberado. Es una necesidad natural para lo cual hay que intentar ayudarle.


Para poder entender el mundo de los moribundos, comienza tú a enfrentarte al propio miedo a la muerte.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


Estas preguntas ayudarán a concientizar nuestros sentimientos sobre el tema.


1. -¿Hay alguien a quién ahora necesito perdonar?


2. -¿En qué aspectos de mi vida necesito el perdón?


1. Estas reflexiones se pueden realizar haciendo una lista de los que piensa, que le hubieren dañado. Padres, hermanos, hijos, maestros, patrones, empleados, médicos, enfermeras, amigos, etc.etc
2. Cuando recuerde un rostro por quién no siente gratitud, dígale a Jesús por qué se siente así. Luego pídale el don de poder amar a esa persona como Él lo hace.
3. Intente visualizar los ojos de Jesús crucificado e interiorizarse en ellos, uniéndose a los que le han herido. "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen "
4. Véase abrazando a esa persona con el amor de sanación de Jesús, y pídele que bendiga a esa persona.
5. Esto repítalo con la siguiente persona.


ORACIÓN


Señor Jesús, aún aquellos a quienes curaste, gritaron "crucifícalo", y te clavaron en la cruz de pies y manos. Tus doce mejores amigos te traicionaron, te negaron o se escabulleron hacia los vértices seguros de la multitud mofante. Pero aun cuando te escupían, tratabas de amar más a aquellos que se encontraban tan heridos e inseguros que no dejaban de darte golpes. Y cuando las ondas dolorosas sacudían tu cuerpo desafiaste el amor del Padre para curar a los resentidos que ni siquiera lo podían entender. "Padre, perdónales porque no saben lo que hicieron". Jesús, concédeme decirlo contigo hasta que me sienta capaz de abrazar a cada persona que te hirió dentro de mí. Entonces deja que los sostenga y los llene con tu amor de sanación, hasta que realmente sepan que tú y yo daríamos nuestras vidas por ellos.


SEGUNDA PALABRA:


"HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO" (Lucas 23,43)


Jesús entregó el paraíso, antes de morir, al Ladrón que se sacrificaba a su lado; no pudo hacerlo ni a Pedro, ni a ninguno de sus discípulos, sino al ladrón, ante una petición que éste le hizo: "acuérdate de mí, cuando estés en tu reino"; y le dio la vida eterna.


Me he dado cuenta, nos dice el autor, al estar con los moribundos, de que antes de que puedan morir, deben, por decirlo así, reunir su paraíso y dárselo a alguien. La persona necesita vaciarse de lo que constituye su paraíso. Para cada persona este paraíso es algo distinto; puede ser su vida cultural, su trabajo, creatividad, arte, e incluso una oración para su familia. Y lo quieren expresar a alguien que les entienda; pero no siempre pueden escoger a quién se lo entregue. La mayoría de las veces, como en el caso de Jesús, lo entregó a quién tenía a su lado. Y al entregarlo, queda un vacío que Jesús lo llena con la vida eterna.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


1.-¿ Qué Paraíso me pertenece para poder darlo?


2.-¿A Quién se lo daré?


3.-¿ Qué he recibido de alguien que haya muerto?


1. Pide a Jesús que te muestre lo que te ha dado, para que tú lo pases más adelante.
2. Pídele que puedas ver los rostros de los que necesitan lo que tú puedas dar.
3. Deja que Jesús te muestre cuándo y cómo has de dar lo que te pide que des.
4. Repite este ejercicio con otras cosas o encargos que Jesús quisiera que tú pasaras más adelante.


ORACION


Jesús, en tu último día, entregaste muchas cosas. Diste tu casa del Paraíso a un ladrón, tus vestidos a unos soldados, y hasta tu retrato a la Verónica que te limpió el rostro. En la última cena diste tu vida y tu misión de reunirnos en un solo Cuerpo, y lavaste nuestros pies para que unos con otros hiciéramos lo mismo.


Jesús, muéstrame qué es lo que puedo pasar a otro: mis tesoros, una palabra alentadora, los pocos medios con los que puedo servir y con los que puedo animar a otros a servir.


No permitas que sólo vea a mis amigos, sino también el rostro del extraño ladrón que necesita lo que pueda compartir con él. Ayúdame a dar un poco de paraíso hoy mismo.


TERCERA PALABRA:


"MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO. AHÍ TIENES A TU MADRE" (Jn19,27)


Muchas veces no sabemos, o creemos no necesaria nuestra presencia junto al hermano moribundo. Momentos en que, tal vez, seamos depositarios de los deseos y "tesoros" del moribundo y que él quiere entregar. O puede ser la petición de ver a un familiar para decirle algo, o simplemente verlo.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


1. - ¿Quién está esperándome?


2. -¿A quién voy a esperar?


3. -¿Qué espero decirles?


4. -¿Qué espero que me digan?


1. Pide a Jesús que te muestre los rostros de los que te han amado y moldeado a través de los años. Da gracias por el regalo que es cada uno de ellos para ti.
2. De entre esos rostros escoge a la persona a quien más difícilmente dejarás. En tu interior toma de la mano a esta persona y comparte con Jesús lo mucho que la quieres.
3. Después de todo eso, pon esa mano en las de Jesús y María, y pídeles que cumplan con los deseos de tu corazón.
4. Cuando sientas que Jesús y María aman a esta persona aún más de lo que tú puedes, permíteles que le tomen bajo su protección y cuidado.
5. Repite esto con la siguiente persona que te parezca más difícil de dejar.


ORACIÓN


Jesús, tu madre María fue la primera y la última que te amó. Conservó siempre en su corazón los recuerdos de tu sonrisa, y meditó cada una de tus palabras. Conoció tus secretos como cuando convertiste el agua en vino, a pesar de que todavía no llegaba tu hora. Vivió solo para ti. No había nadie que te amara tanto o se condoliera tanto cuando colgabas de la Cruz. Tú quisiste darle tu más grande tesoro en la tierra y le entregaste a Juan, tu mejor amigo, para que tú le siguieras amando en la forma que ya no podías hacerlo. "Hijo, he ahí a tu madre, Madre, he aquí a tu hijo". Jesús, permíteme ver los rostros de los que me han amado a través de los años. Enséñame a los que ríen cuando yo río, a los que lloran cuando lloro, a los que más me extrañan. ¿A quién me dolerá más dejar? María y Jesús, les doy a esta persona, mi tesoro. Permíteme que les diga cómo quiera que amen y protejan a mi amigo. Muéstrame cómo sostendrán sus manos para siempre.


CUARTA PALABRA:


"DIOS MIO, DIOS MIO, ¿PORQUÉ ME HAS ABANDONADO? (Mateo 27,46)


Cuando Jesús moría, se angustió, y su angustia debía ser escuchada.


Esta es la angustia que sufre quién está a punto de morir. El miedo a morir, la depresión mental, la tristeza y el desaliento que experimenta, el sentirse debilitado progresivamente, hace que le surjan autoacusaciones y torturas interiores.


Quienes están, en esos momentos cruciales, ayudándoles, escuchándoles, recibiendo sus sentimientos de miedo, de ansiedad, de angustia, de soledad, orando junto a ellos, en situaciones físicamente desagradables, pueden llegar a sentir, rechazo, repugnancia, cansancio, deseos de no volver más, porque experimentan también ellos, ese momento final. Ese sentimiento de repugnancia es lo que hace a muchas personas no acercarse a los moribundos. Son momentos de sacar fuerzas del dulce nombre de Jesús, Jesús, Jesús, para poder conseguir nuevamente la paz interior. Es también necesaria una oración, pidiendo al Señor que libere al enfermo del miedo, angustia, etc. y le conceda la gracia del amor y de la paz.


De esta manera hemos ayudado a expirar al hermano, compartiendo su debilidad, sin juicio ni condenación. Esta manera de ayudar a otro a pasar por el trance de la muerte, ha sido estudiada por la doctora Elizabeth Kubler-Ross, que afirma: Cuando ayudamos a las personas a expresar sus sentimientos sin juzgarlos, y cuando estos sentimientos son escuchados por alguien que quiere oírlos, entonces pueden pasar rápidamente por el trance de la muerte. Nuestra presencia es tremendamente necesaria.


¿No será que la muerte resulte repulsiva para el agonizante? ¿Cómo podríamos huir de alguien que esté experimentando su propia repulsividad? El demonio es el que desea que huyamos y dejemos sola a la persona. Pero Jesús es victorioso; una oración profundamente sincera, hecha en nombre de Jesús, puede mandar al demonio a su lugar. El hecho de pedir a Jesús la liberación del miedo, la ansiedad, el dolor, para un moribundo, mientras nos mantenemos vigilantes, es frecuentemente para terminar con todo aquello que vaya contra el descanso y la paz de la persona.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


1. -¿Cuándo he tenido más miedo?


2. -¿Qué conflictos me disgustan más?


3. -¿En donde encuentro paz cuando me siento así?


1. -¿A qué tipo de muerte le tienes más miedo? Señálalo con una palabra: dolor, soledad locura, desahucio, parálisis, etc.
2. Ante Jesús crucificado, exhala el aire de tus pulmones, mientras dices la palabra señalada, vaciándote de ese miedo, al tiempo que echas fuera la última porción de aire. Toma aire diciendo "Jesús", y absorbe su poder para que cambie lo que puede ser cambiado, y para que puedas soportar lo que debe ser soportado (2 cor.12,8-10)
3. Continúa haciendo esto, hasta que ya no tengas que echar fuera ningún miedo.
4. Comunica el poder y el amor de Jesús a otros que estén enfrentándose a estos miedos. Ve diciendo el nombre de la persona: "Juan...... Ana...... Pedro......."


ORACIÓN


Jesús, Tú te enfrentaste a todos tus sufrimientos. Cuando tu cuerpo se sacudía por el dolor y tus amigos se escondían, parecía que aún el Padre no se preocupaba. Preguntaste: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" ¿Por qué te enfrentabas a tanto, tú solo?


Jesús, cuando me llegue la muerte, déjame enfrentarme a la angustia para poder así compartir con el Padre todos mis temores. Hazme capaz de ver cuán enferma pueda estar, de modo que pueda así recibir todas las atenciones que Tu Padre vaya a tener conmigo. Protégeme del dolor, de la soledad, de la parálisis y de la falta de lucidez, a las que tengo tanto miedo pues he visto a tantos morir. Si algo tengo que enfrentar, camina junto a mí, para que mis sufrimientos se hagan tuyos. Soy un cobarde. Tómame de la mano.


QUINTA PALABRA:


TENGO SED (Jn 19,28)


Jesús tuvo sed y atendieron a sus necesidades físicas. Así también los enfermos anhelan comodidades para su cuerpo. Anhelan su propia cama, su cuarto, sus pertenencias, estar con sus familiares. Hay quienes sufren de enfermedades terminales muy dolorosas, y saben que su fin está próximo, de allí, su deseo de abandonar el centro hospitalario para estar con quienes han vivido o han disfrutado durante toda la vida, y quieren encontrar la paz y sosiego para su espíritu y su cuerpo dolorido.


Estos enfermos necesitan que se les atienda en sus necesidades corporales, darles el calor de nuestra mano, en una oración callada para que la paz continúe aún más allá.


Estos enfermos parece que saben cuando les llega el momento. Y cuando se sienten preparados para morir, solo desean pequeñas cosas, como un cojín predilecto, una taza de té, el calor de una mano amiga. En esto podemos cifrar "tengo sed".


.PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


1. ¿En donde quiero morir?
2. ¿Quiénes me gustaría que estuvieran allí?
3. ¿Qué me gustaría que estas personas hicieran por mí?
4. ¿Qué cosas me gustaría que estuvieran cercanas a mí?


a) - Imagínate agonizante en la forma en que te gustaría morir, en donde quieres estar, con qué amigos, diciendo tal o cual cosa, habiendo hecho lo que sueñas hacer. ¿Qué es lo que necesitas hacer para morir así? Comparte esto con Jesús.


b). - Dile a Jesús que te ayude a saber lo que, a la hora de tu muerte, te gustaría haber hecho ahora


ORACIÓN


Jesús, al perder tu sangre te deshidrataste y padeciste una sed frenética. Pero tenías una sed aún más profunda, la de tu Padre y tus amigos, por lo que rehusaste beber. Añorabas el cielo y dijiste," no beberé de nuevo del fruto de la vid, hasta que llegue mi Reino" (Mat.26, 29).


Jesús, déjame compartir contigo no sólo mi miedo a la muerte sino también mi sed de morir a gusto, morir, en dónde quiero morir, y a quién necesito tener a mi lado, y la forma en que me gustaría pasar mis últimas horas. Jesús, ¿cómo te gustaría que muriera?.


Para adquirir la libertad de escoger la voluntad de Dios, a San Ignacio le gustaba imaginarse en su lecho de muerte para ver así las decisiones que tomaría.


SEXTA PALABRA:


TODO ESTÁ CONSUMADO (Jn 19,30)


Estos son los momentos en que mirando la trayectoria de la vida, nos detenemos frente a lo vivido, a los planes cumplidos y los no cumplidos; en una palabra escribimos nuestra autobiografía.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR


1. - Si te dieran la oportunidad de vivir la vida nuevamente. ¿Qué escogerías otra vez?
2. - Vamos a omitir entrar en detalles.....¿Qué quiero que los demás recuerden de mí?


a) - Imagínate sentado con Jesús, ante una fogata, en una noche fría. Escucha el crepitar de las brasas, y a Jesús que te pregunta. ¿Cuáles fueron los momentos más felices de tu vida? Con gratitud comparte con Jesús las escenas que vengan a la memoria.


b) - Cuando lo hayas compartido suficientemente, pregunta a Jesús: ¿Cuál consideras que fue el mejor momento de mi vida?.


c) - Termina dando gracias a Jesús y diciéndole lo que está en tu corazón.


ORACIÓN


Jesús, no teniendo ya más fuerzas para vivir, agradeciste al Padre todas las ocasiones en que tuviste la oportunidad de escoger la vida. ¿En qué momentos viviste con mayor plenitud?¿Fue cuando abrazaste a Lázaro después de su resurrección, o cuando celebrabas con todos en Canaán tu primer milagro? ¿Fue también cuando mostraste tu completo amor a los demás y les lavaste los pies y también cuando les diste tu cuerpo y tu sangre en la Última Cena? ¿Cuándo te sentiste más amado? ¿Qué te impulsa a decir que tu vida tuvo un sentido y que entonces todo estaba consumado?


Jesús, muéstrame los momentos más logrados de mi vida, las ocasiones en que he amado y he sido amado. ¿Cuándo fui más feliz? ¿Más compasivo, más generoso, más agradecido? Muéstrame quién me amó más, y cómo tal persona cautivó mi mirada como para hacerme feliz y sentirme realizado. Si me dieran la oportunidad de vivir nuevamente, ¿qué escogería repetir otra vez?. Permíteme, Señor, agradecerte las ocasiones en que pude realmente escoger la vida.


SEPTIMA PALABRA:


PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU (Lc. 23,46)


Llegado el final del sufrimiento, se han ido cumpliendo las palabras que Jesús pronunció al final de su vida. Ya no quedan mas fuerzas, solo abandonarse en los brazos del Padre, del amor del Padre. Ahora solo queda una oración para el momento de la muerte "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".


1. - Siéntese o acuéstese en un cálido mediodía relajante, como en el amor del Padre.


2. - Empezando por la frente, póngala primero tensa y luego relájela diciendo "Padre" y sométale todo aquello que la pone tensa y todo lo que su mente pueda hacer. Después baje hacia los ojos y haga con ellos lo mismo. Vaya después, parte por parte, con sus oídos , cara, cuello, etcétera, hasta que llegue a los pies. Con todo su cuerpo ya relajado inspire y expire el amor del Padre.


3. - Cuando termine, diga lentamente el Padre Nuestro.


PAZ, COMO MI PADRE ME ENVIÓ, ASÍ OS ENVÍO YO. (Jn, 20,21)


Después de la muerte de un ser querido, se vierten muchas lágrimas, y se hacen muchas preguntas.


¿Por qué mi padre tuvo que morir tan desgastado y destruido por el cáncer en la garganta, dificultándole sus últimas palabras? ¿Por qué los médicos no se lo diagnosticaron antes, de modo que hubiera vivido algunos años más? Hubiéramos sido tan amigos y mis niños se hubieran balanceado en sus rodillas. ¿Por qué no podía abrazarlo, aunque su cáncer fuera tan repulsivo? Me había dado todo lo que pudo y yo ni siquiera me preocupé por atenderlo. ¿Por qué lo tomé como un hecho consumado? ¿Por qué nunca le dije que me apenaba por ello?. Si por lo menos se lo hubiera dicho... si por lo menos me hubiera abrazado y me hubiese dicho..... ¿Moriré yo de la misma manera, del cáncer en la garganta, tan presente en mi familia?


Estas preguntas brotan de una mordiente soledad y gran vacío.


Los autores de la Sanación de los Moribundos, los Hnos. Linn, experimentaron la pérdida de sus seres queridos, la angustia, el dolor, la soledad, el vacío, etc. y trabajaron y oraron por la sanación de otras personas, que se encontraban paralizadas por la pérdida de un ser querido.


Nos dicen que en una ocasión, un joven empezó a rezar después que había muerto su padre, y se vio libre de la homosexualidad que comenzó cuando perdió el amor de su padre.


Una madre con 4 hijos se vio libre del insomnio y de las pesadillas, cuando se perdonó a sí misma de la culpa que tenía por haber contribuido al alcoholismo de su hermano y a su muerte. Otro se vio liberado del dolor que le causaba un malestar crónico de un nervio del cuello, cuando le entregó al Señor la carga que le agobiaba un sentimiento de culpa por no haber estado presente en la muerte de su padre. Tuvo que perdonar a su padre, quién le había dicho "me dejaste en un asilo para hacerme a un lado", y tuvo que perdonarse a sí misma porque realmente lo había querido hacer a un lado cuando le colmó la paciencia. Para ella como para otros, el alivio vino cuando fueron capaces de poder perdonar y ser perdonados a través de Jesús.


Al orar, con ocasión de la pérdida de un ser querido, la oración de sanación sigue a menudo un esquema dialogal.


1. - Pido a Jesús que la persona muerta se me haga presente a través del corazón de Jesús.


2. - Comparto con el desaparecido todo lo que estoy sintiendo ahora y todo lo que deseo haber dicho o echo cuando él vivía


3, - Escucho lo que Jesús me dice o hace por mí, y espero para que el ser querido me conduzca a Jesús.


Quizá parezca extraño, que seamos capaces de pedir a Jesús y a nuestros seres queridos desaparecidos que se nos hagan presentes, cuando la Escritura nos prohibe (sin Jesús) consultar a los muertos para saber el futuro. (Dt.18) La Escritura misma nos da el ejemplo de estar amorosamente presentes con los difuntos cuando nos narra cómo Jesús y Pedro estuvieron presentes en la aparición de Moisés y Elías en la Tranfiguración (Mc 9,2-8)


De la misma forma, con Jesús mediador, nosotros también podemos hacernos presentes a nuestros seres queridos para decirles lo mucho que les queremos y perdonamos.


Al orar podemos decir "Jesús, déjame escuchar sólo lo que quieres decirme cuando estás presente en José... ó Rosa... quién me ama". Puesto que el amor va mas allá de la muerte (1Cor.13) en el grado en que no amemos y perdonemos a nuestros difuntos, les impedimos que amen y sean amados por Jesús, quién está en nosotros. Como Moisés con su rostro cubierto ante Dios, así ellos al mirar a Jesús, sienten también la vergüenza de herirlo en nosotros, hasta que les perdonamos y liberamos.


Puesto que todos formamos parte en el Cuerpo de Jesús, podemos ayudarnos mutuamente, por medio de este amor y perdón, como la mano derecha ayuda a la izquierda.


La tradición de la Iglesia nos alienta a orar amorosamente por los difuntos. Jesús vivió en el mundo judío en que los macabeos habían llevado al pueblo "de modo noble y excelente" a ofrecer oraciones y sacrificios por los soldados muertos, a fin de que fuesen librados de sus pecados (2 Mac.12,42,46


Jesús oró por los difuntos, como en el caso del hijo de la viuda de Naim (Luc 7,11,17), y Lázaro (Jn 11). .


Tenemos como seguidores de Jesús a San Cipriano, que se refiere a las misas para difuntos desde el tiempo de los apóstoles.


Tertuliano que en el siglo III insistía en la necesidad de orar por la muerte de los difuntos.


Santa Mónica, que pidió durante 16 años por la conversión de S. Agustín, le dijo en sus últimas palabras: "deposita este cuerpo donde quieras; no te preocupes de su cuidado. Sólo te pido, que donde quiera que estés, me recuerdes en el Altar del Señor. (Confesiones IX, cap. 11). Y otros santos como Santa Teresa de Avila, el Cura de Ars, y Santa Perpetua vieron a las almas del purgatorio, oraron por ellas, y las vieron arribar a la Vida Eterna. Santa Perpetua vio, en su oración, a su difunto hermano Dinócrates herido y padeciendo en un desierto. Después de algunos días de orar por él, volvió a verlo curado y agradecido con ella. E incluso la muerte no nos puede separa del amor de Dios, el cual podemos comunicar a otros por la oración en Jesús. (Rom.8, 38-39).


Podemos suponer que un amigo difunto ha decidido separarse de Jesús por la eternidad.


Por ejemplo, una persona que se haya suicidado, la conclusión general suele ser que merecía la condenación eterna. Pero las presiones que llevan a una persona a suicidarse, o a una vida criminal, generalmente no permiten que la libertad rechace en forma total a Cristo, que quiere llevar a todos los hombres a El (Jn.12,32). Conocemos la existencia de la condenación, pero como San Francisco de Sales lo aclara, no tenemos derecho a concluir que un pecador esté condenado, sino que debemos respetar el secreto de Dios que quiere salvar a todos. No hemos sido llamados para ser jueces, sino sólo para orar por los difuntos en los espacios que éstos dejen abiertos para el amor de Jesús en nosotros.


Si podemos, a través de Jesús, amar a los difuntos y reconciliarnos con ellos, ¿cómo podemos saber que realmente oímos a Jesús más bien que a nuestros propios pensamientos? ¿Cómo sabe una madre lo que su pequeño de tres meses le está diciendo? Ama tanto a su niño que está alerta para cualquier señal de que el bebé necesita descanso, comida, un cambio, movimientos, o sólo su cariñosa atención. Puede que escuche el llanto del niño o que lo vea chupándose el pulgar en señal de hambre, o percibir su cansancio, o tener el presentimiento de que se encuentra en peligro.


Por tanto para escuchar a alguien en oración, me basta con amarlo hasta que tenga la impresión de que está diciéndome o haciendo conmigo.


¿Cómo saber realmente si esto viene de Jesús? ¿Me condujo el difunto más cerca de Jesús, como Moisés y Elías llevaron a Pedro en la Transfiguración? Sé que he estado escuchando la mente y el corazón de Jesús si empiezo a actuar como Jesús. Si mi oración me hace más compasivo, generoso, agradecido, confiado, y me llena de los frutos del espíritu (Gal.5,22), entonces encontré a Jesús en mi difunto amigo. Encuentro a Jesús en el grado en que salgo de mí mismo para amar a Jesús, al Padre, al prójimo y a mí mismo.


La sanación llega cuando entregamos los difuntos en los amorosos brazos de Jesús, y amamos entonces a Jesús y a los que ya partieron con el mismo amor que les puedo llevar a la soledad.


Los autores, comparten una experiencia. "Recientemente estuve con un amigo que agonizaba de cáncer de los huesos. Su familia oraba con él diariamente para que se viese libre del dolor de modo que, en su plenitud mental, pudiese amar a través de su muerte. Sus oraciones fueron escuchadas, y pasó sus últimos días reuniendo a su familia en la reconciliación e incluso planeando su propio funeral. Por las tardes pedía a su esposa que fuese a terminar su formación como enfermera para que pudiese continuar al cuidado de los enfermos con el mismo amor que había tenido para con él. Hoy en día, un año después, su esposa no vive deprimida y desesperada sino que es una enfermera compasiva, y cuyas atenciones tienen mucha demanda. Tiene el don especial de ayudar a los que están a punto de morir, haciendo a un lado sus temores de que el amor termina con la muerte.


A través de cada persona que muere, Jesús espera la oportunidad de preguntarnos lo que le preguntó a María Magdalena, " mujer, por qué lloras?, ¿A quién buscas? (Jn 20,15)


Si le decimos lo que está en nuestros corazones, Jesús nos llamará por nuestro nombre y nos dirá que no nos apeguemos a los seres queridos que se han ido, sino que amemos a quienes amaron. Entonces oiremos con nuestros corazones sus palabras llenas de vida y sanación. "Paz. Como el Padre me envió, así los envío". Reciban el Espíritu Santo. "A quienes perdonen sus pecados les quedarán perdonados. A quienes se los retengan, les quedarán retenidos" (Jn.20.21,23). Cada amigo que ha muerto dice estas mismas palabras esperando que lo perdonaremos y continuaremos con su misión. ¿Qué decimos nosotros?.


1. - Ve a Jesús que te ama. Pídele que te haga presentes a los seres queridos, en el Corazón de Jesús.
2. Comparte con ellos todo lo que sientes, y lo que deseas haber dicho o hecho.
3. Ve a Jesús abrazándolos, y llénalos con la vida que hubieses querido darles.
4. Ve como ellos quieren amarte también. Fíjate en lo que Jesús te dice o te hace, y en cómo los seres queridos te conducen a Jesús.
5. Ve a Jesús y a los demás que te sonríen y te bendicen mientras desaparecen. Termina con esta oración.


ORACIÓN


Jesús, después de tu muerte volviste para decirnos: "Paz. No tengan miedo. Como el Padre me envió, así los envío. Reciban el Espíritu Santo para perdonar y ser perdonados. Tú no quieres que tu amor termine con la muerte sino que continúe a través de nosotros hacia todos los que amaste.


Jesús, te entrego mi amor que me hace estar solo y que llama al que se ha ido para que vuelva. Haz que el dolor me lleve a amar a los que amó y a completar lo que dejó inconcluso. ¿Qué haría si estuviese vivo todavía?. Ayúdame a amar a los amigos que ha dejado y a evitar tenerlos como "amigos", con los que realmente no comparto nada. Jesús, ¿quién necesita el amor que ya no puedo darle?


Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.

ORACIÓN DE RENUNCIA Y LIBERACION

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ORACIÓN DE RENUNCIA Y LIBERACION

En tu nombre Jesucristo, yo (dí tu nombre completo) de manera personal y a nombre de mis antepasados.
Renuncio a satanás, a todas sus fascinaciones, seducciones y mentiras.
Renuncio a toda práctica de brujería, magia blanca, negra, de cualquier color, santería, hechicería o vudú.
Renuncio a toda limpia con huevo, yerbas, bálsamos, vino, sangre o fuego.
Renuncio a todo pacto, reto, sello, alianza o consagración al demonio; a conjuros, perjuros, maleficios e invocaciones diabólicas.
 Renuncio a toda maldición, mal deseo, envidia, odio, rencor, resentimiento, codicia, avaricia, soborno, robo, fraude, despojo o enriquecimiento ilícito.
Renuncio a todo acto de orgullo, soberbia, prepotencia, vanidad y egolatría.
Renuncio a todo rito de iniciación chamánica, espiritista, espiritualista, masonería, filosofía rosacruz, dianética y a toda secta o sociedad secreta.
Renuncio a todo conocimiento de la nueva era, creencia en la re-encarnación, esoterismo, metafísica, meditación trascendental, yoga, a todo acto de curanderismo, a las operaciones espirituales, hipnotismo con regresiones, baños con flores, especies, yerbas, sangre de animales o humana o con otras substancias con fines mágicos.

Renuncio a toda lujuria, aborto, adulterio, homosexualidad, bisexualidad, incesto, violación, pornografía, bestialismo, promiscuidad y prostitución. A todo lo que yo u otras personas hayan hecho ilícitamente para controlar, nulificar o desbordar mi sexualidad.

En el nombre de Jesucristo, renuncio al culto y veneración a la llamada "santa muerte" o al vampirismo, a todo encantamiento, invocación y evocación de muertos, a espíritus custodios, guardianes, cósmicos, protectores, espías, vigilantes, a seres espirituales nombrados "maestros de sabiduría", o a cualquier otro ser maléfico en forma oculta o manifiesta.

Renuncio a todo acto o juego de mediumnidad, a la ouija, al control mental, al manejo del péndulo, a instrumentos para encontrar "tesoros ocultos" o dinero enterrado.
Renuncio también a toda clase de adivinación, sortilegio, lectura de cartas, café y caracoles, a toda forma de astrología, horóscopos o cartas astrales.

Renuncio a los amuletos y talismanes, a las herraduras, pirámides, cuarzos, imanes, agujas, sábilas o ajos con moños rojos, imágenes de santos mezcladas con tierra de panteón, velas y veladoras de colores "curadas", fetiches y representaciones de mi persona de cualquier material y forma que se encuentren enterrados o sean manipulados por mí mismo u otras personas.
Renuncio a toda forma equivocada de "medicina alternativa" que bajo engaños haya ritualizado mi ser al demonio.

En el nombre de Jesús, renuncio a toda comida o bebida mezclada con brujería que haya yo ingerido, y a todo lo que haya sido tirado, rociado o untado en mi cuerpo, ropa, zapatos, casa, trabajo, negocio o cualquier pertenencia u objeto que esté cercano a mí, que haya sido maldecido o consagrado al mal.

En el nombre de Jesucristo denuncio, renuncio y echo fuera de mí a todo espíritu de traición, destrucción, muerte, esclavitud, ausencia de Dios, miseria, mendicidad, soltería, infelicidad matrimonial, viudez, orfandad, amargura, envejecimiento o muerte prematura, persecución, problemas con las leyes o la justicia humana, esterilidad, humillación, rechazo, insomnio, deseos de suicidio, aislamiento, locura, soledad, neurosis, depresión, obsesión, miedo, angustia, debilidad, enfermedades crónicas, invalidez, ceguera, sordera, mudez, falta de olfato, imposibilidad de saborear la comida, insensibilidad, celos, inconformidad, incapacidad para vivir, conseguir o conservar un trabajo, una pareja, un matrimonio o una familia.

En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o de cualquier otra adicción, de mal carácter, de falta de memoria, de falta de control y dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia, envidia, abandono, gula, suciedad, desorden, malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa, de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de interés en la vida, de desprecio a la eucaristía y de aborrecimiento o flojera para tener vida de oración. Corto, destruyo y nulifico los medios a través de los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa, tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya sido.

Renuncio a lo que en forma consciente o inconsciente haya yo hecho o haya sido hecho por otra persona en mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito, buena suerte o pretender saber el futuro, o bien para conseguir el amor y la salud propios o ajenos, o tener dominio y control sobre personas, objetos, animales, lugares, espíritus y fuerzas de la naturaleza.
Nulifico los efectos de cualquier práctica contraria al compromiso adquirido a través de mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a Jesucristo como mi único Salvador, a los Sacramentos, a la Virgen María y a la iglesia católica.
A lo que impida el ejercicio de mi sentido común, capacidad de juicio, entendimiento y voluntad.

Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya intentado sustituir el amor y la confianza de Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde el instante de mi concepción y durante mi vida en el seno materno. Renuncio al mal que me causaron por intentar abortarme: con yerbas, sustancias químicas o con objetos punzo cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo si fui dado en adopción o abandonado sin haber conocido a mis padres biológicos o a maldiciones recibidas durante mi gestación.

Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí por estas causas, la incapacidad para aceptar el amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.

Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud, el respeto y la dignidad que como templo del Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté impidiendo relacionarme con Dios, conmigo mismo (a), con mi entorno en una forma sana, tener una familia unida y un trabajo digno y bien remunerado.

Porque Jesucristo se manifestó para deshacer las obras del diablo: habiendo denunciado, renunciado y echado fuera de mí todos los espíritus del mal, los envío atados y amordazados a los pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.

Habiendo nulificado todos los efectos, causas y consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de Jesús, para que caigan todos los bloqueos, tinieblas y barrer, las que satanás construyó a mi alrededor y le ordenó a todo ser demoníaco que despojó a mi familia o a mí mismo (a), que nos devuelva, lo que nos quitó.

Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.

Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, porque hoy, yo (dí tu nombre completo) les pertenezco para siempre.

A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la reparación de todas las faltas que cometí y enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.

Amén, amén, amén